Vergüenza - ¿cómo superar este sentimiento casi inútil en el adulto? (el factor mínimo)
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 22/03/2018 10:12:03
por Regis S. Mesquita de Oliveira - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
La vergüenza es muy importante en la infancia y fundamental para la maduración de la personalidad. Ese sentimiento obliga al niño a orientar su atención hacia el medio social, pues a esa edad es importantísimo aprender y adaptarse a las normas sociales.
La vergüenza, inicialmente, es vergüenza de los demás, por lo que pensarán o dirán. Vergüenza del juicio de los demás. Es una relación entre el yo y los otros. Cuando los valores sociales ya están aprendidos y "dentro" de la persona (introyectados), la vergüenza también será de uno mismo. Por tanto, la vergüenza sirve, en la infancia, para estimular la adaptación a los valores sociales.
Un chaval se acercó al padre y pidió una mochila nueva. La que tenía era del Hombre-Araña, lo cual le estaba haciendo pasar vergüenza, pues el Hombre-Araña era considerado un personaje de niñitos pequeños, y él quería dejar claro que ya era un preadolescente. La vergüenza hizo más fuerte el sentimiento de inadecuación del personaje con la nueva identidad que él quería crear. Es como si dijese: me muero de vergüenza de que alguien crea que soy un niñito pequeño. Esta vergüenza lo estimulaba a tener comportamientos e intereses diferentes, para adecuarse a lo que socialmente se espera de un preadolescente.
El adulto, teóricamente, ya tiene su mente madura, ya conoce el medio social, ya ha elegido caminos y ha construido identidades. Está más preparado para comprender el mundo y para actuar en él sin necesidad de sentimientos como la vergüenza. En el adulto, la vergüenza debería convertirse en un sentimiento muy pequeño, útil solamente para producir algunas vivencias señalizadoras. Sin embargo, no ocurre así para la mayoría de las personas.
Analizamos un caso real para aprender cómo podemos lidiar con la vergüenza y superarla. Ella estaba casada con un hombre al que encantaba la playa. Esta mujer sentía vergüenza de su propio cuerpo y temía la opinión de los demás al ver su cuerpo en bikini. Por eso creaba todas las dificultades posibles para no ir a una ciudad playera. Esto originaba un conflicto entre ella y su marido. Cuando iba a la playa lo pasaba muy mal. ¿Qué hacer?
La mente de ella funcionaba así: ella tenía un concepto negativo respecto de su propio cuerpo y por eso quería protegerse, ocultándolo. Durante muchos años practicó esta solución. O sea, huyó de la exposición. Optó por protegerse de las miradas ajenas que, según su imaginación, la juzgarían negativamente. Eligiendo esta opción, ella debilitó la mente y reforzó el condicionamiento de los pensamientos negativos.
Un día empezó a salir con un pretendiente y después se casó; con eso el conflicto que estaba oculto se hizo claro. Ella quería acompañar al marido; pero acompañándolo iba a sufrir. Ella no quería sufrir, quería defenderse/ocultarse, suponiendo que así haría menor su sufrimiento. El camino elegido se reveló el peor y el sufrimiento se perpetuó. O sea, para evitar el sufrimiento, ella acabó por hacerlo más grande.
La regla de la vida es esta: la vida es para ser felices, en ella evolucionamos y nos hacemos maduros. Cuando somos neuróticos, inmaduros y poco evolucionados debemos elegir sufrir. Sufrir en el CAMINO ADECUADO, en la dirección correcta.
El paso número uno es definir el factor mínimo. O sea, definir la actitud mínima, la prioridad central, el comportamiento mejor y más adecuado. En el caso de la mujer, el factor mínimo era: "ir a la playa y acompañar a mi marido". Esto es lo que debe hacerse prioritariamente. El factor mínimo sirve para quitar a la persona de la confusión mental que crea al intentar encontrar opciones defensivas que supuestamente harán disminuir su sufrimiento o su malestar.
El paso dos es intensificar la vida. Una vida intensa es aquella en que nos permitimos vivir lo que somos y lo que cultivamos, sin mentira, sin engaño y sin hipocresía. Para esta mujer, estar en la playa en bikini intensificaba su emoción y estimulaba su pensamiento. Esta era la verdad de su vida. Si ella ha cultivado lo malo, en aquel momento va a cosechar lo malo. No sirve de nada esconderse, mentir, engañar, huir.
El paso tres es añadir lo que es noble. El foco de esta persona siempre ha sido esconderse, inventar disculpas y cultivar el concepto negativo respecto de sí misma. Al decidir sobre el factor mínimo ha tenido que enfrentarse a lo que ha cultivado. Sin embargo, en la intensidad de la vida es donde se hace más fácil cultivar lo que es noble. Viviendo en verdad y en buena orientación es posible para ella movilizar, activar y dinamizar todos los sentimientos y pensamientos nobles que serán la puerta de entrada para superar la vergüenza de sí misma. Al intensificar la vida, ella pudo dar más énfasis a sentirse una buena esposa y una compañera capaz de enfrentarse a los desafíos de la vida, una mujer digna que se valora y controla la vanidad.
El sufrimiento, bien orientado, es una bendición para fortalecernos y permitir superar los desafíos de la vida. Debemos en varios momentos elegir sufrir, debemos elegir perder algunas cosas; sufrir y perder en buena orientación es fundamental para que lo noble pueda surgir y la evolución pueda verificarse.
La vergüenza entonces queda sustituida por la autoestima, por la compasión, el cariño y el cuidado hacia uno mismo. El resultado es una conciencia ensanchada y fortalecida.
Regis Mesquita es psicólogo y terapeuta de vidas pasadas en Campinas. (19) 3236-7511 [email protected]
link
Visita el Sitio Caminho Nobre: link