Víctimas de incesto emocional - Parte 2
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:35:26
Traducción de Teresa
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por Silvia Malamud
Descubre si fuiste víctima de incesto emocional y mira cómo no perpetuar ese patrón
Al contrario de lo que se puede imaginar, un incesto emocional no es propiamente una situación relacionada con la sexualidad, no obstante puede incluso tener relaciones en el desarrollo de esa área, pudiendo afectar a todos los involucrados en esa trama.
Incesto emocional es una manera disfuncional de amar que ocurre en muchas familias cuando, por ejemplo, un padre exacerba su relación con la hija de tal modo, que ésta pasa a funcionar como si fuese su esposa. Esto puede ocurrir por la falta efectiva de la madre en el ambiente familiar, pero no sólo: en muchas familias el padre puede elegir su criatura de oro, proyectando en ella su mujer ideal. Del mismo modo que en otras situaciones, existe espacio para que el hijo varón sustituya el lugar del padre ejerciendo sus funciones de autoridad, dictando las normas a seguir, y así sucesivamente.
Ese tipo de comportamiento afecta a hijos de ambos sexos, siendo que uno de los temas más discutidos para que se produzca es la falta de límites por parte de ambos padres, la desconexión de la pareja en sí, la desconexión para con los hijos y una vida automatizada más vuelta hacia fuera que hacia dentro.
En ese sesgo, muchos padres acaban siendo demasiado permisivos, dejando que los hijos duerman en medio de la pareja mucho más allá de la medida, y en un contexto que a menudo activa todavía más la desconexión de la pareja, promoviendo otro tipo de conexiones psicológicas no saludables.
En otras situaciones, cuando se produce un divorcio, por la dificultad en lidiar con la familia fragmentada, algunos padres buscan rehacer la imagen de la familia ideal adaptando a un hijo para la función de marido, padre, esposa o madre.
Cuanto menor la edad, más fácil la instalación del mecanismo del síndrome del incesto emocional. En determinados casos, uno de los padres proyecta en un hijo la expectativa de que éste pueda ser el marido o la esposa perfecta que no han tenido. El problema que es preciso observar es que los niños y adolescentes tienen necesidades emocionales relacionadas con sus edades y el peso de estas demandas suele traer consecuencias devastadoras para la futura vida emocional y afectiva de estos hijos. E incluso cuando aún son adolescentes; no pocas veces recibo en mi consultorio a jóvenes en estados depresivos severos, con pérdida del interés por la vida, los estudios, y por todo lo que les podría ayudar en sus rumbos de vida adulta independiente. Pierden la esperanza de ser ellos mismos por la ardua misión que tienen, de sustituir a los padres.
Otra forma de incesto emocional ocurre también cuando de manera invasiva los padres entran y salen de la intimidad física de sus hijos ejerciendo su poder de autoridad sobre ellos, no respetando sus momentos necesarios de privacidad, por ejemplo, entrando y saliendo a su antojo en sus habitaciones y en el cuarto de baño. Todavía ejerciendo su supuesto poder de autoridad, incluso cuando los hijos ya están en la adolescencia, los achuchan con caricias, permitiendo e invitándoles a dormir juntos, todo ello sin sexo propiamente dicho. Actos que pueden confundir a los hijos en una incómoda duda secreta, terrorífica e impensable sobre la intención de los propios padres y de ellos mismos.
Muchos hijos, por cuenta de cierta lealtad familiar, no se atreven a contarse a sí mismos lo que está ocurriendo, y con ello se van desarrollando en medio de los daños emocionales provocados por esta forma de abuso; otros despiertan, percibiendo que hay algo muy equívoco en esas relaciones e intentan arduamente clamar por la legitimidad de la propia identidad. En ciertos casos, ante los cuestionamientos y las tentativas de imponer límites, algunos de esos padres manipulan la situación insertando culpas, acusando a los hijos de ingratos y de rechazar el amor que ellos les ofrecen. Y como una de las funciones de los padres es la de construir en los hijos el principio de la realidad objetiva, el discernimiento entre lo que está bien y lo que está mal queda bastante confuso, aunque la verdad de los hechos sea una evidencia. Hacer un proceso terapéutico competente en esas ocasiones marca toda la diferencia para que el rescate de recursos internos y la lucidez puedan activarse.
¡Cuanto más despiertos, mejor!
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