Vidas fragmentadas
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 14/03/2016 09:57:48
Autor Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
"La experiencia y comportamiento que reciben el rótulo de esquizofrenia son una estrategia especial que una persona inventa para vivir una situación insoportable". (R.D. Laing)
Ronald D. Laing fue, en el transcurso de su vida, bastante criticado por ciertas corrientes psiquiátricas, principalmente las más clásicas. No obstante, en momento alguno las críticas lograron retirarle el mérito de haber abordado la psicosis con tanto ahínco y profundidad.
Uno de los primeros conceptos presentados por Laing al comienzo de sus estudios sobre la psicosis es el concepto de Inseguridad Ontológica. La Inseguridad Ontológica para Laing sería una experiencia irreal o una sensación de no estar vivo, lo cual conduciría al sujeto a una preocupación central por la auto-preservación (en vez de una preocupación por la auto-gratificación). Fue a partir de este concepto como el autor introdujo el término “el yo dividido”, refiriéndose a la percepción fragmentada que el sujeto psicótico tiene de sí. En esa percepción, el sujeto se cuestiona en cuanto a su existencia, a su esencia y a su identidad.
Analizando ciertas señales y síntomas psicológicos de la psique junto a los conceptos introducidos por Laing, es posible decir que la Inseguridad Ontológica es una creencia mantenedora y alimentadora del embotamiento afectivo y de la postura esquiva frente a las relaciones interpersonales, ya que el psicótico se va “encerrando” dentro de sí mismo, dejando de ser “uno para el otro” para ser “uno para sí”. La idea de ser desintegrado o dividido, se aproxima a la idea de divorcio entre un yo falso, o self falso, y un yo verdadero, que no se manifiesta; permanece reservado solamente para el sujeto. En ese yo (que es dividido) hay uno que es una cáscara y puede ser deteriorado, mientras que hay otro intocable, impenetrable, inalcanzable e inaccesible. A partir de esa conceptuación, Laing defendió que no hay propiedad en hablar de un psicótico cuando no se es uno.
En suma, Ronald D. Laing defendió la psicosis como una manera diferente de existir el sujeto en el mundo, proponiendo un análisis fenomenológico-existencial de los síntomas llamados irracionales en vez de un análisis neurofisiológico del cuadro psicótico. En las obras posteriores a “El Yo Dividido”, estudió y discurrió respecto de los factores sistémicos relativos a la existencia psicótica, tales como los vínculos familiares y los aspectos culturales (y por veces místicos) entrelazados a la temática de la locura.
Planteamiento de Caso
Tras una breve introducción al pensamiento y obra del psiquiatra británico Ronald D. Laing, pasaremos al planteamiento de un caso que contiene sentimiento de inadaptación y sensación de fragmentación. Lo veremos seguidamente.
El joven paciente se queja de que su infancia fue una “bosta”. Las motivaciones para tal afirmación empezaron a formar sentido a medida en que él iba relatando sus experiencias de vida en familia, en que el mudarse de ciudad se verificó al menos nueve veces durante su infancia e inicio de adolescencia.
Su imagen paterna revela a un padre dependiente del alcohol, completamente ausente y distante afectivamente. Cuando tenía tres años de edad, sus padres se separaron, y su madre, pasado cierto tiempo, empezó a convivir con otro hombre. Sin embargo, su padrastro nada añadió de positivo en el aspecto de la afectividad, y la convivencia prácticamente reprodujo la experiencia con la figura paterna, refiriendo haber conocido únicamente “retazos de mi padre” (que era una persona depresiva).
Su niñez fue solitaria, ya que las constantes mudanzas de casa y de escuela no le permitían crear vínculos de amistad o parentesco; “No tuve amigos, jugaba yo solo”.
Hace siete años, con el diagnóstico de depresión vinculado a bipolaridad, abandonó facultad y empleo tras experimentar la primera crisis depresiva que exigió seguimiento psiquiátrico.
Los recuerdos de la figura materna, que es persona bipolar, remiten a la falta de diálogo, participación y afecto: “El día que sea padre no tendré a mi madre como espejo”.
No es capaz de señalar virtudes en su madre y se desahoga: “No consigo vivir con ella. Mi opinión nunca fue considerada porque ella ha sido una madre controladora. Desde niño y hasta hoy, no comparto mesa con ella”.
Sentimientos predominantes en relación a los padres: resentimiento y abandono.
Comentario
El actual sentimiento de inadaptación y la sensación de fragmentación revelan lo ocurrido durante la historia vital de esta persona, o sea, una infancia y adolescencia fragmentadas por experiencias significativas que contribuyeron a que el yo no se estructurase de forma saludable, en que la afectividad, que pasa por la relación parental y se extiende a las relaciones de amistad y de parentesco, prácticamente fue inexistente.
Por tanto, el yo de este individuo presenta fisuras afectivas. Fracturas emocionales que originan un comportamiento retraído, donde el miedo a desafiar a la vida alimenta un proceso en desarrollo: el auto-sabotaje.
La primera experiencia en estado alterado de consciencia expresó la inseguridad contenida en los bastidores de su comportamiento, al mismo tiempo que reprodujo una percepción de división o fragmentación respecto de sí mismo, inserida en el contexto existencial de muchas vidas, que proyectó hacia su interior.
Pese a todo, con independencia de las ataduras psicológicas de su pasado, el reto terapéutico es estimular la re-significación de esa percepción a partir de una nueva visión de la propia potencialidad inserida en un contexto de totalidad, donde el yo sea debidamente valorado en el escenario de la existencia.