Visiones y sueños de la otra dimensión
por Wilson Francisco em STUM WORLDAtualizado em 12/10/2006 12:14:01
Traducción de Teresa - [email protected]
Débora es una colaboradora del site, de entre tantas criaturas que se disponen a conversar conmigo acerca de la vida y sus misterios. Ella narra una experiencia interesante, tras haber leído mi artículo “MUNDO PARALELO: LA LUCHA AÚN NO HA TERMINADO”.
Acompañemos a Débora, en esa incursión suya por ese mundo paralelo:
“He vivido en un barrio, que pese a la aparente tranquilidad, siempre me causaba un miedo indefinido. Sentía una ‘violencia en el aire’, pero no comprendía qué podría ser. Me cambié de allí después de muchos problemas y desentendimientos familiares. Mi madre vive en ese mismo barrio ahora y por ese motivo he vuelto a circular por allí, y ‘veo’ en las calles por donde ando, un escenario diferente y a veces sueño con ese lugar lleno de casas destruidas, quemadas, gente herida, desamparada. Me parece existir allí mismo un barrio de chabolas o un aglomerado de gente muy pobre, con alto grado de violencia. Me quedo pensando si sería algo que ha ocurrido en ese lugar hace mucho tiempo, o será que veo alguna otra dimensión, de ese mismo lugar.
Hoy día ya no existe la tranquilidad que he conocido. Ahora todo está realmente volviéndose muy agresivo. ¿Podría yo ayudar de alguna forma sutil?
Esta multivivencia tuya, o sea, “estar en las dos dimensiones”, se da en función de una cualidad especial que has conquistado. No eres tú la única, hay muchas criaturas que tienen ese “don”, que para los evangélicos es la manifestación del Espíritu Santo; para los espíritas es mediumnidad, pero hay muchas otras definiciones.
Es como si tuvieses un “chip”, que pudiese ser enchufado a cualquier momento, por iniciativa tuya (consciente o inconscientemente) o por interés de “alguien” del otro lado, que recibe o tiene la autorización para poner en marcha el proceso.
Ese ambiente, Débora, que percibes en sueños o por medio de la “visión transdimensional” de que eres portadora, sí existe. Y está localizado en otra dimensión en tiempo y espacio diferenciados. No puede ser tocado, ni visto por todas las criaturas, pero es real y puede interferir en nuestra existencia. Somos todos seres multidimensionales, viviendo en el cuerpo y en la región del Espíritu. Y esta multivivencia está actualmente permitiendo al ser humano el desarrollo de “virtudes” divinas.
Hoy, seres de alta expresión interfieren en la estructura genética de las criaturas, induciendo al universo celular de cada cual a realizar mutaciones que las hagan trascender el cuerpo de carne. Estas mutaciones abren canalizaciones antes conseguidas tan sólo por medio de la acción del Espíritu Santo o de Espíritus Superiores, como he referido más arriba.
Por tanto, aunque tú no seas portador (a) de una facultad mediúmnica o no “recibas” el Espíritu Santo, aún así puedes desarrollar cualidades trascendentales que te permitirán tener acceso a estos “otros escenarios”.
Dicho esto, pasemos a otra parte de la cuestión: ¿Qué puedes hacer?
Si tienes vocación social, un buen camino será establecer programas de apoyo y orientación, organizando, en la comunidad en que vives, grupos de teatro, música, deporte, etc., que actúen para alterar y transformar el ambiente del lugar; los eventos pueden ser llevados a cabo atrayendo a niños y adultos a plazas u otros locales, como salón de fiestas, iglesia, etc. Estas iniciativas podrían contribuir bastante a sanear el ambiente.
Gilberto Dimensten, en la Rádio BCN, el 4 de junio ha dado una noticia importante: desde hacía 45 días no ocurría ningún asesinato en el Jardín Ángela. En 1996 ese barrio fue considerado por la ONU el lugar más violento del mundo. El periodista atribuye este hecho a las actitudes tomadas por la comunidad, liderada por el Padre Jaime, con la participación de las escuelas del barrio y de la policía. Unidos, han emprendido varias acciones, que dieron como resultado esa transformación.
Continuando nuestra investigación sobre el asunto, indagamos: ¿puede cualquier persona interferir en ese “otro” ambiente, que según Débora existía en la atmósfera del barrio antes incluso de los sucesos de violencia? ¿Estaba aquel lugar destinado a ser un barrio violento?
Mis experiencias indican que, por ejemplo, en un lugar donde ha existido un matadero, la atmósfera permanecerá infectada a causa del odio irradiado por los animales abatidos y también por la presencia de vampiros espirituales que absorben la energía de esos ambientes. Tanto las energías de odio, como la presencia de esos Espíritus, plasmarán paineles, telas y campos de energía que podrán interferir durante largo tiempo en aquel lugar. La desmovilización y erradicación de esas energías que existen en ese lugar y se entrelazan con el mundo físico dependen de algunos factores: la construcción de templos religiosos, la creación de plazas bien floridas, lagos, celebración de actos religiosos, musicales, sociales y de amparo social.
Por tanto, a partir de esas experiencias, entiendo que en ese caso citado no ha habido fatalidad, o sea, el barrio mencionado por Débora podría haber sido protegido, evitando que se tornase un lugar violento. Ella “recibió” el recado y seguramente otras muchas criaturas han sido convocadas por el Universo para hacer una intercesión allí. Nada se ha hecho, por lo visto.
Es más, quién no ha tenido, de repente, unas ganas enormes de realizar alguna cosa en su casa, en su barrio. Es común esa intuición. Nosotros somos los arquitectos del Universo. ¿O será que todavía consideramos que Dios, el creador de ese maravilloso mundo, es el que tiene que realizar el Bien y la Paz, a pesar de habernos dotado de un cuerpo, que es una máquina extraordinaria, al que añadió facultades psíquicas de gran alcance?
En verdad, no estamos aquí en el Planeta Azul de paseo, para disfrutar de una jira. Cada uno de nosotros, dentro de su amplitud espiritual es un ser divino, con plena competencia para pensar, sentir y actuar. Cuando la criatura piensa, siente y actúa como un ser divino, se rompen las cadenas, se hace la luz y la Paz se hace plena, en todo y en todos.
En la actualidad, estamos observando dos procesos que merecen nuestra reflexión: la contaminación del ganado por la fiebre aftosa y la gripe aviar. Sin desmerecer la opinión de especialistas y de la medicina, mi entendimiento es que estas dos contaminaciones son oriundas de la energía de la corrupción, de las guerras y de la promiscuidad existencial. Estas actitudes de la criatura humana transforman la atmósfera del Planeta en un campo bastante propicio para la proliferación de virus y bacterias, así como de elementos mutantes que destruyen o hacen inviable la calidad de la vida humana. Louis Pasteur descubrió la existencia de los virus, abriendo para la humanidad un camino de luz para la protección y restauración de la salud humana. Sin embargo, poco antes de morir, hizo una declaración extraordinaria: el peligro no está en los virus, sino en el campo. Esa declaración del gran científico abre una discusión importante. Lógicamente es preciso combatir la fiebre aftosa y descubrir el elemento que causa la gripe del pollo. Sin embargo, la ciencia debe dirigir su atención hacia el campo, es decir, hacia los ambientes que están siendo contaminados, con la devastación de los bosques, con los tóxicos que se vierten a los ríos y la contaminación del aire.
Por otro lado, compete a las religiones y a los políticos, descontaminar la sociedad de actitudes ilegales, corruptas, negligentes que infectan a la humanidad al organizar “campos energéticos” extremadamente propicios a la procreación de virus y bacterias mentales, que incendian corazones fragilizados, desarrollando en ellos el odio; que vacían los cerebros juveniles, para abandonarlos al dominio de la cocaína; que marginan a las almas, encadenándolas a las picotas de la amargura que las corrompen, conduciéndolas al suicidio.
Podéis estar seguros, los que me leéis: No volveremos a tener más tsunamis, cocaínas, crímenes, corrupciones, y Katrinas, cuando permitamos e incentivemos la existencia de otras tantas Déboras, varios Padres Jaimes y tantas otras criaturas que perciban, sientan y tengan actitudes del Bien y de la Paz, para apalancar las almas desfibradas; para restituir el verde vivo y brillante a nuestros árboles y para tornar nuevamente cristalinas las aguas de nuestros ríos y mares.
En algún lugar bajo las estrellas, Dios tiene una tarea para que tú la ejecutes y nadie podrá ejecutarla por ti. Horace Buschell.