Vivir con pasión
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:35:09
Traducción de Silvana Partucci - [email protected]
El estado de pasión es familiar al ser humano. Difícilmente encontraremos a alguien que nunca haya experimentado la sensación de euforia, éxtasis, encantamiento y motivación que el amor proporciona.
La vida gana colores espaciales, todo a nuestro alrededor se vuelve nuevo y reluciente como si estuviésemos acabado de nacer. Si, porque es exactamente en esta condición que llegamos al mundo.
No es muy difícil constatar eso. Basta que observemos un niño bien nutrido no apenas físicamente, sino también afectivamente. Él manifiesta una capacidad de maravillarse a cada instante, con todo y cualquier estímulo que le presentemos.
Mantener esta condición, sin embargo, va volviéndose una tarea difícil, pues somos reprimidos todo el tiempo en la manifestación de nuestra autenticidad. Las reacciones espontáneas y entusiasmadas son vistas de muy mal gusto, incivilizadas, y son, por esa razón, imposibilitadas por nuestros padres y por la sociedad.
Solo conseguimos recuperarla en el momento en que nos enamoramos. Pues cuando el corazón vibra, redescubrimos una sensación maravillosa que había sido totalmente olvidada.
Pero la pasión puede y debe ser vivida no apenas en el sentido romántico. La energía de la vida pulsa en nosotros hasta el último instante, pero muchos infelizmente parecen haberse olvidado de esto completamente.
Entusiasmo y una disposición permanente para disfrutar de todas las experiencias gratificantes que la existencia nos proporciona, son los motores que alimentan la capacidad de extasiarse.
Rescatar estos sentimientos es posible desde que nos re conectemos con lo divino que habita en nosotros. Él es una fuerza intensa y poderosa que nos permite rescatar ese don olvidado, el de vivir en un permanente estado de pasión por la vida.
"Si reprimes tu pasión, te volverás frío, es así que toda la humanidad se volvió fría. Porque la pasión fue reprimida en todos. Desde la infancia tu pasión fue muy reprimida, mutilada. Siempre que comenzaste a volverte apasionado, hubo alguien, tu madre, tu padre, tu profesor, la policía, alguien que inmediatamente comenzó a sospechar de ti. Tu pasión fue controlada, reprimida: "¡No hagas eso!". Inmediatamente te encogiste dentro de ti mismo.
Y, de a poco, se aprende que, para sobrevivir, es mejor oír a las personas que están a tu alrededor, es más seguro. Entonces ¿qué hacer? ¿Qué debe hacer un niño cuando se siente apasionado, cuando se siente lleno de energía y quiere saltar y correr y danzar.y su padre está leyendo el diario? Es basura, pero él está leyendo el diario y es un hombre muy importante y es el dueño de casa. ¿Qué hacer?
El niño está haciendo algo realmente grande -dentro es Dios que está listo para danzar- pero el padre está leyendo su diario y tiene que haber silencio. Él no puede danzar, correr, no puede gritar. Reprimirá su energía, intentará ser frío, recluso, controlado.
El control se volvió tal valor supremo. pero no es un valor.
Una persona controlada es una persona muerta, una persona controlada no es necesariamente una persona disciplinada. Disciplina es algo totalmente diferente. La disciplina viene de la consciencia, el control viene del miedo.
Las personas que están a tu alrededor son más poderosas que tú, ellas pueden castigarte, pueden destruirte. Tienen todo el poder de controlar, para corromper, para reprimir. Y el niño tiene que volverse diplomático.
Cuando la energía sexual surge, el niño está en dificultades. La sociedad está contra él, la sociedad dice que eso tiene que ser canalizado y eso está fluyendo en todo su ser, y tiene que ser cortado.
En las escuelas, ¿qué estamos haciendo? En realidad, las escuelas no son tanto instrumentos para transmitir conocimiento, como instrumentos de control. Por seis, siete horas un niño está sentado allí. Esto es para contener su danza, su canto, para contener su alegría, eso es para controlarlo.
Sentarse por seis, siete horas en una atmósfera similar a la de una prisión, amortigua la energía, el niño se vuelve reprimido, congelado. Ahora no hay transmisión, la energía no viene, vive en lo mínimo, que es lo que llamamos control. Nunca va al máximo.
Los psicólogos son consultados y ellos han reconocido un gran factor en la desgracia humana, que normalmente las personas viven apenas un diez por ciento. Viven diez por ciento, respiran diez por ciento, aman diez por ciento, disfrutan diez por ciento, noventa por ciento de su vida simplemente no es permitida. Eso es puro desperdicio. Las personas deben vivir cien por ciento de su capacidad, solo entonces el florecimiento es posible".
Osho - Dang Dang Doko Dang
