VIVIR SIN MIEDO
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 16/04/2012 11:46:16
por Helena Gerenstadt - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Imaginemos una vida sin miedo. Imaginemos la sensación de vivir en plena confianza y Fe, sin dudar nunca de que lo mejor que podamos imaginar nos llegará, como a todos los que amamos. Una vida así es posible, pero no podrá sobrevenir sin la intención y la devoción para este propósito.
La mayoría de nosotros vivimos la vida con miedo. Tenemos miedo de no conseguir lo que necesitamos, ya sea en amor, seguridad, dinero, amigos, trabajo o conocimientos. La mayoría de la gente toma decisiones basadas en el miedo.
El problema de utilizar el miedo como base de nuestras estructuras vitales es que el miedo no tiene consistencia por sí mismo, porque no sustenta nada, justamente por ser estéril. El miedo es algo extraño, que cierra los corazones y produce nieblas profundas en la mente. Cuando vivimos con miedo no conseguimos pensar derechamente, y así, no vivimos con nuestro potencial.
Lo que realmente interesa es vivir estando bien con nuestro propio “yo”, lo cual puede significar tener que iniciar un trabajo de limpieza interna y tener una relación íntima con lo divino, en la forma que agrade. Cuando estamos bien con nosotros mismos, y en perfecto contacto con la esencia divina, no tenemos nada que temer.
Todos los miedos nacen del miedo a la muerte. Es instintivo en nosotros el querer vivir, pero no podemos negar que deberemos dejar esta forma corpórea algún día. Los cambios interiores también simbolizan una especie de muerte, que es la transformación de una vida para otra.
Vivir con miedo nos distrae del verdadero propósito de nuestra vida y de nuestra existencia en la Tierra. Detengámonos para analizar todos los miedos, que en años de preocupaciones han ocupado nuestra mente; percibiremos que jamás han sucedido. A menudo el destino se encarga de modificar los acontecimientos, ya sea a través de nuestras meditaciones, oraciones o simplemente modificaciones interiores.
En todos los siglos siempre han surgido predicciones de catástrofes, desastres, de la oscuridad y del Juicio Final. Algo de eso sucede y algo no. No se puede vivir la vida basándose en el “quizá”, que sería un triste desperdiciar del potencial humano. Cuando enfocamos nuestros pensamientos y energías en la divinidad de la vida, el Todopoderoso, empezamos a sentir su omnipresencia y el miedo se evapora.
Somos una expresión de Dios con forma y, por tanto, no debemos sentir miedo. Hay personas que son felices con sus dramas y se aburren cuando están en paz. Quizá vivir en la incertidumbre les haga sentirse más vivas. Cada persona “hace” sus emociones. Hay mucho trabajo que hacer, por los más humildes o por nuestro Planeta. Primero hemos de buscar tiempo para interiorizarnos, centrarnos y tener una experiencia personal con lo Divino. Después debemos hacer amistad con nuestros temores y miedos, para comprender lo que ellos quieren enseñarnos.
Vivir la vida con amor y fe no crea espacio para miedos y dudas constantes. Vivir la vida en el presente, con la intención consciente de amor y de honrar a todos y a todo lo que nos rodea, nos hará amarnos y honrarnos a nosotros mismos.