¿Y cuando no somos amados?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 29/07/2009 15:57:07
por Maria Silvia Orlovas - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
El amor es algo tan natural y tan necesario en la vida humana que no hay quien no sufra a causa de él. A decir verdad, me parece que primordialmente no debería ser así. Creo que Dios, como energía a la cual podemos llamar Padre y Madre, no nos ha concebido para sufrir por amor. De Él, entidad cósmica, principio universal, lo recibimos todo. Un cuerpo para experimentar la evolución del alma, desafíos para ayudarnos a romper límites y crecer… en fin, Dios nos ha dado el bien y el mal precisamente para nuestra evolución.
Entonces ¿por qué permanecemos presos a los procesos de desamor?
¿Por qué se hace tan pesada la vida cuando no nos sentimos comprendidos o amados?
¿Por qué Dios se pone tan distante, como un Padre verdugo? Mejor dicho, esa energía divina que está dentro y fuera de nosotros, que ha creado todo el universo, cuando nos sentimos sin amor, se convierte en padrastro y no en padre.
Veo aparecer constantemente en terapia esos sentimientos profundos de abandono, por ser una fuerza, una creencia que está pulsando en el inconsciente de mucha gente y por consiguiente, construyendo algo así como una proyección en la vida de las personas. Observo que es más fácil no sentirse amado, que sentirse pleno de amor. Incluso en la familia, con nuestros seres queridos, desgraciadamente, el desamor es una constante.
No es que considere que las personas no se aprecian unas a otras, pese a que algunas veces las cuestiones kármicas hacen acercarse almas con sentimientos opuestos. Creo en el amor familiar y creo que todo el mundo quiere sentirse amado y aceptado, a pesar de su condición de joven hijo, padre anciano o hermano un poco rebelde. Todo el mundo quiere ser amado, encontrar la pareja perfecta, desarrollar intimidad y amor, pues el amor es el gran bálsamo de nuestra existencia. Entonces, ¿por qué es tan difícil encontrarlo?
Vanesa es una muchacha sensible, jefa de cocina, con buena evolución en su carrera y con una vida personal rica en afecto. Ha acudido a mí para comprender la falta de afecto entre ella y su hermana. Casada por segunda vez, había logrado mejorar la relación hombre-mujer, que ya había sido difícil en el pasado, pues dijo que para poder salir de casa de sus padres – ya que la familia vivía en desarmonía – se había casado con su primer novio.
No haberle salido bien su primer matrimonio fue para esta muchacha un desafío que superó con mucha fe en la vida, y dedicándose al desarrollo de su espiritualidad. Hizo muchos cursos, participó asiduamente en grupos, hizo caridad; en fin, se dedicó al prójimo y, en el fondo de su alma, siempre mantuvo la fe y la esperanza de encontrar un amor verdadero. Con todo, no logró atraer esa felicidad a sus lazos familiares y siempre se ponía triste por estar distanciada de su madre y hermana, que eran muy diferentes a ella.
En la sesión de Vidas Pasadas, apareció un episodio en que ella, muy joven y guapa, cultivaba una gran amistad con otra chica de su misma edad, notando Vanesa que se trataba de su hermana en esta existencia. Esa amistad había ido muy bien hasta que ambas contrajeron matrimonio, casándose Vanesa con un hombre mayor y rico, y su amiga con un joven de condición más modesta. Con el transcurso del tiempo Vanesa acabó por enamorarse del marido de su amiga y huyó con él. Su entonces marido se entregó a la bebida y su querida amiga perdió completamente la autoestima, pues había sido traicionada por dos personas que apreciaba mucho: su amiga/hermana y su marido…
¿Qué hacer con todas estas informaciones?
En primer lugar, Vanesa tuvo claro que su hermana era un caso de rescate del pasado y que aunque hiciese de todo en esta vida para vivir en paz y armonía, no era afortunada en su intento porque no todo dependía de su buena voluntad.
A veces, amigo lector, de hecho no todo depende solamente de nosotros… no depende de actitudes y elecciones racionales y tampoco de actitudes generosas y gentiles por nuestra parte.
Incluso personas íntimas pueden ser desafectos de nuestro pasado, con un saldo que cobrarnos, y nos cabe a nosotros hacer lo que sentimos que tenemos que hacer por el otro, como en el caso de mi cliente, que buscó un empleo a su hermana y le ayudó pagando la escuela a sus sobrinos, ya que ésta no ganaba lo suficiente. Se trataba de una deuda del pasado e, incluso sin ser reconocida, ella continuó ayudando.
La actitud curativa de este y de muchos casos es practicar el bien sin esperar retorno; porque sentimos que tenemos que hacerlo; porque somos felices en momento en que lo hacemos sin esperar reconocimiento por nuestros lindos actos de amor. Pues esto es lo que significa ser un instrumento de lo divino cuando la energía del amor pasa por nosotros. Si hacemos esto con el corazón abierto, conscientes tan solo de que se trata de la actitud correcta, ese amor nos colmará y el flujo amoroso vendrá a continuación en su plenitud.
De forma práctica, le aconsejé a Vanesa que no se sujetase a las actitudes negativas o a la desarmonía de su hermana. Le expliqué que existe una familia carnal que no siempre es nuestra familia de alma, y que si ella lograse abrir mano de la expectativa afectiva, se sentiría mejor, más ligera. Porque frecuentemente las almas no están en el mismo plano evolutivo y precisamente por eso no comprenden las cosas y los acontecimientos de la misma forma. Así, ser amable y gentil era algo natural para Vanesa, que mantenía esa actitud para con todas las personas, pero eso no era lo bastante para su hermana.
Cuando analizamos algo en nuestra vida debemos abrir la mente y ver más allá de las apariencias, porque no siempre es tan malo cuanto imaginamos. Si no somos amados por alguien ¿qué hacer sino aceptar que eso es así, y permitir que el amor venga de otras partes?
Ciertamente, el universo tiene otras formas de suplir esa energía. A veces, esos rescates son muy dolorosos, pero incluso en ese dolor la mano de Dios está amorosamente conduciéndonos hacia la evolución y el amor mayor, que es el incondicional.