Y tú ¿qué flor eres?
por Rubia A. Dantés em STUM WORLDAtualizado em 29/12/2007 14:47:40
Traducción de Teresa - [email protected]
Érase una vez una pequeña semilla de girasol que fue puesta en la Tierra con otras semillas de todos los tipos de flores y frutas... pero ninguna sabía de que especie era... ni siquiera si era una semilla de flor o de fruta...
Y todas habían aprendido desde pequeñitas a comportarse y a seguir patrones adecuados a una especie de planta que daba flores de plástico y frutas de isopor... y habían aprendido que si procediesen así serían felices para siempre...
Esa planta, que todas aprendían que eran, ni siquiera existía... pero fue creada para facilitar el control sobre aquellas semillas...
Esas frutas y flores, que las semillas habían sido enseñadas a producir, al principio realmente parecían muy sabrosas y bonitas... y casi todas las semillas se esforzaban al máximo para conseguir seguir al dedillo las reglas de cómo producir buenos frutos y flores y ser una semilla lograda...
No imagináis la confusión de una pequeña semilla de girasol, que tan pronto empezó a salir de la tierra quería en seguida volverse hacia el sol, como era de su naturaleza...
Fue reprendida... e incluso castigada... aprendió que no era elegante para una joven semilla ponerse a mirar así tan descaradamente para el sol... podía sentar mal... ser mal vista...
Debía ser como todas las semillas obedientes... aprender todo lo que le enseñaban y empezar pronto a producir...
Y ella hacía un esfuerzo enorme para no mirar para el sol... para ir contra su propia naturaleza... pero como era todavía muy inexperta y dependía de aquellos que le enseñaban y alimentaban... acabó olvidando sus deseos de mirar al sol...
Durante algún tiempo se portó muy bien... como una semilla bien educada... y producía lindas flores de plástico y lindos frutos de isopor... y hasta creyó que era una planta de esa especie... e incluso pensó sentirse feliz...
Pero por más que produjese aquellas lindas flores de plástico, que a esas alturas ya no le parecían tan lindas, y aquellos apetitosos frutos de isopor, que también a esas alturas ya no tenían ningún sabor... la pequeña semillita... que había nacido girasol y ahora era de aquella especie de planta... se sentía infeliz e inadecuada... sin saber por qué... si hacía todo cuanto le habían dicho que la haría feliz, y producía las flores y frutos con perfección...
¿Qué podría estar equivocado?
Esto no es más que una fantasía... pero, y tú ¿has descubierto ya qué flor eres?
(CONTINUACIÓN)
¿Qué flor eres tú?
¿Qué podría estar equivocado?
Y la semillita de girasol, que ahora ya era una planta crecida... se fue poniendo triste...
Cada vez más triste... y se fue quedando sin vida...
Y entonces ya no producía tantas flores y frutos...
Y fue en ese estado de profunda tristeza, cuando un día, un pajarito que pasaba por allí, encontró a la planta que un día había sido una semillita de girasol... y le susurró al oído:
- Yo tengo la solución para tu tristeza...
La semillita, que ya estaba sin esperanzas, escuchó aquello y le pareció extraño aquel pajarito que parecía tan diferente de los otros... y una lucecita de esperanza empezó a brillar...
Y el pajarito continuó:
- Yo soy un colibrí y me paso la vida besando las flores, que a cambio me dan un alimento dulce... agito mis alas muy rápidamente... me quedo casi parado en el aire... soy muy feliz... porque soy un colibrí... me acordé de esto y paso la vida siendo un colibrí...
- ¡Para!!!
Gritó la semillita asustada...
- Pareces un loco hablando así... y volando de esa forma... tú no sabes que todos los pájaros son iguales y han venido para volar, cantar y diseminar las semillas... ¡y obedecer!!!
- ¿Qué historia es esa de colibrí... de quedarte parado en el aire?
Y el colibrí le dijo muy bajito:
- ¡El secreto es que descubras qué flor eres tú!
Y se marchó agitando sus alitas muy rápidamente.
La semillita sintió alguna cosa allá en lo más hondo de su corazón... parecía un recuerdo... o una añoranza... y sintió su cuerpecito de planta contorcerse un poco hacia un lado...
Se asustó... y se sintió culpable de haberse girado así... porque recordó que una vez había sido castigada por eso...
Pero algo estaba sucediendo y su corazón latía cada vez más fuerte... y ella fue girándose y sintiendo un tipo de emoción que nunca había experimentado antes...
¿Qué estaba su cuerpo tratando de mostrarle...? ¿qué emoción tan fuerte era aquella?
Pese a todo el miedo y a toda la culpa de estar procediendo contra todas las reglas, la semillita se giró y miró hacia arriba...
Y vio el Sol...
Y se acordó... se acordó de quién era y de lo que había venido a hacer...
Empezó a sentirse viva... vibrante... diferente... pero un diferente muy bueno de sentir...
Las flores de plástico y los frutos de isopor dieron lugar a una linda flor amarilla que parecía el propio sol y que miraba para él siempre que él pasaba...
Y la semillita estaba feliz... pero tan feliz, que todas las plantas a su alrededor empezaron a querer saber qué flor eran...
Y esto marcó toda la diferencia...