¡Yo elijo la vida!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 17/03/2013 08:12:32
por Teresa Cristina Pascotto - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Muchas son las creencias negativas que arrastramos respecto de la vida. Traemos en nuestro inconsciente muchas memorias de experiencias de vidas pasadas, en las cuales, siempre que nos sentíamos verdaderamente "vivos", expresando nuestra luz, en la fuerza de nuestra alma, algo terrible, duro y destructivo nos ocurrió. En otras experiencias, al sentirnos en la fuerza de nuestra alma, el ego se adueñó de esa fuerza y abusó del poder, causando muchos males a otras personas. Nuestro nacimiento en esta vida ya nos trajo sensaciones que nos remitieron a esas memorias. Mientras estamos en el vientre materno, estamos seguros y nutridos, pero al nacer, entrando en la dualidad de la tercera dimensión, inmediatamente esa sensación de seguridad deja paso al sentimiento de abandono y ya sentimos el fuerte impacto de la negatividad presente, incluso ante las sonrisas que nos reciben, ya sentimos la fuerza de la negatividad oculta en cada ser. Llegamos en la expresión divina de nuestra alma, llenos de amor y luz, pero todo lo que sentimos es negatividad, no hay amor verdadero en la tercera dimensión, tenemos la sensación de que nuestra luz hace daño a los demás, que nuestra vida intensa está causando malestar y "sensación de muerte" a los que nos reciben. Arrastramos esas sensaciones durante toda nuestra vida, y potenciamos la creencia preexistente de que no podemos brillar ni vivir con intensidad y vitalidad, no podemos vivir, únicamente podemos sobrevivir, de lo contrario, sufriremos y seremos rechazados y excluidos.
Las asociaciones automáticas e inconscientes que hacemos con relación a estar "llenos de vida" son muy negativas. El mandato interno de "protección" es: ¡NO seas un ser viviente, sé tan sólo un superviviente!
Para protegernos de los peligros de la expresión de nuestra luz, creamos un sensor interno que detecta cualquier señal de vida más intensa dentro de nosotros, y siempre que empezamos a sentirnos más vivos, inmediatamente un sistema de bloqueo del flujo vital es activado dentro de nosotros, conduciéndonos a un estado de apatía, indiferencia, alienación, morbidez y, en casos más graves, el deseo de morir. Cuando ese mecanismo falla y aun así continuamos buscando la fuerza de nuestra alma, el ego crea interacciones con el mundo en una tentativa de garantizar la falta de vida en nosotros. Es en este proceso donde el ego va haciendo que partes de nuestra alma huyan, se pierdan o sean capturadas, explotadas y hechas prisioneras por otras conciencias. Poco a poco, nuestra alma se va fraccionando y debilitando.
No obstante, pese a todos esos mecanismos de "defensa" que el ego crea y perfecciona a lo largo de los años, todavía conservamos buena "parte" de nuestra alma en nosotros, que, aunque embargada por el ego, tiene su esencia vital y está siempre intentando traer de vuelta sus partes perdidas e intentando expresarse y volver a vivir de verdad. Cuando buscamos el despertar de la conciencia, para terror del ego empezamos también a tener un deseo intenso de sentirnos vivos, aunque no tengamos conciencia de esa condición interna de "ausencia de vida real", el ama nos impulsa y sentimos su fuerza, experimentando una sensación de "vida", como una "degustación de vida", que nos induce a buscar más vida. De alguna forma, sabemos que lo que nos mueve ahora es la voluntad de vivir. Por más que el ego quiera sabotear esto, haciéndonos sentir siempre deseos de abandonar e incluso de morir, esa fuerza empieza a aumentar.
Perseverando en el camino del despertar, poco a poco vamos logrando traer de vuelta partes de nuestra alma, al mismo tiempo en que ésta comienza a libertarse un poco más de las garras del ego, y el deseo de vivir se intensifica. ¡Como siempre, el ego cae en la desesperación y crea recursos para embargarnos, haciendo el juego contrario, abocándonos a situaciones que siempre nos llevan a querer abandonar!
Cuánta más conciencia y deseo de vivir en la "realidad real" tengamos, más condiciones crea el ego para bloquearnos, aunque eso nos ocasione perturbaciones, frustraciones, dolores y sufrimientos, el ego entra en el "todo vale", haciéndonos abandonar. Querer abandonar forma parte de toda jornada interior en la búsqueda de la auto-transformación. Tenemos que aceptar que eso es así, y pronto superaremos el deseo de desistir y fortaleceremos la voluntad de VIVIR. El ego no es malo, sólo ha olvidado su origen, él cree de veras que nuestra luz nos trae maleficios, todo lo que quiere es protegernos frente al sufrimiento; por su ignorancia intenta impedir el poder de la vida en nosotros.
Si lo que queremos es VIDA, debemos mantenernos firmes en nuestro propósito de volver a vivir, aunque tengamos que enfrentarnos a fuerzas contrarias del ego, sin que nos importen cualesquiera condiciones que él origine, sino proponiéndonos pasar por lo que tengamos que pasar. Cuando finalmente lleguemos a comprender que el problema no está en el "mundo contra nosotros", sino en el "ego contrario al alma", quitaremos el foco del mundo y lo situaremos dentro de nosotros, sumergiéndonos aún más profundamente en nuestro inconsciente, en busca de nuestras verdades ocultas y de la liberación de los dolores acumulados en nuestro cuerpo emocional. Con los ojos vueltos hacia nosotros, todo lo que nos ocurra en la interacción con el mundo, sabremos que serán únicamente recursos que nos conducirán a la profundización en nuestro ser. En esa búsqueda de concienciación de la realidad interior y de la purificación de nuestro inconsciente, naturalmente daremos más fuerza y poder a nuestra alma, que pasará a guiarnos con más libertad de expresión, aportándonos más sabiduría para lidiar con el ego, reconduciéndolo poco a poco a su estado original: protector y conductor del alma.
Entrando en sintonía consciente con nuestra alma, naturalmente sentiremos la fuerza de su voz que nos arrebatará al encuentro de la luz, diciéndonos firmemente: ¡YO ELIJO LA VIDA, YO QUIERO VIDA, YO SOY VIDA! ¡Y así la seguiremos, buscando vida, deseando vivir intensamente, afrontando lo que sea preciso para rescatar nuestro derecho a la vida y a la expresión máxima de nuestra LUZ!