¿Tú sabes cuál es tu misión de vida? ¿No tienes ni idea? No es muy difícil de saber. Piensa, en qué campo de tu vida estás más agotado o agotada. Trabajo, hijos, amor, sobrecarga de tareas, la mediumnidad descontrolada, salud, paz. Bueno, no quiero enfatizar los problemas, todo lo contrario, retira esas cuestiones de tu mente ahora, vamos a intentar hacer el camino inverso, vamos a empezar por lo más fácil.
¿Qué es lo que te realiza de verdad? Leer, escribir, charlar, encontrarte con amigos, participar en tareas edificantes como una buena charla sobre temas espirituales, o ayudar al prójimo, no es preciso que sea con dinero, sino principalmente con el corazón, tal como enseñar a otros a leer, evangelizarlos (sea cual fuere tu religión), hablar de Dios, de Jesús, estar al lado de un amigo o un familiar en momentos difíciles, no hace falta decir nada, solo es para que sepa que estás ahí. O bien ir a los hospitales a llevar algo de alegría a los pacientes terminales.
Si ejecutas estas u otras tareas de corazón, eso ya es tu misión. Felices aquellos que ya comprenden parte de ella. Es misión divina, esa que todos poseen, pero pocos se disponen a llevar a cabo. Extremadamente gratificante para cuerpo y alma, pues cuando se ayuda de corazón, o se asume lo que viene del espíritu transformándolo en acción, es casi como un poder sanador, es una vía de doble sentido; al ayudar estoy ayudándome a mí misma. Y solamente quienes lo practican de modo verdadero sienten sus efectos bienhechores. Es la energía del bien, multiplicada cuando retorna a ti. Este es uno de los únicos, verdaderos y más potentes misterios, energía, magia o el nombre que se le quiera dar, del Universo.
Esta es la verdadera y más poderosa alquimia que existe. Se sabe de otras, pero no tan salutíferas, sencillas, sutiles y transformadoras como estas. Trata con el bien y serás recompensado. Esta es la primera misión, algunas algo distintas de otras, unos son poetas, actores, comediantes, payasos, echan las cartas, son médicos, ayudan a un mendigo solo con mirarlo, algunos abrazan todo el tiempo (¿has visto eso? – yo sí), un padre estupendo, un hijo ejemplar, una madre solícita. Enhorabuena a aquellos que saben un poco de su misión divina, y para los otros que están buscándola, fuerza de voluntad y determinación; y para aquellos que no leen estas palabras, es preciso tener mucha fe en uno mismo, pues todavía estás vacío, buscando algo externo que te llene. ¡Dios mío! Son muchos… por eso tanta droga, sexo desenfrenado, desesperación, enfermedades inexplicables, robos, etc.
Aún hay otra misión, que muchos nombran como la desgracia en sus vidas; esta es la misión personal de cada uno, quizá la más dolorosa para el momento que muchos viven. Explicándolo mejor, después del aprendizaje terreno, en el mundo de expiación, aspiramos a orlas o mundos más evolucionados espiritualmente hablando, pero eso no quiere decir que ya no habrá más obstáculos. Informo de que la Tierra aún es un peldaño, de los muchos que subiremos. La misión divina es subsecuente a nuestra misión particular, aunque ambas puedan caminar juntas.
Debido a la transformación de nuestro mundo de expiación en uno de regeneración, muchos son los casos en que estas misiones caminan en paralelo, y de hecho puede ser algo difícil administrarlas, pero no imposible, pues nada sucede por casualidad; al igual que todo lo que recibimos en la vida, sea bueno o malo, nunca será más de lo que podamos soportar.
Entonces, debido a la transformación de la Tierra y la aceleración de aprendizaje que necesitamos, algunos seres humanos están casi entablando una batalla consigo mismos (misión particular), con su misión divina, o solo con una de ellas. Pero no te desesperes, esto es solo una constante como todo en la naturaleza, relájate, respira, acéptalo y ten fe. La Naturaleza es muy sabia, acepta aquello que no se puede cambiar y deposita total confianza en su Creador. ¿Por qué enfrentarme si puedo ir a favor de la corriente? ¿Has intentado nadar contra corriente? Llega un momento en que no quedan fuerzas y serás arrastrado por ella, aunque puede ocurrir que te lleve a un lugar más seguro que antes.
¿Aún no sabes lo que es una misión personal? Un ejemplo: ¿durante varios años has intentado tener hijos sin conseguirlo? Hay una señora que ha venido y ha adoptado a los niños del orfelinato como si fuesen propios. ¿Y me vas a decir que esto no es maravilloso? ¿Todavía te parece que no? No pasa nada, te queda toda la vida para comprenderlo. ¿No se han cumplido tus planes como tú querías? ¿Vas a llorar como un niño, o vas a participar en la vida, poniendo una pizca de alegría aquí, allá, y más entusiasmo por ti y por el prójimo? ¿Difícil? No lo es, cuando dejemos de mirarnos como víctimas y transformemos nuestro mundo. El momento es ahora, todos sin excepción estamos aquí para ser felices, con independencia de lo que hagamos, de lo que seamos o de dónde nos hallemos, se cosechará lo que se haya sembrado.
Todos somos seres divinos, tenemos fuerza y energía para transformar nuestra vida, aunque haya cuestiones que no podamos cambiar por el momento, basta querer, dejar-se sentir, cambia tu punto de vista y tu reacción; no te retraigas, solo observa, aprende y arriésgate a hacer las cosas de otra manera. Pero cuando lo hagas, hazlo pensando siempre en el bien. Es seguro que tendrás éxito y estarás orgulloso de ti mismo.
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