¿Qué es realmente la cura? ¿Es posible alcanzarla? Hahnemann, el creador de la Homeopatía, en su libro “Organon del Arte de Curar”, libro de texto básico y fundamental, nos dice en su primer párrafo: (#1) “La más elevada y única misión del médico es restablecer la salud en los enfermos, que es lo que se llama Curar”. Siendo así, ¿qué será lo que debemos tratar a fin de alcanzar la cura? En el #7 él nos dice: “…en suma, la TOTALIDAD de los síntomas debe ser, para el médico, la principal, la única cosa que él debe ver en cada caso de enfermedad, y alejarla mediante su arte, a fin de curar la enfermedad y convertirla en salud”.
Poniendo un ejemplo práctico: un paciente con una queja física, ya sea un síntoma digestivo, una erupción en la piel, una jaqueca, etc. Durante la consulta, notamos alteraciones de orden emocional y conductual, como por ejemplo, miedo al tomar decisiones, timidez, falta de confianza en sí, agresividad, etc., sin que el paciente se refiera a estas alteraciones como síntomas que han de ser tratados. ¿Será que al tratar solamente el síntoma físico, este individuo podría considerarse curado? Lo opuesto también es válido, cuando priorizamos los síntomas mentales, dejando de lado otros de orden físico, que también traen sufrimiento. Veamos el #8: “No es concebible, ni puede ser demostrado por experimento alguno en el mundo, que, removidos TODOS los síntomas mórbidos, y todo el conjunto de los accidentes perceptibles, reste, o pueda restar, cualquier otra cosa aparte de la salud, o que la alteración mórbida en el medio interno permanezca sin haber sido destruida”.
Sabemos que para modificar una conducta personal hace falta concienciación, auto-conocimiento, y principalmente voluntad. El remedio homeopático no transforma a nadie. Él proporciona el equilibrio para llegar a ese estado, armonizando cuerpo, mente y energía, situación que perdurará mientras así lo deseemos, sintiendo, pensando y actuando correctamente, siempre de acuerdo con nuestros valores personales. Es corriente observar esto en nuestra práctica. Si, por otra parte, volvemos a actuar y a pensar como antiguamente, dejándonos influir por los miedos, las viejas costumbres y los acontecimientos de la vida cotidiana, sin respetar nuestros valores y límites, los síntomas volverán.
Nuestra misión es ofrecer a los pacientes aquello que Hahnemann nos expone de modo sublime en el #9, en mi opinión uno de los más bellos del Organon: “En el estado de salud la Fuerza Vital inmaterial que dinámicamente anima el cuerpo material reina con poder ilimitado y mantiene todas las partes del organismo en admirable y armoniosa actividad, tanto en lo que concierne a las sensaciones como a las funciones. De este modo, el espíritu dotado de razón que existe en nosotros puede disponer de tales instrumentos vivos y sanos para alcanzar los más altos fines de nuestra existencia”. Quizá en esto resida el secreto de la vida que todos buscamos: vivir con salud, paz, amor, armonía, consciencia, tranquilidad, creando algo bueno y cumpliendo nuestra MISIÓN en la Tierra. Así, cuando nos vayamos, pasando a otros planos, podremos partir con la certidumbre de que hemos dejado algunas simientes plantadas, que florecerán y transformarán este mundo, al menos un poco.
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