Mucha gente todavía cree que ser madre es seguir sufriendo en el paraíso. De cierto modo, no deja de ser verdad. Después de todo, este papel exige responsabilidades, que sólo quien cría un hijo y asume su desarrollo, ya sea en la barriga o en el corazón, sabe entender. Sin embargo, es necesario derrocar esta idea, de que no exista un lugar para las madres que estén aquí en este planeta, con todos los privilegios y obligaciones que esto pueda significar. Porque por más que los tiempos hayan cambiado, aún existen los que siguen insistiendo en colocar a las madres en un lugar poco realista; o mejor dicho, en un lugar surrealista.
Ser madre es ganar en muchos aspectos. Si realmente, en muchos aspectos. Pero, también es continuar siendo gente, humana, imperfecta, en busca de alegrías y de realizaciones. Un hijo no completa todos los vacíos, como muchos adoran escribir en poesías. Y esto significa que las madres son mujeres con necesidades iguales o al menos parecidas a las que no lo son todavía.
Esto incluye los sentimientos, claro está, de gratitud de poder ejercer este papel de madre, pero también, los deseos, carencias, confusión, conflictos internos, miedos, entre otros. Tenemos necesidad de ser cuidada, de ser vista, de realizarnos profesionalmente. De cuidar de nosotras mismas, de nuestra belleza, de nuestro cuerpo. En fin, de ser amada, de tener un noviazgo y vivir un gran amor.
Sin embargo, muchos olvidan estos detalles; y peor aún, se olvidan de las madres que no se casaron, o que llegan a separarse o llegan a ser viudas. Las personas tienden a creer que el papel de madre compensa todos los demás. Pero, no es así, no compensa, al menos, en la mayoría de los casos. Y que bueno que esto sea así.
Que bueno que los hijos no tienen que cargar con este peso, con esta responsabilidad. Excelente que los hijos puedan ser hijos. Y que las madres puedan ser madres. Pero al final, todos, madres e hijos siguen siendo, sobre todo, personas. Personas que desean ser felices, en todos los ámbitos y sentidos de la vida. A las madres que, por cualquier razón, se sienten presionadas a renunciar a la búsqueda de su felicidad; o las que están literalmente, prohibidas por sus hijos u otros familiares, de intentar volver a empezar, de arriesgar nuevas amistades, nuevas relaciones o nuevos amores, me gustaría tener el poder de oficializar lo que llamaría de carta de manumisión.
Siendo así, deseo que en el día de las madres, todas aquellas mujeres puedan sentirse libres de cualquier exigencia inadecuada. Que, siendo madre y responsable por este papel, puedan vislumbrar un nuevo enredo en su vida, o quien sabe, un nuevo amor... y que puedan, principalmente, ser reconocidas como mujeres especiales, así es: mujeres que dieron a la luz a personas tan iguales como ellas. Pero, que de cualquier mérito que puedan merecer, que puedan también equivocarse, empezar de nuevo, apostar una vez más y que puedan encontrar en los brazos de sus hijos y de todos aquellos a quien ellas tanto aman, el apoyo para que sean solamente, y sobre todo, ellas mismas! ¡Grandes mujeres! Almas en busca de otras almas...
Rosana Braga é Especialista em Relacionamento e Autoestima, Autora de 9 livros sobre o tema. Psicóloga e Coach. Busca através de seus artigos, ajudar pessoas a se sentirem verdadeiramente mais seguras e atraentes, além de mostrar que é possível viver relacionamentos maduros, saudáveis e prazerosos.
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Publicado por Rosana Braga
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