Todos aquellos que se inician en el camino del autoconocimiento y llegan a la práctica de la meditación saben que la mente es lel principal obstáculo en esta jornada.
Rápidamente descubren que cuanto más luchan para silenciarla, más fuerte se presenta el torrente de pensamientos. Algunos maestros del Oriente suelen decir que la mente es un caballo salvaje, imposible de ser domado, pues, cuanto más intentamos tener dominio sobre él, más este se rebela y huye de nuestro control. ¿Cómo hacer, entonces, para conseguir que silencie el flujo de pensamientos? La mente es especialista en trucos, por esta razón precisamos recurrir al mismo método para hacer que ella deje de estar en el comando.
El secreto es parar de dar energía a la mente, y esto solo es posible cuando cambiamos el foco de nuestra atención. Al revés de identificarnos con los pensamientos, emitiendo juicios sobre estos, debemos asumir la postura del observador sentado en el borde de una ruta, mirando los automóviles que pasan. Él siempre está allí, solo que sin identificarse con lo que ve.
Este ejercicio, cuando practicado continuamente, hará con que los pensamientos se vuelvan cada vez más escasos, hasta que desaparezcan y quede en su lugar apenas el silencio, el vacío. Es en este momento que una nueva dimensión de nuestro ser comienza a ser tocada, sin que sea necesario cualquier tipo de esfuerzo o lucha. La relajación total y la ausencia de expectativas y deseos es el secreto para que adentremos en la dimensión de la consciencia.
De a poco, este estado de paz se volverá cada vez más constante y los insights intuitivos pasarán a ser parte de nuestro cotidiano, algo natural como siempre debería haber sido. La única manera de liberarse del sufrimiento, es entender que la mente y el ego son aspectos de nuestra naturaleza sobre los cuales precisamos tener dominio total, y no lo contrario. Pero esto solo será posible si nos disponemos a asumir la posición de maestros de nosotros mismos, sin depender de nadie más.
…Tus pensamientos tienen que comprender una única cosa: que no estás interesado en ellos. En el momento en que hayas afirmado esto, tendrás alcanzado una gran victoria.
Simplemente observa. No les digas nada a los pensamientos. No los juzgues. No los condenes. No los mandes irse. Déjalos hacer lo que quiera que estén haciendo, cualquier tipo de gimnasia, déjalos hacer, simplemente obsérvalos y disfruta. Se trata de una bella película. Y te sorprenderás: simplemente observando, llega un momento en que los pensamientos no están más presentes, no habrá nada para observar.
Esa es la puerta que he llamado nada, vacío. Por esta puerta entra tu verdadero ser, el maestro. Y ese maestro es absolutamente positivo, en sus manos, todo se transforma en oro.
…Así, puedes no hacer nada directamente con la mente. Tendrás que dar unas vueltas, primero tienes que traer al maestro hacia adentro. Está faltando el maestro y durante siglos el sirviente pensó que él era el maestro. Simplemente, deja al maestro entrar y el sirviente, inmediatamente comprenderá. Basta la presencia del maestro y el sirviente cae a los pies del maestro y espera por alguna orden, cualquier cosa que el maestro quiera que se haga, él esta listo. La mente es un instrumento tremendamente poderoso. Ninguna computadora es tan poderosa como la mente del hombre, no puede serlo, porque ésta es hecha por la mente del hombre. Nada puede serlo, porque todo es hecho por la mente humana. Una única mente humana tiene una capacidad tan inmensa: un pequeño cráneo, un cerebro tan pequeño, puede contener todas las informaciones contenidas en todas las bibliotecas de la Tierra y esa información no es nada pequeña.
…Pero el resultado de ese inmenso regalo no le ha sido benéfico al hombre, porque el maestro está ausente y el sirviente está comandando el espectáculo. El resultado es guerras, violencia, asesinatos, violaciones. El hombre está viviendo en una pesadilla, y el único medio de salir de eso es traer al maestro hacia adentro.
Él está ahí, tú tienes apenas que traerlo hacia ti y la observación es la llave: simplemente observa a la mente. En el momento que haya algún pensamiento, inmediatamente, serás capaz de ver, no como mente, sino como algo más allá, algo trascendental a la mente. Y una vez que estés sintonizado con lo trascendental, entonces, la mente está en tus manos. Esta puede ser inmensamente creativa. Puede hacer, de esta propia Tierra el Paraíso. No hay ninguna necesidad de buscar algún tipo de Paraíso allá encima de las nubes, así como no hay ninguna necesidad de buscar ningún infierno, porque el infierno lo creamos nosotros. Estamos viviendo en él.
…Las personas aún continúan pensando que el infierno está en algún otro lugar, debajo de la Tierra y tú estás viviendo en él… Puedes transformar este infierno en cielo si tu mente puede estar bajo la dirección del maestro, de su propia naturaleza. Y se trata de un proceso simple…
Pero no lo intentes directamente con la mente, de lo contrario, estarás entrando en una pelea. Puedes hasta entrar en la locura… No toques la mente. Primeramente, apenas descubre donde está tu maestro…Deja que el maestro esté presente y la mente funcionará como un sirviente, perfectamente.
En el Oriente, nosotros hicimos eso. Gautama, El Buda, podría haberse vuelto Albert Einstein sin ninguna dificultad, él era un genio mucho mayor. Pero toda su vida fue devota a la transformación de las personas, hacia adentro de la consciencia, hacia adentro de la compasión, hacia dentro del amor, hacia adentro dela bienaventuranza.