La palabra conocimiento es, en reglas generales, entendida como la adquisición de informaciones que apuntan a algún aprendizaje intelectual. Sin embargo, existe una dimensión del conocimiento que no depende de cualquier tipo de ejercicio mental.
Se presupone, al contrario, que dejemos de lado el permanente flujo de pensamientos que nos dominan, para adquirir un conocimiento que no trae nada del exterior, pero que resulta del buceo en nuestra propia interioridad.
Al principio, la afirmación de que alguien se desconozca a si mismo puede parecer absurda. Sin embargo, si analizamos en profundidad la forma como la mayoría de los seres humanos se comporta, atrayendo situaciones y circunstancias que generan angustia y sufrimiento, podemos verificar que, en la mayor parte del tiempo, ellos actúan de modo totalmente inconsciente.
Ser inconsciente significa vivir movido por los impulsos emocionales, seguir creencia basadas en valores impuestos por el mundo exterior y hacer de ellas una directriz que, muchas veces, es contraria a todo lo que se es en esencia.
Renegar la verdadera realidad de nuestro ser tiende, a lo largo del tiempo, a consecuencias desastrosas. Es esto, infelizmente, lo que testimoniamos cada vez más en los días actuales.
Aquellos que creen que sea posible crear una nueva realidad en el mundo, precisan, con urgencia, expandir su propia luz pues, al hacerlo, estarán ayudando a transmutar el patrón de consciencia de toda la humanidad.
Para esto se vuelve imprescindible dejar de lado la mentalidad de rebaño y descubrir formas de salir del remolino en que el mundo nos pone todo el tiempo. Actuando así, entrarán finalmente en contacto con su verdad. Al guiarse por ella, milagrosamente atraerán para si la alegría, la paz y el éxtasis con el que tanto sueñan.
…Ésta es la ansiedad básica. Existes, pero eres un desconocido para ti mismo. Esta falta de conocimiento de la persona sobre ella misma es la ignorancia y ésta ignorancia no puede ser destruida por ningún conocimiento que los otros puedan darte. Ellos pueden decirte que no eres este nombre, que no eres esta forma, que eres un alma eterna, pero eso también está siendo dado por los otros, eso también no es tuyo.
Al menos que llegues hasta ti mismo directamente, permanecerás en la ignorancia. Y la ignorancia crea ansiedad. No tienes solamente miedo de los otros, tú tienes miedo de ti mismo, porque no sabes quien eres y lo que está escondido dentro de ti. Lo que será posible, lo que irrumpirá de ti en el momento siguiente, no lo sabes. Permaneces aprensivo y la vida se vuelve una ansiedad.
Hay muchos problemas que crean ansiedad, pero esos problemas son secundarios. Si penetras profundamente, entonces, cada problema al final revelará que la ansiedad básica, la angustia básica, es que eres ignorante de ti mismo, de la fuente de donde provienes, del fin para el cual estás moviéndote, del ser que eres exactamente ahora.
… ¿Cómo descubrir lo esencial? Buda salió en silencio durante seis años. Jesús también fue hacia el desierto. Sus seguidores, los apóstoles, querían ir con él. Ellos lo seguían y en cierto momento, en cierto punto, él dijo: “Paren. Ustedes no deben venir conmigo. Ahora, debo estar solo con mi Dios”. Él entró en el desierto. Cuando salió de nuevo, era un hombre totalmente diferente: se había confrontado consigo mismo.
La soledad se vuelve el espejo. La sociedad es el engaño. He aquí porque tienes miedo de quedarte solo, porque tendrás que conocer tu desnudez, en la ausencia de ornamentos. Tienes miedo. Quedarse solo es difícil. Siempre que estás solo, inmediatamente comienzas a hacer alguna cosa, de modo que no te quedes solo.
Puedes comenzar a leer un periódico, o tal vez enciendas las tele, o puedes ir a un club a encontrarte con algunos amigos, o tal vez visitar alguien de la familia, pero siempre tienes que hacer algo. ¿Por qué? Porque en el momento en que estás solo tu identidad se derrite y todo lo que sabes sobre ti mismo se vuelve falso y todo lo que es real comienza a salir a la luz.
Todas las religiones dicen que el hombre tiene que entrar en retiro para conocerse a si mismo. El individuo no precisa quedarse ahí para siempre, eso es inútil, pero tiene que quedarse a solas por un tiempo, por un período.
Y la extensión del período dependerá de cada individuo. Mahoma se quedo solo durante algunos meses, Jesús solamente por algunos días, Mahavir durante doce años y Buda durante seis años. Depende. Pero, a menos que llegues al punto donde puedas decir “ahora conocí lo escencial” es imperativo quedarse solo.