Atendí a una señora y trabajamos una serie de cuestiones emocionales. Después de algunas sesiones me relató que estaba sorprendida con su presión arterial que venia manteniéndose normal, cosa que no ocurría antes. En ningún momento durante la terapia, fue mencionado nada sobre su presión. Yo ni sabia que ella tenia ese problema.
En otra ocasión, una chica que tenia 16 años me buscó para tratar algunas cuestiones emocionales. Ella tenia un problema de piel visible. Durante las sesiones que fueron apenas dos, trabajamos y disolvimos bastante contenido emocional que ella guardaba con relación a su padre. Días después, me relató que el problema de piel había mejorado sensiblemente. Continuó auto aplicándose *EFT sola y el problema de piel desapareció.
El nombre de la enfermedad que tenía era psoriasis. Un mal considerado incurable por la medicina alopática tradicional. Creo que ella mencionó el nombre de la enfermedad cuando me contactó, pero yo ni sabia lo que era la psoriasis. Trabajamos solamente las cuestiones emocionales, y coincidentemente, el problema de piel desapareció.
Otra vez, atendí a una paciente que tenia depresión leve y decía que era un problema orgánico. Su hermano era médico, le había dicho que su cerebro no producía las sustancias que deberías producir, y ella tendría que tomar antidepresivos por el resto de su vida. No había solución definitiva para su caso.
Cuando alguien me contacta, yo no me preocupo con los nombres de las enfermedades y diagnósticos que la persona recibió. Esa parte queda a cargo de los médicos. Yo apenas hago el trabajo emocional conforme va surgiendo, que es lo que me cabe como terapeuta. Después de algunas sesiones de EFT donde tratamos miedos, culpas del pasado y otros sentimientos, la depresión, “coincidentemente” desapareció. Fue realmente curioso, pues ella estaba bastante convencida de que no había manera. Su cerebro, que teóricamente era incapaz de producir la química adecuada saludable, volvió a funcionar sin precisar de los remedios.
Es claro que cuando hay cualquier enfermedad, como la depresión, por ejemplo, vamos a observar desequilibrios químicos y orgánicos en el cuerpo del enfermo. El error de evaluación que ocurre es creer que esos desequilibrios son la causa fundamental de la enfermedad. Estos son parte del cuadro orgánico de la enfermedad, pero no son la causa. Alguna cosa llevó a esos desequilibrios, que a la vez se acumularon y llevaron a una condición física aún más desequilibrada, que llamamos de enfermedad.
En el caso de la paciente con depresión, su hermano era médico, decía que la causa era un problema orgánico en el cerebro que no producía una química saludable. Seguramente, si hubiese hecho un examen en su cerebro en aquella época, constataríamos un desequilibrio químico. Pero, en realidad, es preciso hacer una pregunta que va más hondo. ¿Qué fue lo que llevó a su cerebro a dejar de producir una química normal? Al obtener esa respuesta estaremos aproximándonos de la verdadera causa de la enfermedad.
Cada emoción negativa produce su química. Al sentir rabia, por ejemplo, el cuerpo produce la química de la rabia, que va por la corriente sanguínea provocando reacciones en nuestro cuerpo. Durante un episodio de rabia, basta solo prestar atención que conseguiremos percibir claramente la manifestación física de las emociones, que pueden ser las más diversas: cambio del ritmo cardiaco, frio o calor en partes del cuerpo, hormigueo, sudor, cambio en la respiración, etc. Además, las emociones provocan tensiones en los músculos y en los órganos y alteran su funcionamiento. O sea, la emoción se mete directamente con nuestra fisiología.
A lo largo de la vida, seguimos acumulando los más diversos sentimientos negativos de rabia, miedo, rencor, tristeza y otros. Y cuanto más contenido guardamos, mayor el efecto sobre nuestra fisiología. Llega a un punto tal de desequilibrio que los órganos pasan a funcionar de una forma ineficaz, las hormonas pasan a ser producidas en exceso, la presión sube, las células pueden comenzar a reproducirse de forma desordenada, etc. Surge una serie de síntomas y efectos físicos más intensos, a los cuales la medicina clasificará y dará nombres de enfermedades.
Virus y bacterias entran en nuestro organismo y provocan enfermedades. ¿Pero por qué nuestro cuerpo los dejó entrar? Con tanto acúmulo emocional alterando la fisiología, el organismo se debilita y nuestras defensas permiten la entrada y la actuación de invasores.
Cuando la EFT fue concebida, esta era vista como una técnica extremamente eficaz para tratar cuestiones emocionales. Lo que Gary Craig, creador del método, fue percibiendo a lo largo del tiempo, es que sus pacientes, al libertarse de sus emociones negativas, comenzaban también a relatar mejoras en las enfermedades, de las más simples a las más graves: alergias, enfermedades de piel, jaqueca, cáncer, diabetes, hipertensión, etc. Al observar esas mejoras, que sucedían con gran frecuencia, comenzó a entender que la relación entre las emociones y las enfermedades era mucho meas profunda de aquello que se pensaba hasta el momento.
Ya existen muchas enfermedades que son oficialmente consideradas como psicosomáticas, o sea, tienen una fuerte contribución de factores emocionales. Esa lista aumenta cada vez más. Creo que llegará una época, en que prácticamente 100% de las enfermedades serán vistas como psicosomáticas, pues todas están asociadas a factores emocionales y no apenas algunas.
No es solo la emoción vivida y sentida en el momento, o el stress que estamos pasando que afecta nuestro cuerpo. Todos los sentimientos negativos acumulados, aun aquellos inconscientes que fueron generados desde que estábamos dentro del útero materno hasta las emociones que guardamos de hechos que ocurrieron ayer, están de una forma latente ejerciendo una presión sobre nuestra fisiología todo el tiempo. Cada emoción guardada solo deja de afectar al cuerpo en el día que es liberada ciento por ciento.
Existen hechos que vivimos, que al ser recordados, traen sentimientos desagradables. Esos sentimientos son parte de la gran masa de emociones negativas inconscientes que cargamos. Algunos hechos traen carga intensa, otros traen una leve carga. Todos ellos se suman y afectan nuestro cuerpo. Con la EFT conseguimos liberar de una forma muy profunda esas emociones ligadas a las memorias. Esa liberación provoca un bien estar físico cada vez mayor.
Existen libros que hablan sobre la relación entre las emociones y las enfermedades (cuales sentimientos están por detrás de determinadas enfermedades). Estos pueden dar buenas pistas para quien se interese en el asunto: Louise Hay – “Usted puede curar su vida”. Gasparetto – “Metafísca da saúde”. Cristina Cairo – “Linguagem do corpo”. Thonwald Dethlefsen/Rüdiger Dahlke – “A doença como caminho”.André Lima - EFT Practitioner. *EFT - Emotional Freedom Techniques
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