Yo sé de tus tensiones, de tus vacíos y de tu inquietud. Yo sé de la lucha que vienes atravesando en búsqueda de Paz. Conozco también las dificultades que tienes para alcanzarla. Conozco tus caídas, tus propósitos no cumplidos, tus vacilaciones y tu falta de ánimo.
Yo te comprendo.Imagino cuanto has intentado resolver tus preocupaciones profesionales, familiares, afectivas, financieras y sociales. Imagino que el mundo, de vez en cuando, te parece un gran peso que te sientes obligado a cargar. Y muchas veces, sin medir esfuerzos.
Conozco tus dudas, las dudas de la naturaleza humana. Percibo cómo te sientes pequeño cuando tus apreciados sueños se caen, cuando tus expectativas no son correspondidas. ¿Y las inseguridades con respecto al mañana? ¿Y ese malestar insoportable de no saber si las personas que hoy te acompañan todavía estarán junto a tí el día de mañana? Y la inseguridad de no saber si reconocerán tu trabajo, si reconocerán tu esfuerzo. Y, por todo esto, sufres, y te sientes como un barco solitario en un mar inmenso y agitado.
Y no ignoro que, muchas veces, sientes una profunda carencia de amor. ¿Cuántas veces pensaste en resolver definitivamente tus conflictos en el trabajo o en casa y no siempre encontraste la receptividad esperada o no tuviste fuerza para encaminar tu propuesta? Sé cuánto te duelen tus límites humanos y cuán difícil te parece muchas veces sentir una armonía interna. Y no pocas veces, la incredulidad se apodera de su corazón.
Yo te comprendo.comprendo hasta tus penas, la tristeza por lo que te hicieron, la tristeza por la incomprensión que te dispensaron, por las ingratitudes, por las ofensas, por las palabras rudas que recibiste. Comprendo hasta tus añoranzas y recuerdos. Añoranza de aquellos que se alejaron de ti, añoranza de tus momentos felices, añoranza de todo aquello que no va a volver nunca más. ¿Y tus miedos? Miedo de perder lo que posees, miedo de no ser lo suficientemente bueno para aquellos que te rodean, miedo de no agradar debidamente a las personas, miedo de no poder con todo, miedo de que descubran tu interior, miedo de que alguien descubra tus verdades y tus mentiras, miedo de no conseguir realizar lo que planeaste, miedo de expresar tus sentimientos, miedo de que te interpreten mal.
Comprendo esos y todos los otros miedos que guardas dentro de ti. Soy capaz de entender también tus remordimientos, las fallas que cometiste, el sentimiento de culpa por los pequeños o grandes errores que cometiste en tu vida. Y sé que, por causa de todo eso, a veces te encuentras a ti mismo sumergido en un profundo sentimiento de soledad. Y cuando las cosas pierden su color, pierden el gusto y te ves envuelto por una fina capa de indiferencia hacia la vida. Me refiero a aquella sensación de aislamiento, como si todo el mundo fuese indiferente a tus necesidades y a tu cansancio. Y en ese estado, te ves envuelto por el tedio y cada acción u obligación exige de ti un gran esfuerzo. Conozco hasta tus sensaciones de estar amarrado, preso; preso a las normas, a los padrones establecidos, a las rutinarias obligaciones: "A mí me gustaría.pero tengo que trabajar, tengo que ayudar, tengo que cuidar de, tengo que resolver, ¡tengo que!..." Yo te comprendo.comprendo todos tus sacrificios.
¡Y a cuantas cosas ya has renunciado, de cuantos anhelos ya desististe!...Y siempre creen que es poco.Que poco hiciste por ti y por tu vida, casi toda tu vida finalmente fue dedicada a satisfacer a las otras personas. Conozco tu esfuerzo en ayudar a las otras personas y sé que esa es la semilla de tus decepciones. Sé que, en tus horas más amargas, hasta la agitación aflora en tu corazón. Agitación contra la injusticia del mundo, contra el hambre, las guerras, la competencia entre los hombres, contra la locura de los que detentan el poder, contra la falsedad de muchos, contra la represión social y contra la deshonestidad. Por todo esto, cargas un grado excesivo de tensiones, de angustia y de ansiedad. Sueñas con una vida mejor, más tranquila, más significativa. Sé también que tienes bellos planes para el mañana. Sé que quieres apenas un poco de seguridad, sea financiera o emocional, y sé cuánto luchas por ella.
Pero, mismo así, tus tensiones continúan presentes. Y tú percibes estas tensiones en tus noches de insomnio o en tu sueño excesivo, en la falta de hambre o en el hambre excesivo, en la ausencia de deseo sexual o en tu deseo sexual excesivo. El hecho es que cargas y acumulas tensiones sobre tensiones: tensiones en el trabajo, en las exigencias y autoritarismo de algunos, en las condiciones inadecuadas de salario y en la inexistencia de motivación, en los ambientes tóxicos de las empresas, en la envidia de los colegas, en lo que dicen por atrás. Tensiones familiares, en las dependencias devoradoras de los que habitan la misma casa, en los conflictos y peleas constantes donde todos quieren tener la razón; en la falta de respeto hacia tu individualidad, en el control y el reclamo sobre tus acciones. Comprendo, realmente te comprendo. Y a pensar de comprenderte totalmente, quiero decirte algo muy importante. Escucha ahora con el corazón lo que te voy a decir:
¡Yo te comprendo, pero no te apoyo! Tú eres el único responsable por todos estos sentimientos. La vida te fue dada y existen un ti remedios para todos tus males. Si, sin embargo, prefieres la lástima en lugar de movilizar tus energías interiores, entonces.no puedo ofrecerte nada. Si prefieres soñar con un mundo perfecto, en lugar de que te enfrentes con los límites de un mundo imperfecto y humano, no puedo ofrecerte nada.
Si prefieres lamentarte por tu pasado y encontrar en él las disculpas para tu falta de voluntad para crecer, si optaste por intentar controlar el futuro, que nunca controlarás con todas tus incertidumbres; si resolviste responsabilizar a las personas que te rodean por tu incompetencia en tratar con los aspectos negativos de ellas, en nada puedo ayudarte. Si cambiaste el auto-apoyo por el apoyo y reconocimiento de tu ambiente, entonces no puedo ofrecerte nada. Si quieres tener razón en todo lo que piensas, si quieres obtener piedad por lo que sientes, si quieres la aprobación integral en todo lo que haces, si elegiste renunciar a tu propia vida en nombre del falso amor para comprar el reconocimiento de los otros a través de renuncias y sacrificios, no puedo ofrecerte nada. Si entendiste mal la regla máxima de "Amar a tu prójimo como a ti mismo", olvidándote de amarte a ti mismo, no puedo ayudarte en nada.Si no tienes un mínimo de coraje para estar con tus propios sentimientos, sean agradables o dolorosos, si no tienes un mínimo de humildad para perdonarte por tus imperfecciones, si deseas impresionar a los otros y recoger la simpatía por tus sufrimientos, si no sabes pedir ayuda y aprender con los que saben más que ti, si prefieres soñar en lugar de vivir ignorando que la vida está hecha de altos y bajos, no puedo ofrecerte nada. Si crees que por tu desespero las cosas van a suceder mágicamente, si usas la imperfección del mundo para justificar tus propias imperfecciones; si quieres ser omnipotente cuando de hecho eres simplemente humano, si prefieres protección en lugar de tu propia libertad; si interiorizaste en tí deseos torturadores; si dejaste que en tu mente se impriman ordenes venenosas como: "¡Apúrate!", "¡No te equivoques nunca!", "¡Agrada siempre!"; si elegiste atender las expectativas de todas las personas; si eres incapaz de dar un no cuando es necesario, en nada puedo ayudarte. Si piensas que eres capaz de controlar lo que los otros piensan de ti, si piensas que eres capaz de controlar lo que los otros sienten por tí; si piensas que eres capaz de controlar lo que los otros hacen; si quieres creer que existe seguridad fuera de tí, te repito:
¡Yo te comprendo, pero, en nombre del verdadero Amor, nunca te podré apoyar!
Si te rehúsas a buscar en el centro de tu ser las respuestas para tus desencuentros, si le das poca importancia a tus susurros interiores, si olvidaste la unidad intrínseca de los opuestos en nuestra vida terrena; si prefieres lo fácil y abandonaste la paciencia para el Camino; si cerraste tus oídos al llamado del retorno; si perdiste la confianza al punto de no poder entregar tu vida a la Voluntad omnipotente de Dios; si no ves la Luz que viene del Este; si no consigues encontrar en el interior de las cosas aquel punto seguro de equilibrio en el medio de todas las tormentas y vicisitudes; sino aceptas tu vocación de Viajante con todos los imprevistos y accidentes de la Jornada; si no quieres usar el tiempo, el error, la caída y la muerte como tus aliados de crecimiento, realmente nada puedo hacer por tí.
Si aspiras obtener protección cuando lo que necesitas es de Libertad, si no descubriste que la verdadera Libertad y auténtica Seguridad son interiores, sino sabes transformar la frase "Yo tengo que." por la frase "¡Yo quiero!"; si quieres que el fantasma del pasado continúe cerrándote los ojos para la infinidad de tu aquí y ahora; si quieres dejar que el fantasma del futuro te coloque en posición de lucha contra lo que todavía no sucedió y, probablemente, no llegue a suceder; si optaste por tratarte a tí mismo como a un enemigo; si te falta capacidad para verte a tí mismo como alguien que merece de tu propia parte los mayores cuidados y la mayor ternura; si no te tratas como siendo la semilla del propio Dios; si deseas usar tus bellos planes de cambiar, de crecer, de realizar como instrumentos de auto-tortura; si crees que es amor el apego que cultivas por tus parientes y amigos; si quieres ignorar, en nombre de la serenidad y de la responsabilidad, al niño juguetón que habita en tí; si alimentas la vergüenza de enternecerte delante de una flor o de la puesta del sol; si a través de las lamentaciones rechazas a la vida como un regalo y como una gracia, no puedo apoyarte.
Pero, si a pesar de todo el sueño, quieres despertar; si a pesar de todo el cansancio, quieres caminar; si a pesar de todo el miedo, quieres intentar; si a pesar de toda la comodidad y la incredulidad, quieres cambiar, entonces acepta esta propuesta para tu Felicidad: la raíz de todas tus dificultades son tus pensamientos negativos. Sólo ellos son los que te llevan al dolor de los recuerdos del pasado y hacia la inquietud por el futuro. Son esos pensamientos los que te alejan de la experiencia de contacto con tu propio cuerpo, con tu presente, con tu aquí y ahora y, por lo tanto te distancian de tu propio Corazón. ¿Tienes en este momento presente tus emociones? ¿Tienes presente ahora el flujo de tu respiración? ¿Tienes presente ahora el latido de tu corazón? ¿Tienes ahora la conciencia de tu propio cuerpo? Éste es el paso primordial. Tu cuerpo es concreto, real, presente, y es en él que el sufrimiento se desahoga y es a partir de él que se inicia la caminata hacia la Alegría.
Solamente a través de él se encamina el retorno a la Paz. Jamás resolverás tus problemas solamente pensando en ellos. Comienza por lo más cercano, comienza por tu cuerpo. A través de tu cuerpo llegarás a tu centro, a tu vacío, a aquel lugar donde la semilla germina. A través de la conciencia corporal, andarás por caminos jamás vistos, entrarás en contacto con tus propios sentimientos, percibirás el mundo tal como es y actuarás de acuerdo con la naturalidad de la vida. Asume tu cuerpo y tus sentimientos, por más dolorosos que sean; asume y obsérvalos, simplemente obsérvalos. No intentes cambiar nada, sé apenas tu dolor. Presta atención, no niegues tu dolor. ¿Para qué fingir estar alegre si estás triste? ¿Para qué fingir coraje si estás con miedo? ¿Para qué fingir amor si sientes odio? ¿Para qué fingir paz si estás angustiado? No luches contra tus sentimientos, permanece de tu propio lado, deja que el dolor suceda, como dejas suceder los buenos momentos. Detente, deja que las cosas sean exactamente como son.
Entra en tus sentimientos sin juzgar, no huyas de ellos, no los evites, no quieras resolverlos escapando de ellos - después tendrás que encontrarte nuevamente con ellos, huir es apenas un aplazamiento, una prorrogación. Vuélvete presente, por más que te duela. Y, si así lo haces, ¡algo muy lindo sucederá! Así como la noche llega, ella también se irá y entonces atestiguarás el nacer del día, porque a la noche el sol se oscurece hasta la media noche y, a partir de allí, comienza un nuevo día.
Si así lo haces, sentirás brotar de dentro de tí una fuerza que desconocías y te sentirás renovado en la esperanza, y la vida entrando en tí. Si así lo haces, entenderás con el corazón que la semilla muere, totalmente, antes de germinar y que la muerte antecede a la vida. Y, si así lo haces, podré decirte entonces que: Yo te comprendo y que, así, ¡tienes todo mi apoyo! Y verás con mucha alegría que, justamente ahora, ya no necesitas más de mi apoyo, porque lo fuiste a buscar dentro de tí y lo encontraste dentro de tu propio dolor. LA CAUSA ES INTERIOR.
El hombre trae la semilla de su vida dentro de sí mismo. Lo que quiere que le suceda, sucede por su propia causa. Las causas externar son secundarias; las causas internas son las principales. Existe la posibilidad de una transformación..Una transformación que sólo tú puedes conseguir.basta con querer..
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