Estar solo, sin compañías o distracciones mentales, significa entrar en contacto con todo lo que hay de bueno y malo que existe en nuestro interior.
Si estamos felices, equilibrados y sintiendo paz interior, apreciar la propia compañía se vuelve algo placentero.
Sin embargo, la mayoría de los seres humanos está cargada de sentimientos, pensamientos y emociones que provocan un intenso barullo interno. Observa tu mente que incesantemente piensa en una cosa atrás de la otra y como muchas de esas emociones y pensamientos son desagradables. Existe un ruido mental como si fuese una radio con un locutor que no para nunca. Además de no parar, esa estación de radio tiene muchas noticias negativas que causan miedo, tensión y stress.
Cuanto mayor es el barullo mental, o sea, cuanto más estamos cargados de emociones y pensamientos y cuanto más negativo es ese contenido, tendremos más dificultad en estar solos. La intensidad de ese flujo mental y la carga negativa que lleva varía de persona a persona. Cuando esos niveles de malestar interno se elevan, buscaremos varias formas de huir de nosotros mismos, buscando compañías y distracciones mentales. Podríamos curar esa negatividad, pero por no saber como, acabamos optando por la fuga. Voy a hablar más sobre las fugas.
Existen aquellas personas que no consiguen estar sin una relación amorosa. Si la relación actual acaba, surge un malestar tan intenso que las hace tener una nueva relación lo más rápido posible. Llevadas por ese impulso, enmiendan una relación atrás de la otra y nunca consiguen pasar solas un período más largo. Problemas con la autoestima, necesidad de reconocimiento y atención, carencias profundas llevan a esos comportamientos.
Hay personas que precisan constantemente de la compañía de los amigos. Se ponen inquietas y ansiosas si no hay alguien disponible para salir o conversar. La interacción con otras personas les sirve para no entrar en contacto con su malestar interior.
Utilizamos mecanismos de fuga para no estar solos, aún cuando no tenemos ninguna compañía. Ver tv durante horas, navegar incesantemente en internet, jugar en la computadora, trabajar demasiado, estudiar demasiado, son algunas otras formas de distraer a la mente para no sentir toda la carga desagradable de pensamientos y sentimientos.
Hay personas que son viciadas en ejercicios físicos o actividades radicales. Cuando hay una compulsión o dependencia de esas actividades, significa también que está habiendo una fuga de si mismo. Es diferente de practicar por placer. Es cierto que esas actividades pueden ser bastante placenteras y saludables, pero estas son aprovechadas mejor, con equilibrio, cuando estamos bien por dentro y no las utilizamos como forma de fuga.
Otra forma de huir es viajar mentalmente. Soñar despierto, planear siempre el futuro o quedarse imaginando como va a ser y que será mejor, dejando de vivir el momento presente para no sentir todo el malestar interior, es un otro mecanismo de defensa.
Otros vicios y compulsiones también son formas de huir de si mismo. Cosas que dan placer y pueden ser utilizadas para mascarar temporariamente el malestar interior: comida, sexo, juego, compras, etc.
Normalmente, utilizaremos varias de esas estrategias en momentos alternados para ayudarnos a huir de nuestra propia compañía: relaciones amorosas, interacción con amigos, tv, trabajo en exceso, viaje mental, etc.
El peor castigo que un preso puede recibir es ir a la solitaria. ¿Por qué será tan malo? Porque él va a estar consigo mismo, en contacto con todo su barullo interno, que es cargado de un flujo intenso de pensamientos y sentimientos, muchos de estos negativos, sin la posibilidad de distracción. El único mecanismo de fuga que puede utilizar es el viaje mental.
Pon un "maestro zen" dentro de una solitaria y se quedará ahí adentro sin ningún problema, sintiendo una profunda paz interior, la misma paz que sentiría en cualquier otro lugar. No sería ningún castigo. Eso porque él ya no tiene más toda esa carga negativa interna que la mayoría de nosotros aún tiene.
La intensidad de ese malestar interior depende de la carga que vamos acumulando durante toda la vida. Pasamos por experiencias que nos dejan impregnados con emociones negativas a través de eventos que vivimos, cosas que oímos (de la familia, religión, tv y sociedad en general) y cosas que testimoniamos.
Observa los recuerdos que tienes de situaciones del pasado. Puede ser de cosas que viviste en un pasado más reciente o allá de la infancia. Con un mínimo de investigación, conseguirás recordar decenas de situaciones que traen emociones desagradables. Recuerdos impregnados de emociones negativas se acumulan en nuestro inconsciente e interfieren con nuestro estado emocional y mental. Nos dejan más pesimistas, ansiosos e inquietos y bajan nuestra autoestima. Tornan nuestro sueño más agitado y menos profundo. En niveles más intensos, esa carga acumulada lleva a cuadros emocionales más graves a los que llamamos de depresión, ansiedad generalizada, pánico, trastorno bipolar, etc.
Al practicar la *EFT (técnica de auto limpieza emocional, fíjate como recibir un manual gratuito al final de este articulo), promovemos la limpieza de ese contenido. El barullo interior disminuye y los niveles de paz y alegría aumentan. Se vuelve mucho más agradable estar consigo mismo. En ese estado de mejor convivencia consigo mismo es mucho más placentero relacionarse con otras personas, pues ya no es más por fuga del dolor. Creamos menos conflictos en las relaciones por no estar más tan dependientes de ellos.
Atendí a un muchacho que me buscó quejándose que no conseguía estar quieto en casa. Necesitaba constantemente salir y divertirse, estar con amigos, siempre haciendo alguna cosa. La mayoría de las personas no percibe cuanto eso es un reflejo de un desequilibrio más profundo. Como él venia leyendo y buscando autoconocimiento, percibió que eso podría ser trabajado. Hicimos algunas sesiones de EFT por skype trabajando sentimientos del pasado, presiones familiares, sentimientos de auto reclamo.
El resultado es que sintió poco a poco una disminución del deseo intenso de salir y comenzó a tener placer de estar en casa para hacer actividades más tranquilas o apenas para relajar. Continuó sintiendo placer en salir y ver a los amigos, pero ya no más como una compulsión para huir de si mismo. Todo eso lo llevó a tener una vida mucho más equilibrada con más tiempo para cuidar de su cuerpo, de su mente y de su trabajo.André Lima - EFT Practitioner. *EFT - Emotional Freedom Techniques
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