El concepto de éxtasis espiritual que acostumbramos ver como algo grandioso, trascendente y accesible apenas a los iluminados es, en realidad, algo bastante simple.
Éste se resume a un sentimiento interior de completud, de plenitud; la sensación de que nada falta en nuestra vida. Todo está exactamente donde debería estar y como debería ser.
Esta sensación de total armonía con el Todo, con el fluir de la existencia, solo puede ser vivenciada por aquellos que alcanzaron algún grado de consciencia y alcanzarlo no requiere ningún requisito excepcional; consiste apenas en vivir en armonía con tu corazón, con los principios y valores en los cuales crees y aceptar los movimientos de la vida sin resistencia, buscando, por sobre todas las cosas, la total sintonía con el Universo.
Solo ve la vida como un caos aquel que lo vive en si, lo que aún, infelizmente, es una realidad para la mayor parte de los seres humanos. Pero, en la medida en que se profundiza en si mismo y descubre que el obstáculo mayor para vivenciar el éxtasis es el ego -la identidad que le fue prestada- de a poco es posible que descubra una nueva visión.
Ésta se revela repentinamente, cuando todas las defensas son abandonadas y la entrega al momento presente es total. En esto consiste la liberación verdadera.
..."Precisamos ser ousados, corajudos. Precisamos dar un paso hacia lo desconocido. Por un cierto tiempo todos los límites se perderán. Por un cierto tiempo, te sentirás confuso. Por un cierto tiempo te sentirás amedrentado y tocado como si hubiese habido un terremoto. Pero si eres corajudo y no vuelves atrás, si no vuelves a caer en el ego y siempre vas adelante, existe un centro oculto dentro de ti, un centro que has llevado por muchas vidas. Ese centro es tu alma, el yo.
Una vez que te aproximes a él, todo cambia, todo vuelve a asentarse nuevamente. Pero ese asentamiento no es hecho por la sociedad. Ahora, todo se vuelve un cosmos y no un caos, nace un nuevo orden. Pero eso no es el orden de la sociedad, ese es el orden de la existencia.
Es lo que Buda llama Dhamma, Lao Tzu llama Tao, Heráclito llama Logos. No es hecho por el hombre. Es el propio orden de la existencia. Entonces, de repente, todo vuelve a ser bello, y por primera vez, realmente bello, porque las cosas hechas por el hombre no pueden ser bellas. Puedes adornarlas, pero estas nunca pueden ser bellas.
.El ego tiene una cierta cualidad: él está muerto. Es de plástico. Y es muy fácil obtenerlo, porque los otros te lo dan. No precisas buscarlo, la búsqueda no es necesaria. Por eso, al menos que te vuelvas un explorador en busca de lo desconocido, no te habrás vuelto un individuo. Simplemente eres uno más en la multitud. Eres apenas turba. Si no tienes un centro auténtico, ¿cómo puedes ser un individuo?
El ego no es individual. El ego es un fenómeno social, es la sociedad, no eres tú, pero te da un papel en la sociedad, una posición en la sociedad y si estas satisfecho con él, perderás todas las oportunidades de encontrar el yo. Por eso eres tan infeliz. ¿Cómo puedes ser feliz con una vida de plástico? ¿Cómo puedes estar en éxtasis y ser bienaventurado con una vida falsa?
Todo camino en dirección a lo divino, a lo supremo, tiene que pasar a través de ese territorio del ego. Lo falso tiene que ser entendido como falso. El origen de la miseria tiene que ser entendido como el origen de la miseria, entonces, simplemente desaparece. Cuando sabes qué es el veneno, este desaparece.
.No te apresures en abandonarlo, simplemente observa. Cuanto más observas, más capaz te vuelves. De repente, un día, simplemente percibes que éste desapareció. Y cuando desaparece por si mismo, solamente entonces, realmente desaparece. Porque no existe otra manera. No puedes abandonarlo antes de tiempo. Cae exactamente como una hoja seca"... Osho, Além das Fronteiras da Mente.
Publicado por Elisabeth Cavalcante
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