Procrastinar significa aplazar aquello que es importante hacer.
Hablaré sobre lo que está por detrás de este mal.
Podemos procrastinar una obligación, como una cuenta para pagar o un informe para hacer. Pero puede también ser algo que no es una obligación, pero que, si fuese hecho, traería un beneficio para nuestra vida como hacer un curso, organizar tu trabajo, hacer una inversión en tu carrera.
Otros ejemplos de cosas que comúnmente dejamos para después: exámenes médicos, dentista, dieta, ejercicios, cuidados con el bienestar y la salud, proyectos personales y profesionales, término de una relación, arreglar cosas rotas, organización de cosas en la casa, donación y limpieza de cosas que no utilizamos, elaboración de presupuestos, anotar las deudas en un papel, hacer algo que tenga que ver con la creatividad. Son muchas cosas.
Existen varias razones por detrás de ese comportamiento. Esas razones no son lógicas o racionales. Tienen un fondo mucho más emocional y en muchos casos, es un proceso que ocurre de forma inconsciente. Relataré aquí algunas de esas razones por detrás de la procrastinación, desde las más superficiales hasta las más profundas.
La simple sensación de que la tarea que vas a hacer es tediosa, aburrida, te hace aplazarlo. Es una tentativa de no entrar en contacto con el sentimiento malo que surge al pensar en hacer la tarea. Entonces lo dejas para después, sientes un alivio momentáneo que no es verdadero. Porque en el fondo sabes que lo tienes que hacer. Eso acaba generando más ansiedad, y esa ansiedad crea un estado de inquietud física y mental, lleva a la confusión y a la parálisis y contribuye también a generar más procrastinación.
¿Será que es posible desechar ese sentimiento de que la tarea es muy aburrida y tediosa? Si, te enseñaré una técnica que logra esto maravillosamente bien. Cuando remueves la sensación, la tarea puede no ser la cosa más agradable del mundo a ser hecha, pero puede ser encarada con un sentimiento de paz. Así, no huyes y consigues ponerla en práctica.
Esa razón que cité anteriormente, es una razón más superficial que nos lleva a procrastinar. Existen otras mucho más profundas. Eso porque la procrastinación es una de las formas de manifestación del auto sabotaje. Y el auto sabotaje sucede debido a innumerables factores emocionales. Citaré ejemplos.
El ser humano tiene necesidad de identificarse con las personas que convive y ama, como la familia, por ejemplo. Esa identificación sucede en un nivel de intereses intelectuales, culturales y también a nivel financiero. Si comienzas a crecer en alguno de esos campos, es posible que tengas miedo de perder la identificación con esas personas y comiences a alejarte emocionalmente de ellas. Siendo así, esa persona saboteará su crecimiento profesional aplazando cosas que ella sabe que podrían dar un empujón en su carrera. Podría hacer un determinado curso, pero no lo hace, va dejando para después y ni sabe la razón. En el fondo, existe el miedo de alejarse, miedo de volverse diferente y no sentirse igual a los otros, miedo de sufrir rechazo si se transforma en una persona diferente.
Eso normalmente sucede en un nivel inconsciente. Si le preguntas a esa persona, es probable que te diga que le encantaría crecer profesionalmente y justificará la falta de actitud para impulsar ese crecimiento con explicaciones superficiales. Tal vez esa persona diga que es perezosa, que no tiene fuerza de voluntad suficiente. Pero todo eso ya es el reflejo de esos sentimientos guardados que generan esa energía saboteadora y la llevan a sentir pereza y falta de voluntad.
Sentimientos de culpa llevan a procesos de auto castigo. Y una forma de castigarse es dejar para después cosas que podría mejorar tu vida. La culpa genera un sentimiento de no merecimiento de cosas buenas, porque en algún nivel te juzgas una mala persona que has hecho algo condenable; y si hiciste algo condenable, vas aplazando acciones que podrían llevarte a una vida más feliz. En el fondo, esa persona no cree justo que ella sea más feliz.
Esa culpa puede tener origen en algo que esa persona hizo, como un aborto, una traición, un acto deshonesto. Pero puede ser también causada por falta de apoyo y elogio en la infancia y exceso de críticas. Niños que son muy criticados y poco elogiados tienden a creer que hacen todo mal y se sienten culpados por no ser buenos hijos. Creen que es su responsabilidad la insatisfacción que ven en sus padres. Sienten que no son buenos lo suficiente.
Todo eso va a bajar la autoestima, el amor propio; y quien no se ama plenamente comienza a sabotear su propia vida de diversas formas, inclusive, a través de la procrastinación.
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