Una de las cosas más difíciles de alcanzar es la capacidad de mantener el foco permanente en los aspectos positivos de la vida y, principalmente, en aquellos que están presentes en nosotros.
Cuando nos dejamos enredar -y esto sucede todo el tiempo- por los problemas y confusiones del cotidiano, abandonamos la plena atención sobre lo que realmente es importante para nuestra felicidad.
Cuantas veces intentamos resolver un problema sin parar de verdad para reflexionar, primero sobre el grado real de importancia que posee y en segundo lugar sobre la forma más inteligente de hacer con que deje de ser un impedimento a nuestro equilibrio interior.
Mantener el foco permanente sobre lo que realmente queremos, aquello que llena nuestras necesidades interiores más profundas, debería ser una práctica diaria constante.
Pero perdemos la batalla contra la locura de la mente la mayor parte del tiempo.
Alcanzar cualquier objetivo en la vida exige el don de focalizarnos sin desviarnos un milímetro, hasta que se materialice.
Como muchas veces las circunstancias son desfavorables, nos perdemos en la conmiseración y el victimismo y con esto nuestra perseverancia y convicción acerca de lo que deseamos desaparece.
Mantener el foco es una cuestión de entrenamiento pues, como cualquier otra habilidad, es necesario perfeccionar éste don todo el tiempo, para que no sea derrotado ante el primer desafío que se presente.
Aquello en que prestas mucha atención irá a crecer. La atención es un alimento. Si das atención a algo, hará con que crezca aún más. Si fueses capaz de dar atención a ti mismo, no necesitarías de la atención de nadie más.
Osho