Cada ser humano encarnado es una forma de expresión de lo divino, una manera que encontró de actuar, y así poder realizar muchas cosas bellas.
Aquellos que aún ignoran este hecho, no honran esta elección y viven totalmente desintonizados del Todo. Lamentablemente, aun se consideran inferiores, seres de segunda categoría, que no tienen nada a contribuir al crecimiento de la consciencia planetaria.
Mientras no consigan percibir la riqueza de posibilidades que se esconde dentro de si, seguirán por la vida amargando tristezas y sufrimientos, paralizados por la baja autoestima.
Cuanto antes nos demos cuenta del gran potencial de realización que tenemos, mayores serán las chances de que alcancemos, en esta vida, el sentimiento de plenitud y éxtasis propio de quien es totalmente consciente de su papel real en el mundo.
“Toda persona viene a este mundo con una designación específica, ella tiene algo a cumplir, algún mensaje debe ser entregado, algún trabajo tiene que ser realizado. No estás aquí por casualidad, hay un motivo por el que estás aquí.
Hay un objetivo a ser alcanzado. El Todo pretende hacer algo por tu intermedio”.
Osho