Mucho se oye hablar sobre las víctimas de abusos emocionales, sobre padres abusadores, hijos, hermanos, compañías afectivas abusivas y sobre las mismas situaciones que suelen producirse en los trabajos y en grupos sociales, pero muy poco o prácticamente nada se dice sobre las cuestiones abusivas que muchos ancianos pasan en sus propias familias.
Los niños, como todos nosotros, van en busca de placer y como aún son pequeños, necesitan ser instruidos sobre límites viables para que entiendan que en la vida, muchas veces, no será posible tener de inmediato todo aquello que desean.
Si los padres no están debidamente esclarecidos en este sentido, ciertamente abrirán puertas donde secuencialmente podrán pasar por manipulaciones abusivas por parte de los hijos, que tratarán de conseguir siempre de ellos todo lo que les apetezca.
En una sociedad narcisista, el hecho de que los padres quieran satisfacer las demandas de los hijos ilimitadamente, en un primero momento podrá satisfacerlos también, pero en la secuencia de los tiempos, esas actitudes fatalmente se revelarán como el peor de los mundos. Estos mismos padres cada vez serán más exigidos, hasta que a una edad avanzada puedan sufrir de modo drástico con la evolución del modelo auto-centrado que ellos mismos han ofrecido a sus hijos.
Aún independientemente del modo en cómo los hijos hayan sido criados, varios de ellos, cuando son adultos, fácilmente olvidan toda la atención desvelada de los padres durante gran parte de sus vidas. Para muchos, unos padres viejos son un estorbo.
Incluso padres que fueron abusivos y que cometieron errores gravísimos en relación a sus hijos y que hasta el fin de los tiempos no cambian sus estados hipnóticos de funcionamiento, aun así, son seres humanos que al llegar a una edad avanzada necesitarán cuidados.
Hay casos en que determinados hijos acorralan a sus padres de tal modo a lo largo de la vida, que cuando éstos se van haciendo mayores y más indefensos, ni se dan cuenta de que van haciéndose más frágiles, y continúan de modo drástico obligándolos a darles todo cuando poseen y que han construido a lo largo de una vida. Se creen eternos merecedores, y los padres, a estas alturas, por miedo y para no tener más problemas, acaban cediendo. Son hijos narcisistas que llegan al egoísmo extremo, hasta el punto de conseguir destruir a sus propios padres, emocional y económicamente, un saco sin fondo en todas las áreas de la vida.
Cuando éstos ceden, también por no soportar las amenazas de desvinculación y porque efectivamente se van haciendo más dependientes por la edad, las crisis de violencia moral por algunos momentos son evitadas, si bien los traumas y daños provocados son innombrables.
Otros ancianos son literalmente abandonados en asilos sin cuestionamiento alguno, si acaso les gustaría o no disfrutar a esta altura de la vida del calor de sentirse en casa al lado de la familia, e incluso aunque esto no fuese posible por cualquier motivo, siquiera son preguntados sobre si preferirían ser cuidados en sus propias casas.
Lo que más se ve en las situaciones abusivas en relación a los ancianos es el abandono efectivo, las amenazas de abandono mezcladas con exigencias indebidas, la violencia moral y, no pocas veces, física.
Deseo que todos podamos honrar nuestra existencia con la sabiduría y el conocimiento que sólo el tiempo puede aportar, que seamos capaces de hacernos viejos y sabios y que principalmente podamos honrar con dignidad a los ancianos que están entre nosotros, así como a aquellos que ya se fueron.
Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
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Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos
Publicado por Silvia Malamud
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