Si hay algo para lo cual no fuimos preparados en la vida es el arte de la aceptación. Por eso, decir sí a lo que la existencia nos presenta es un reto muy grande.
Fuimos enseñados a correr en pos de nuestros deseos con ímpetu y entusiasmo, pues esta sería la garantía de su realización.
Sin embargo, no siempre es lo que sucede. Por mucho que deseemos algo y luchemos por ello, algunas veces nos vemos sorprendidos por factores con los cuales no contábamos, y el resultado es tristeza y frustración.
Decir sí a todo cuanto la vida nos presenta es una manera sabia y madura de lidiar con los imprevistos que siempre estarán presentes, visto que la realidad no puede ser controlada por nuestra voluntad.
Esto no significa que vayamos a ser inmunes al dolor causado por las experiencias negativas, sino que las acogeremos con paciencia y seguros de que serán superadas a su debido tiempo.
El sí tiene un efecto poderoso, y convertirlo en práctica recurrente nos ayudará a descubrir que los problemas serán solucionados en un tiempo menor de lo que suponíamos.
El no, a su vez, crea una fuerza de resistencia que, si bien inútil, es lo suficientemente fuerte como para bloquear la apertura de nuevos caminos.
Cuanto antes aprendamos el arte de decir sí, mejores serán nuestras posibilidades de ensanchar la conexión con la existencia y sus misterios. "Si empieza a gustarte aquello que está pasando, si no pones tu propia voluntad contra el Todo, si sencillamente dices "sí" - pase lo que pase, si tú simplemente dices "si" - entonces nunca podrás ser infeliz. Porque, no importa lo que suceda, tú siempre estarás en una actitud positiva, listo para recibirlo y disfrutarlo."
Osho