Este es un asunto de suma importancia en nuestras vidas, porque padre y madre son los pilares, los cimientos de nuestra construcción como seres humanos.
Porque hemos resurgido en este mundo como espíritus reencarnados para una experiencia más, por medio de la contribución de aquellos que fueron y son padre y madre.
No me refiero a quien nos crió, pues a menudo sólo uno nos cría, las más de las veces la madre.
Pero es imposible llegar a este mundo para cumplir nuestra misión sin esa contribución bilateral.
Un vínculo consanguíneo a ese nivel es indisoluble, lo queramos o no, incluso los que están en la condición de huérfanos llevan en sí la energía creadora de sus padres y madres.
Al venir al mundo en el seno de una familia, no heredamos solamente un patrimonio genético, sino también sistemas de creencias y esquemas de comportamiento.
Nuestra familia es un campo de energía interior del cual evolucionamos nosotros. Cada uno, desde su nacimiento, ocupa un lugar único.
La energía de aquellos espíritus que estuvieron de acuerdo, en las circunstancias que fuesen, para disponerse a ser padres y madres biológicos, estarán siempre dentro de cada uno de nosotros. Siempre habrá presencia suya en nuestro ser, en la carga genética e incluso por la fuerza del karma.
De nada nos serviría armonizar únicamente una de estas energías, sólo madre o sólo padre, pues ellas son como yin y yang dentro de nosotros, se completan y nos completan.
Tal como nuestro planeta necesita de la energía equilibrada del Sol y de la Luna para sobrevivir, también necesitamos nosotros de la energía de padre y madre armonizadas en nosotros, es nuestro microcosmos.
Piensa en la Tierra sólo con el Sol, sin la Luna, o sólo con la Luna sin el Sol, o nuestra Tierra sin Sol y sin Luna.
Somos los frutos de nuestros padres y hemos de respetar, reverenciar su divina misión, que han llevado a cabo juntos, sólo así entraremos en resonancia divina.
Mientras no aceptemos estas fuerzas legitimadas en el mundo espiritual, estaremos siempre en conflicto interno.
Todos los sectores de nuestras vidas se ven afectados por estos conflictos, matrimonio, trabajo, desarrollo personal, en fin, toda nuestra vida.
Es preciso que nos reconciliemos con estas fuerzas primordiales, pues ellas rigen el equilibrio de nuestras vidas.
Estén ellos aún en la Tierra o no, (si aún están en la Tierra aprovecha la oportunidad para mirarles a los ojos), reconciliar esta fuerza dentro de nosotros traerá más confort, seguridad y equilibrio a nuestras vidas.
Pensar que nosotros también estamos recorriendo caminos que deberán situarnos en las mismas posiciones (o muy semejantes) que ellos junto a nuestros propios hijos, es evaluar con sabiduría.
Existen hoy muchas técnicas terapéuticas para tratamientos realmente eficaces de estas relaciones, entre las cuales menciono aquí la "constelación familiar sistémica" creada por el psicoterapeuta alemán Bert Hellinger, muy utilizada en los días actuales en todo el mundo.
Para ello, el primer paso es admitir que hay algo a este nivel en tu vida que necesita ser resuelto para tu mejor desarrollo como ser humano.
Admitiendo y reconociendo esta necesidad, acude a un profesional capacitado y hazlo suceder; actualmente en todos los estados de la federación y grandes ciudades brasileñas es posible encontrar centros y espacios holísticos para este fin.
Armoniza dentro de ti la energía de padre y madre que completará lo que te falta, y siendo así, comprende que este es un paso, esencial para tu equilibrio, que sólo tú puedes dar.
Sé feliz armonizando tu energía "Padre y Madre".
João Luiz Spósito - Brasilia DF
Enero 2018
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