Por difícil que parezca al principio, encarar honradamente los propios sentimientos es una de las decisiones más inteligentes que podemos tomar en la vida.
La dificultad en lidiar con los sentimientos lleva a muchas personas a huir de ellos, reprimiéndolos por medio de la racionalización, o sea, siguen los argumentos que la mente les ofrece, para no entrar en contacto con esta dimensión de su ser por miedo al sufrimiento.
Sentir es algo valioso, aunque pueda llevarnos a experimentar tanto la luz como la oscuridad. Sentimientos negativos, como la tristeza y la decepción, aunque incómodos, son parte indisociable de nuestra naturaleza.
No deberíamos evitarlos, aunque ellos nos vuelvan durante algún tiempo frágiles y vulnerables, haciendo que nuestras defensas racionales sean dejadas de lado.
Sin embargo, nada puede ser más liberador que vivir en total sintonía con lo que sentimos. Abrirse plenamente y expresar los sentimientos sin defensas u omisiones, es la única forma de vivir de modo absolutamente verdadero.
Reprimirlos, por el contrario, nos condena a una existencia falsa, en que el entusiasmo y la motivación son destruidos por la frialdad de la razón.
“La primera cosa es: nunca reprimas. La primera cosa es lo que quiera que sea, el caso es el caso. Acéptalo y déjalo venir; déjalo venir frente a ti. De hecho, sólo decir “No reprimas” no es suficiente. Si me lo permites, me gustaría decir: “Sé amigo de eso”.
...Momentos difíciles vendrán, pero un día tú verás que esos momentos difíciles te han dado fuerza porque los has enfrentado. Ellos se han hecho para ser así. Esos momentos difíciles son duros cuando estás pasando por ellos, pero después verás que te han hecho más integrado. Sin ellos nunca habrías quedado centrado, fundamentado.
Deja que la expresión sea una de las reglas más importantes de tu vida. Si tienes que sufrir por ello, sufre. Tú nunca serás un perdedor. Ese sufrimiento te hará cada vez más capaz de disfrutar de la vida, de regocijarse en la vida”.
Osho.