por Elisabeth Cavalcante
¿Crees en todo lo que tu mente te dice? Si la respuesta es sí, sabrás que esa puede ser la fuente de la mayoría de tus problemas.
Teniendo en cuenta que gran parte de nuestros pensamientos están basados en creencias que nos han sido impuestas, o en experiencias negativas del pasado, continuar permitiendo que ellos guíen nuestras acciones dificultará enormemente nuestra evolución.
El paso inicial para la transformación es pasar a observar críticamente la calidad de nuestros pensamientos. A partir de ahí, podremos determinar si vamos a obedecerlos ciegamente o a cuestionar las razones que ellos nos proponen.
Siempre que nos vemos ante una situación retadora, es natural que la mente presente razones para que la evitemos, para que huyamos de cualquier posibilidad de ver frustrados nuestros deseos.
Incumbe a nosotros cuestionarnos si esa es, de veras, la mejor actitud. Y ponderar qué podría pasar si tomamos la decisión de seguir adelante.
Analizar tranquila y racionalmente las posibilidades que una determinada situación nos presenta, en lugar de dejarnos dominar por los pensamientos negativos, es la manera más segura de hacernos dueños de nuestra mente, en vez de esclavos obedientes.
Así, poco a poco vamos aprendiendo a escuchar nuestra intuición y a percibir los reales sentimientos que nos motivan, en vez de simplemente rendirnos a la negatividad y al miedo que la mayoría de nuestros pensamientos intenta imponernos.
Las experiencias negativas pueden aportarnos enseñanzas útiles, pero jamás debemos dejarnos paralizar por ellas. Nuevas e increíbles posibilidades siempre estarán disponibles, si conseguimos dar voz a nuestro poder interior.
“...La cabeza te mantiene casi embriagado con pensamientos, ideas, interpretaciones. ¡Ten cuidado con tu mente!
Nunca has pensado en ella como una droga, ella es una droga muy sutil y la sociedad te va drogando desde tu niñez.
Ella se convierte en parte y parcela de tu vida y lo colorea todo.
Lo que quiera que veas, lo ves a través de ella, lo que quiera que oigas, lo oyes a través de ella, y ella es rápida en interpretar, a favor o en contra.
...La mente te mantiene en una especie de enajenación.
...El único hombre sano es aquel que se ha retirado de la mente, porque entonces su visión es clara, sin nubes, su conciencia es pura, como un espejo sin cualquier mota de polvo.
Meditación significa desligarse de esa corriente: ni pensar ni soñar, simplemente ser…
No será una cuestión de estar convencido de su veracidad, será una realización. Y la verdad nunca es una conclusión, ella es siempre una realización, una revelación.”
OSHO