Como los daños producidos por el incesto emocional no se detectan fácilmente, suelen presentarse más en la vida adulta, cuando aparecen las dificultades para mantener vínculos sanos y más duraderos. Sería como si estuviesen traicionando a los padres.
Muchos de los hijos también son orientados, de modo camuflado o directo, para que tengan cuidado en sus relaciones, en vista de los sufrimientos causados por las elecciones equivocadas de los padres; el aviso, por tanto, sería para que permaneciesen atados al papel de maridos y esposas de esos padres y que esa sí, sería la pareja ideal.
Como consecuencia, o las relaciones están destinadas al fracaso, o los hijos ni siquiera piensan en tener algo más consistente y a menudo ya ni lo buscan.
Los efectos para la vida pueden estar permeados por estados depresivos que con el tiempo pueden aumentar, o bien una total disociación de la realidad y de sí mismos, como mecanismo de fuga por la imposibilidad psicológica de entrar en contacto con cuestiones emocionales que afectan a toda la andadura de una vida que ciertamente podría ser muy diferente.
Vale la pena resaltar que la identidad de los hijos de ese tipo de abuso, donde el incesto emocional prevalece, queda mezclada con la del padre o la madre proyectada. En la vida adulta, hay una enorme dificultad para saber dónde empieza uno y termina el otro, y debido a ese desarreglo, la dificultad de imponer limites.
Como la identidad está basada en la lealtad para con los padres, la víctima ora se siente impotente ora se percibe temiendo ser rechazada si no cumple con la identidad planificada para sí, por tanto, los sentimientos de inferioridad y de no pertenencia suelen ser el telón de fondo.
Bajo el papel que han de cumplir, una enorme inseguridad y tensión van de la mano. Las relaciones afectivas quedarán drásticamente perjudicadas por la repetición de un escenario de importancia versus la inseguridad y el miedo al abandono. No será fácil establecer vínculos o sentimiento de pertenencia.
Hace falta mucha terapia para que estas víctimas, acostumbradas a satisfacer las necesidades de sus padres, puedan reconocer que también tienen necesidades propias y que éstas pueden ser validadas. Por otra parte, en el reverso de la situación, pueden desenvolverse en un exceso de ansia por ser atendidos a toda costa por las parejas en general, nunca quedando satisfechos con lo que reciben, alucinando que son el centro de todo. Otros, en la tentativa de agradar expectativas, pasan la vida corriendo frenéticamente en la difícil tarea de demostrar ser exitosos, para sentirse aceptados, no rechazados y quién sabe, amados.
¡Cuanto más despiertos, mejor!
Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
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Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos
Publicado por Silvia Malamud
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