Si tienes satisfechas tus necesidades básicas, puedes experimentar un buen grado de bienestar y dignidad, y aun así eres dominado por el sentimiento de insatisfacción; la fuente de ese sentimiento es de otra naturaleza.
Ella es un atributo de la mente, que siempre nos hará creer que nuestra felicidad depende de una infinidad de factores. Mientras no los alcanzamos, nos sentimos frustrados y ansiosos por la materialización de esos deseos.
La sensación de felicidad depende, fundamentalmente, del modo en cómo lidiamos con las experiencias de la vida. Si vemos en cada acontecimiento o circunstancia un problema, difícilmente conseguiremos sentirnos felices.
Una vida exenta de desafíos es imposible, pues es parte esencial de la jornada humana el vivirlos como camino evolutivo. Es imprescindible tomar conciencia de esa realidad, para poder valorar las pequeñas satisfacciones, en lugar de condicionar nuestra felicidad a la consecución de metas grandiosas.
Cuando la insatisfacción se convierte en pauta, aunque la abundancia material, la salud y el amor se hallen presentes, siempre se encontrará justificativa para la infelicidad.
Transmutar esa energía exige atención permanente al patrón de pensamientos que habitan nuestra mente. Sólo así será posible sustituir la insatisfacción por su polo opuesto, la gratitud.
...”La mente dirá: “Si no estás obteniendo éxito, esto significa que no te has esforzado lo suficiente. Si no has llegado, es porque no estás corriendo lo suficiente. Y si haces caso a la lógica de la mente – que parece lógica, pero no lo es – continuarás corriendo cada vez más y al final no encontrarás nada, a no ser la muerte”. Osho