¿Sabes esperar el momento oportuno? ¿Crees que todo en la vida sigue la ley básica de la naturaleza, o sea, necesita tomarse su tiempo para germinar, crecer, fructificar?
A la mayoría de nosotros, dominados por la mente y el ego, se nos hace difícil aceptar que nuestras expectativas y deseos no sean atendidos de inmediato.
Ese es un aprendizaje esencial para poder mantener la serenidad y el equilibrio de nuestras emociones.
No obstante, hasta que empecemos nuestro proceso de autoconocimiento y consigamos cierto grado de consciencia, la ansiedad y la frustración serán inevitables.
Aceptar con tranquilidad que la espera puede ser un tiempo precioso de aprendizaje es difícil, y mientras no alcanzamos ese grado de evolución, intentamos quemar etapas, apresurando el ritmo de la vida; y nos rompemos la crisma muchas veces.
Como todo en la existencia, el crecimiento también se hace poco a poco, y por lo tanto, no sirve de nada angustiarnos si retrocedemos y caemos de nuevo en la trampa.
Hasta que la maduración se consolide, podemos disfrutar la jornada con satisfacción, celebrando cada pequeño avance, conscientes de que el momento oportuno, ese en que el aprendizaje alcanzará un grado más consistente, ciertamente llegará.
Para ello basta mantener el foco de nuestra intención y, detalle esencial, relajarnos durante el proceso.