Queridos lectores, este artículo es en parte un testimonio de este autor, quien, deseoso de compartir una gran alegría con todos vosotros, ha visto que la mejor forma de agradecer a Dios en este momento es compartiendo, sí, compartiendo una profunda verdad espiritual.
Lo creamos o no, ellos están junto a nosotros a tiempo completo, son aquellos a quienes llamamos ángeles y también santos espíritus, son nuestros guardianes, por toda nuestra encarnación terrestre y muchas veces más allá, en el mundo espiritual, hasta que hayamos madurado y evolucionado lo suficiente para caminar con seguridad.
Estos grandiosos seres luminosos están por todas partes, en los planos espirituales y en la Tierra, asimismo incluso muy bien camuflados entre nosotros como humanos corrientes, según ya expliqué en artículo anterior.
Ellos nos monitorean, nos evalúan y providencian todo lo necesario para que no nos perdamos y logremos dar continuidad al cumplimiento de nuestra misión.
Cuando estamos padeciendo sufrimientos de cualquier tipo, somos observados todavía más de cerca y varios de ellos nos acompañan, tomando providencias, siempre un paso delante de nosotros, o varios, para garantizar que nos vaya bien en nuestras misiones.
Ellos incluso contabilizan nuestros créditos espirituales, los llamados "bonos" que adquirimos siempre que hacemos el bien al prójimo y a la humanidad.
Es cierto que tenemos también nuestros débitos igualmente contabilizados y ese balance se hace con precisión.
Pero hay que tener en cuenta que estos seres luminosos también tienen el poder de proyectar nuestro futuro y evaluar asimismo el bien que todavía podremos hacer, nuestro potencial en amor; así, en muchos casos, aun cuando estemos en desequilibrio por haber adquirido más débitos que créditos, es posible recibir las perlas de los ángeles y santos espíritus con el debido permiso de Dios.
Las perlas de los ángeles y santos espíritus son bendiciones de Dios, son curaciones físicas, emocionales, mentales, morales, espirituales, en fin, son ayudas de todo tipo, inesperadas, que nos surgen como por magia y, podéis creerlo, estas cosas sí ocurren.
Cuando se camina por la buena vía, buenas cosas suceden y a esto me refiero y doy mi testimonio.
Incluso en las horas más difíciles, no os desesperéis, desesperarse es entregarse, procurad elevar vuestras vibraciones hacia la fuerza suprema que rige el universo, para que podáis recibir las perlas de los ángeles y santos espíritus en vuestras vidas.
Si queréis saber cuáles son los requisitos para recibir esas perlas, aquí queda la clave: Sed obedientes a las leyes de Dios, sed sinceros y humildes de corazón, sed amor, ejerced el perdón y la gratitud, haced siempre el bien incondicionalmente; y si no lograseis efectivamente hacer el bien, al menos no hagáis mal a nadie, sólo entregad a Dios todo el mal que os quieran hacer, porque todo y todos nosotros somos observados continuamente y así es como recibiremos nuestras perlas, conforme a nuestros merecimientos.
Sed felices haciendo siempre el bien y recibid las perlas de los ángeles y santos espíritus de Dios.
João Sposito- Brasilia - DF
Diciembre 2018
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