Claro que no, pues supones que sabes lo que es bueno para ti, pero en realidad, no lo sabes. Eres incapaz de conocer el tamaño de esa presuntuosidad. Esperas que Dios actúe como el genio de la lámpara, satisfaciendo todos tus deseos, y no entiendes que son justamente los deseos la causa de todo tu sufrimiento.
Crees en un modelo de felicidad rebasado, vendido y divulgado por los medios, enseñados por las religiones, formateado por la educación, y quieres que el Universo conspire a tu favor. Quieres que Dios esté trabajando para mantenerte ajustado a tus sueños sin percibir el tamaño de esa insensatez. Buscas la comodidad de la inercia como un trofeo y sacas toda tu rebeldía ante a las recurrentes frustraciones obtenidas.
Tienes que aprender que no eres capaz de conducir los acontecimientos de tu propia existencia, ya que no consigues hacer lo mejor para ti. A decir verdad, sólo estorbas, por eso agonizas. Sufres porque has perdido la conexión con la propia alma y principalmente con la Naturaleza. Tu vida fue construida por ósmosis, y poco a poco, sin darte cuenta, te has vuelto un prisionero más en esa realidad cuerpo-mente. No has notado la condición pasiva en que siempre has vivido, has terminado preso a las programaciones nefastas del mundo al cual has sido obligado a ajustarte. No te has dado cuenta que ese mismo mundo estaba enfermo y por eso tú también te enfermaste.
El sufrimiento será tu mayor aliado, ya que es una alarma que despierta la consciencia para el cambio. El dolor es una constatación inequívoca de la acción de Dios en nuestra vida, sólo aquellos que alcanzan un grado de consciencia más elevado pueden comprender esto. Has de tener en mente que si la vida no se hace más fácil, serás tú quien tengas que hacerte más fuerte.
Comprende que no hay nadie capaz de imponerse frente al Universo, ni siquiera Jesús se atrevió a ello, tanto que él mismo dijo: "Si no se puede alejar de mí ese cáliz, hágase tu voluntad y no la mía" (Mt 26:42). La voluntad del Padre es la voluntad del Universo, es aquello que se manifiesta de forma natural, a través de Leyes eternas.
El Universo siempre ha estado al mando. Él te empuja porque tú necesitas crecer, mirar tu propia sombra, enfrentarte a tus bestias interiores, resolver pendencias emocionales, alinearte con la Naturaleza y librar el buen combate, a fin de cuentas, tú estás aquí para eso. ¿O tú eres de aquellos que consideran que al mundo han venido a paseo?
Despierta, este mundo es una escuela. Tú vienes aquí para aprender lecciones, pasar exámenes y graduarte. ¿Para qué? Simplemente para manifestar lo grandioso que ya existe en ti: tu divinidad.
Para ser feliz, es preciso librarse de los deseos.
No esperes una vida plena de felicidades. La felicidad sólo puede ser alcanzada con la renuncia, con el desapego, con la aceptación y con mucha entrega. Somos todos héroes ante una saga específica, luchando contra la propia sombra, enfrentándonos a las inclinaciones negativas, desmontando programaciones equivocadas y aprendiendo a desaprender.
Es preciso ceder a los imperativos del Universo. No existe la menor posibilidad de ser feliz buscando el "dolce far niente" de la inercia o luchando contra los mandatos de la existencia. La Naturaleza es una Madre amorosa, pero también un Padre severo, serio y circunspecto, siempre dispuesto a promover nuestro encuadramiento.
Por eso, amigo mío, deja de luchar contra el Universo. Esto sólo empeora las cosas. Lucha contra ti mismo. Lucha contra tus deseos, tus inclinaciones negativas, tus miedos, lucha contra todo lo que sea obstáculo para la manifestación de tu mejor versión. Busca lo mejor, sé humilde, confiado, alegre, valeroso, perseverante, sereno y desapegado, así estarás manifestando tu Verdadera Naturaleza y disolviendo las ilusiones de un falso yo.
¿Quieres hacer una plegaria perfecta? Haz una plegaria de agradecimiento. Demuestra tu amor por la Vida, acepta las probaciones del camino. Ante el dolor no hay más que tres opciones: enfrentarte a él, soportarlo o huir. Quien se enfrenta está trabajando el coraje y la inteligencia, quien soporta está trabajando la paciencia y la resignación, quien huye está únicamente postergando.
Trabaja el día, haz aquello que tiene que hacerse aquí y ahora, no procrastines más, todo aquello a lo que no te enfrentas llegará a convertirse, a la fuerza, en acciones del Universo, y construirá tu destino.
¡Créelo, todo lo que incide sobre ti, siempre, será para tu bien!
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