Las personalidades múltiples son un fenómeno psicológico y, en mi opinión, espiritual, obsesivo, posesivo.
La DMP - doble personalidad, es un síndrome peculiar en el cual dos o más personalidades distintas habitan un único cuerpo, dice el psiquiatra David Shainberg.
Las víctimas de esa dolencia, o "múltiples", a menudo no tienen conciencia de su condición.
Ellas no comprenden que el control de su cuerpo/mente está siendo pasado atrás y adelante entre diferentes personalidades y en vez de eso sienten que están sufriendo de alguna especie de amnesia, confusión u obscurecimiento de la razón y de la comunicación.
Hay casos de múltiples que producen varias personalidades. Incluso bien distintas en sus expresiones.
En tal caso, esa expresiva variedad puede ser la posesión por parte de una "legión" que pasa a "habitar" el cuerpo/mente de la persona.
Hay estadísticas divulgadas respecto de las múltiples informando de que el 97% de ellas han tenido una historia de trauma infantil severo, a menudo en forma de abuso sexual, físico y psicológico.
Simples sucesos traumáticos también pueden desembocar en ese proceso de las múltiples.
Esto llevó a muchos investigadores a concluir que convertirse en múltiple es el modo que el psiquismo de una persona encuentra para hacer frente a un extraordinario dolor y dilaceración del alma.
Al dividirse en una o más personalidades, la psique es capaz de parcelar abiertamente el dolor, en cierto modo, y tener varias personalidades le hace soportar aquello que para una sola personalidad sería demasiado resistir.
En tal sentido, convertirse en múltiple puede ser el ejemplo extremo de lo que Bohm quiere decir con fragmentación.
Es interesante notar que, cuando el alma se fragmenta a sí misma, no se vuelve un conjunto de añicos rotos con bordes dentados, sino una reunión de totalidades menores, completas y auto-soportadas con sus propias características, motivos y deseos.
Si bien esas totalidades no son copias idénticas de la personalidad original, están relacionadas con la dinámica de la personalidad original.
Al constatar esto mediante la experimentación, quedo, como investigador psíquico, más tranquilo, pues sé que las dilaceraciones y fragmentaciones no deshacen la original personalidad. O sea, el Espíritu es incorruptible. La afectación se da en los cuerpos energéticos y en la manifestación de la personalidad.
Un ejemplo me viene a la cabeza. Tú pierdes el control de ti mismo y tiras un plato. En lugar de hacerse astillas por todo el piso, los pedazos van cayendo como atraídos por una proyección/imán del propio plato original. ¡Entonces, en cualquier momento el plato podrá ser recompuesto!¡Extraordinario, esto!
Esa idea me remite al fenómeno de aglutinación existente en los cristales.
Al romper un cristal, tú lo colocas en una vasija con una solución líquida y el cristal vuelve a su estado natural. Ese poder de aglutinar y reordenar es del Espíritu, que habita el primario cuerpo de un cristal y es mantenido a lo largo de miles de años y se manifiesta cuando el Espíritu, animando ahora un cuerpo humano, bajo la presión de una caída impactante, hace la aglutinación y reordena sus cuerpos/personalidades para seguir su jornada en la Tierra.
Y para finalizar, como es mi costumbre, cuento una anécdota. Como todas las demás, verdadera, sucedida recientemente.
Evaristo tiene bloqueos intensos, miedo e inhibiciones que parten de acosos intensos en la niñez.
En ese proceso va creando, como dice Shainberg, varios otros YO, para facilitar actitudes y acciones. Y en una clase de inglés, sorprendió a todos.
Tuvo una inspiración inesperada, se levantó e hizo una disertación en lengua inglesa. Y toda el aula lo felicitó por su desempeño.
Me dice él, en este último encuentro: "¡Wilson, me gustó ese tal Yo hablando por mí!"
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