El único terreno donde la mente te hace sentir seguro es en las situaciones que te son familiares.
Si te resistes a salir de ese territorio y sientes pavor a verte sorprendido, las posibilidades de que tengas que enfrentarte a algún sufrimiento son muy grandes.
Acomodarte en lo previsible sólo podrá darte una seguridad limitada, aunque creas en la ilusión de que ésta es total.
Por mucho que lo busquemos, el conocimiento acaba por convertirse en una prisión, en la medida en que limita nuestro potencial creativo.
Cuanto más apegados quedemos a la intención de mantener la vida inalterada, menos oportunidades crearemos de experimentar crecimiento interior.
Abrazar lo inesperado, sea cual fuere la forma en que éste se presente, es el secreto para poder conocer el valor de la serenidad.
Abrir mano del deseo de control es extremadamente liberador, pero sólo es posible para quien ha aprendido a confiar de modo absoluto en la sabiduría de la vida.
Contrariamente a lo que casi todos creemos, lo inesperado puede ser sorprendentemente bueno.