¿Cuánto somos influenciados por los modelos de nuestros padres y cómo podemos liberarnos de todo lo que no agrega?
De modo inconsciente o no, las personas tienden a reproducir en las relaciones de la edad adulta los modelos educacionales y afectivos que tuvieron en el inicio de sus vidas con sus padres y/o cuidadores. Respecto de las mujeres, muchas de las conocidas depresiones posparto pueden surgir sin aviso previo, y entre otras variables, pueden ser la reedición del sentimiento de la madre hacia ellas y de lo que ellas mismas sintieron en este inicio de vida.
Son percepciones, sentimientos y sensaciones corporales surgidos antes incluso de la formación del pensamiento, que hablan de la falta de la presencia de la madre, de sentimientos de abandono y de desamparo. Esto es susceptible de ocurrir incluso cuando madres u otros cuidadores estuvieron técnicamente presentes, pero emocionalmente ausentes, pudiendo ser reeditados tanto por parte de la madre hacia el bebé, como de la madre hacia sí misma.
Es muy difícil reproducir la falta de lo que no se tuvo principalmente cuando no hay recuerdos cognitivos al respecto. Por otra parte, actitudes de cariño, de apertura de un ambiente lo suficientemente seguro que promueva un anclaje emocional en el bebé, cuando ocurre en el inicio de la vida de los progenitores, naturalmente es reeditado con los hijos.
Sin embargo, la verdad no es tan sencilla de explicar, la base incluso podría contener esta exactitud, pero hay otras infinitas variables con influencia de las actitudes de los padres hacia los hijos, independientemente de cómo la madre, el padre y/o el cuidador los hayan tratado.
Sentimientos de rechazo y de minusvalía de los padres, por ejemplo, pueden seguir caminos opuestos en los hijos cuando éstos están sobrevalorados para que de modo inconsciente esa trama emocional pueda ser reparada. Por otra parte, padres con los mismos sentimientos de minusvalía, o que pasaron por muchos celos de los hermanos, o que tuvieron algún otro sentimiento no cualificado y no acogido, pueden proyectar sin elaboración alguna todo ese montante en la nueva criatura que nace, sirviendo a ésta de modelo para posicionarse frente al mundo.
Por lo regular, creencias y actitudes de los padres también servirán de ejemplo y de modelo futuro, pero no siempre. En pleno siglo XXI, por ejemplo, una madre machista, que piensa que los hombres son los mejores y los más fuertes y que hay más lugar en el mundo para ellos que para las mujeres, todavía marca diferencias en el tratamiento entre hijos de distinto sexo, e incluso puede “enseñar” a la niña que los hombres tienen más valor, pero la realidad en los días de hoy difícilmente hará que ese modelo sea actualizado. Desde muy pronto provocará un choque de valores, donde la hija mujer ciertamente tendrá espacio para cuestionar el sentido entre lo que aprendió como modelo y lo que ella encontrará por delante, pudiendo inclusive ser un punto de fuerte impacto en su percepción y actitud frente a la vida.
Otro punto a referir concierne a la autoestima de la madre, que puede ser determinante en las futuras relaciones de la hija. Muchas, para llevar la contraria, van por el camino opuesto al modelo ofrecido y acaban invirtiendo sobremanera en la propia autoestima, otras quedan contaminadas por el clima de minusvalía impregnado, dificultándoles la tarea en sus relaciones.
Muchas madres, principalmente aquellas que tienen más tendencias narcisistas, no soportan ver el paso del tiempo y tienen enorme dificultad en pasar el testigo de la continuidad femenina a sus propias hijas, dificultando bastante el sano desarrollo de las relaciones afectivas de éstas. También pueden influir sobremanera en las elecciones amorosas de sus hijas, aunque sea de manera inconsciente, cuando su deseo es que éstas se casen con los tales príncipes encantados que sólo existen en el mundo de la ficción.
Cuando las mujeres se hacen más conscientes y perciben que reproducen, en la vida de pareja, con sus hijos y en otros sectores de relación, las actitudes que criticaban en sus madres y aún así no son capaces de dejar de repetirlas, es porque están altamente condicionadas por esos patrones. También se perpetúan porque de un modo inconsciente mantienen una suerte de lealtad emocional de vínculo histórico de lo femenino familiar. Otras cuestiones inconscientes también pueden formar parte de este escenario.
Para las que se perciben enclaustradas en ese ciclo sin conseguir liberarse de esas atribuciones emocionales repetitivas que muchas veces parecen no tener sentido, pero que no tienen la suficiente fuerza para cambiarlas, lo mejor y más rápido camino que conozco y aplico en mi consultorio son las psicoterapias de reprocesado cerebral en EMDR y Brainspotting; por medio de ellas las personas resultan aptas para definitivamente desprogramarse de patrones que les afectan de manera negativa, iluminando además recursos naturales y creando nuevas y más saludables redes neuronales de respuestas ante la vida, que tienen mucho más que ver con lo que se desea, con lo que hace bien y con lo que ofrece real sentido a la vida.
Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
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Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos