En los últimos 5 años muchas cosas han sucedido (y siguen sucediendo, vaya un año complicado este 2019) que me han alejado del arte de escribir para el blog. La mayor de ellas es el silencio de mi Pepito Grillo, que era el motor de todo eso. Era siempre alguna conversación conmigo mismo lo que iniciaba algo que llegaría a ser un artículo, y sólo restaba ir a buscar por Internet informaciones sólidas. Lo interesante es que yo consideraba que Pepito Grillo estaba muerto, pero parece que sólo es cuestión de saber cómo encontrarlo. Y lo reencontré enseguida en una pila de platos sucios.
Es muy común en el budismo decir que uno debe dejar de buscar para finalmente encontrar. En nuestra mente occidental tendemos a interpretarlo literalmente como desistir, pero lejos de eso. La mente es traicionera; si la dejamos al mando, puede llevarnos a diversos lugares y al mismo tiempo a ninguno. Es como las distracciones de WhatsApp o Instagram, que son un mundo de informaciones que, a fin de cuentas, no acrecientan nada. La verdadera búsqueda de una respuesta interior es una inversión, un comprometimiento tuyo hacia la búsqueda, y después relajas.
“Ir a ningún lugar no es volver la espalda al mundo; es alejarse de vez en cuando para poder ver el mundo más claramente y amarlo más profundamente.” (Leonard Cohen)
El gurú Sri Nisagadatta Maharaj, nos dice lo mismo: “Tú eres el Ser, aquí y ahora. Deja a la mente en paz, sé consciente y desapegado y comprenderás que permanecer alerta, pero separado, observando cómo las cosas van y vienen, es un aspecto de tu verdadera naturaleza.” Y continúa: “No es que tu ser real sea inquieto, sino que su reflejo en la mente así lo parece, pues la mente es inquieta. Ella es como el reflejo de la luna en el agua movida por el viento. El viento del deseo mueve la mente, y el ‘yo’, que no es sino un reflejo del Yo en la mente, parece mutable. Pero estas ideas de movimiento, de inquietud, de placer y dolor, están todas en la mente. El Yo está más allá de la mente, consciente, pero despreocupado.”
Ese ‘yo’, que es un reflejo del Yo, se denomina MU en el Zen Budismo. Mu en japonés significa VACÍO, NEGATIVO, NULO, NO EXISTENTE.
Si nosotros estamos buscando paz, estamos generando agitación a través de la propia búsqueda. Del mismo modo, si estamos intentando parar de buscar la paz, estamos creando más y más perturbación.
Pero ¿qué tiene todo esto que ver con una pila de platos sucios? Es que en el Zen la limpieza tiene un papel fundamental en la Iluminación. La BASE del Zen es la actitud, mucho más que cualquier texto budista. Entonces, pequeños detalles de organización, como barrer o hacer el té son tomados muy en serio para el aprendizaje interior. En el fin de año hay un gran ritual japonés de limpieza que se llama O-souji. O es un título honorífico, una deferencia hacia alguien muy especial. Sou significa barrer y ji retirar, pero en el lenguaje budista souji significa “barrer los obstáculos”. Por tanto, souji no es una actividad mecánica cualquiera, es mirar hacia sí y mirar alrededor, es un instante en que logramos percibir la pureza en medio de la suciedad. Es un instante de sabiduría.
En la literatura espírita también vemos ese “momento Daniel-san” en los libros “Nuestro Hogar” (de Chico Xavier) y " Na próxima dimensão" (Carlos A. Baccelli), donde los recién llegados, pese a haber sido doctores en la Tierra, reciben trabajos de barrenderos o de ayudantes, sin complejidad alguna. Considero que tendrá que ver con el estado de casi trance que el trabajo repetitivo despierta, que permite hacer aflorar tu interior en vez de intentar activamente buscarlo (ya sea con meditaciones o con oraciones). Y, según mi experiencia, no son pocos platos lo que despierta a Pepito Grillo, no. Entonces si quieres conocerte mejor, te sugiero empezar con una buena pila de ellos.
Referencia:
O Zen requer profunda fé, grande dúvida e imensa perseverança;
Conto budista: Varrer a sujeira! Sujeira limpa! - A prática através da limpeza;
Varrendo por uma Terra Pura
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Publicado por Acid
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