Tu rostro cansado, marcado por las innumerables batallas que lograste.
Un instante descansa tus ojos en las flores que engalanan tu andadura.
Aun cuando tus ojos nublados no percibiesen las flores, ellas exhalaban el perfume, en una sencilla invitación de amor.
Fíjate en los muchos cuidados que recibes en tu Jornada.
¡Alégrate! Confía en ti mismo.
Tu camino no es solitario.
Escucha con cuidado. Afina tus oídos para las preciosas orientaciones de los que te aman y que siempre han cuidado de ti.
¡Sé feliz!
Asume tu vida.
Escucha tus intuiciones.
Confía en las orientaciones de lo Alto.
Y finalmente vive los momentos de tu tan planificada existencia.
Que la alegría forme parte de tus días.
Con infinito amor...
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