Creencias son valores arraigados, que nos fueron impuestos por nuestra herencia familiar y por la sociedad.
Tienden a impedirnos desarrollar nuestras propias convicciones, pues tememos cuestionar lo que nos fue impuesto como verdad absoluta, por temor a ser rechazados.
Creencias limitadoras son, por ejemplo, aquellas que nos hacen creer que no somos capaces de realizar algo que nuestro corazón nos impulsa a hacer, por el hecho de que alguien un día nos dijo que no teníamos talento para ello.
Permitirse experimentar, concederse a uno mismo el derecho de equivocarse, de no ser perfecto y crecer a través del error, es el primer paso para que la liberación se produzca.
Todos los días es esencial que nos preguntemos: ¿qué nos está limitando? ¿Qué nos viene impidiendo realizar los anhelos de nuestra alma?
¿Somos, de hecho, incapaces de alcanzar nuestras metas o estamos únicamente dando poder a las voces externas que forman la raíz de nuestra inseguridad?
Encontrar la respuesta a cada una de estas preguntas es la tarea más importante que podemos llevar a cabo, cuando la infelicidad y la sensación de fracaso sea la predominante.
Descubrir tus talentos y confiar en ellos es el requisito fundamental para el desarrollo de la confianza en uno mismo, y la consiguiente liberación de todo cuanto te limita.