Mediumnidad es la capacidad del hombre de recibir o enviar informaciones al plano espiritual. Esa comunicación se verifica mediante inspiración, intuición, visión, audición, psicografía e incorporación.
Todos los seres humanos poseemos esa capacidad, unos más y otros menos. Pero cada cual a su manera. Ciertas personas son extremadamente intuitivas, otras muy creativas, otras ayudan a personas de su entorno y así sucesivamente.
Pero en algún momento te preguntarás: "¿Por qué tenemos esa capacidad?" Considero que es un don que hemos elegido o nos ha sido dado para poder desarrollarnos mejor mientras vivimos. Un don que todos tenemos. Unos más desarrollado, otros menos.
Y esa mediumnidad no nos hace ser especiales. Somos personas corrientes como cualesquiera otras. Únicamente tenemos un recurso que podemos emplear a nuestro favor para hacernos especiales. Lo que importa es cómo empleamos ese recurso. Aunque tampoco estamos obligados a emplearlo.
La idea es sólo que podamos desarrollarnos como personas, y la mediumnidad es un recurso que nos ayuda a cumplir esa misión. La misión de convertirnos en quienes debemos y queremos ser. Ser capaces de mantener unas relaciones, amistades, profesiones, conocimientos, logros materiales, etc., de forma plena y saludable.
Lo que muchos no advierten o aún no saben, es que la conexión con el mundo espiritual se produce a través de nuestras vibraciones energéticas. Cada pensamiento y sentimiento nuestro posee una vibración específica. Entonces, cuando vibramos en un sentimiento de alegría atraemos espíritus que vibran también en la frecuencia de ese mismo sentimiento. Y lo mismo sucede, por ejemplo, cuando vibramos con el sentimiento de enojo. Atraemos espíritus que también están enojados. Aunque nuestra ira esté velada en nuestro interior, en nuestro inconsciente o en nuestro cuerpo.
Siendo así, cuando nos conectamos con altas frecuencias, o sea, sentimientos positivos, la probabilidad de que seamos influenciados negativamente, por espíritus de baja frecuencia, es menor, si bien no imposible.
Por tanto es clave que nos mantengamos protegidos y atentos a lo que nos sucede, para poder trabajar nuestros sentimientos y aprender lo que debemos aprender, sin dejarnos llevar únicamente por la influencia de espíritus que nos acompañan. Ya sean negativas o positivas. Debemos recordar que somos responsables al 100% por nuestras decisiones y podemos ejercer nuestro libre albedrío siempre que queramos.
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