La famosa fecha límite de Chico Xavier ¿sería una profecía más sobre el fin del mundo?
El día veinte de julio se acerca y he perdido la cuenta de cuántas personas me han preguntado esta semana sobre la fecha límite de Chico Xavier. Algunas, preocupadas, querían saber si realmente nos libraremos del fin del mundo, ya que, si bien no hemos vivido una tercera Guerra Mundial, continuamos comprometiendo el equilibrio de nuestro ecosistema y matándonos unos a otros. Otras, más optimistas, pedían detalles de cómo se transformaría la Tierra en un planeta armonioso y pacífico a partir del próximo sábado.
Pese a cuanto se ha venido hablando sobre ese asunto en los últimos años, percibo que todavía hay mucha confusión en cuanto a cuál sería el real impacto de la famosa Fecha Límite en nuestras vidas. A propósito, ¿será de veras cierto que nuestras vidas van a cambiar a partir del día veinte de julio de 2019?
Antes de arriesgarnos en alguna respuesta, vamos al contexto:
Cómo empezó todo
En 1971 Chico Xavier fue invitado a participar en el programa televisivo "Pinga-Fogo", en la extinta TV Tupí, y contestó, en vivo, a preguntas hechas por algunos de los periodistas más conceptuados de entonces. Entre las muchas cuestiones planteadas, el médium discurrió sobre la Nueva Era y sobre una eventual visita de seres extraterrestres. En aquella ocasión afirmó que "si no entramos en una guerra de exterminio en los próximos 50 años, podemos esperar realizaciones extraordinarias de la ciencia humana (...)¹".
Décadas más tarde, concretamente en mayo de 2011, la Folha Espírita publicó una entrevista² con Geraldo Lemos Neto, en la cual el amigo personal de Chico Xavier revela más detalles sobre ese plazo.
Según la confidencia que le hizo Chico, por ocasión del primer viaje del hombre a la Luna hubo una reunión con las Potencias Angélicas del Sistema Solar, para deliberar sobre el futuro de nuestro planeta. Con el viaje espacial, el hombre finalmente ingresaba en la comunicad cósmica y los Administradores Siderales se mostraban preocupados por la influencia nociva de los terráqueos en el equilibrio planetario. Tras mucho debate, el Gobernador Espiritual de la Tierra, Jesús, abogó en favor nuestro y decidió conceder una última oportunidad a la comunidad terrena. Todas las previsiones kármicas que estaba previsto sucediesen al término del siglo XX fueron suspendidas para que el mundo tuviese una última oportunidad de progresar moralmente y de aprender por el camino del amor. Si bien con una condición: que evitásemos una guerra de grandes proporciones durante los siguientes 50 años, iniciados el 20 de julio de 1969, fecha en que pisamos por primera vez suelo lunar. Si en ese tiempo aprendiésemos el arte de bien convivir y de la fraternidad, evitando una destrucción nuclear, el mundo terrestre sería admitido al fin en la comunidad planetaria del Sistema Solar como mundo en regeneración y a partir de ahí los adelantos científicos, tecnológicos y sociales serían inmensurables. Si por el contrario se produjese el hecho de lanzarnos a una tercera Guerra Mundial, las propias "fuerzas de la naturaleza" pondrían fin a la guerra, con terremotos, maremotos y la explosión de varios volcanes ya extintos, todo ello de consecuencias imprevisibles para nuestra civilización. O sea, cerraríamos este ciclo de forma trágica y nos convertiríamos muy lentamente en un mundo de regeneración, recorriendo el sendero del dolor.
Opiniones Divergentes.
Desde entonces, diversas personas se han manifestado sobre el tema.
Muchos aducen que siempre que se ha intentado poner fecha a una profecía, ésta ha fallado: 1999, 2012. Tenemos innumerables ejemplos. Algunos alegan que esto sucede porque el Tiempo de Dios es diferente del tiempo de los hombres. Otros argumentan que no comprendemos a fondo las culturas ancestrales como para conseguir descifrar con propiedad los cálculos que dieron base a sus profecías, hace miles de años.
Quienes defienden la fecha alegan que cualquier proyecto bien hecho tiene un plazo para su ejecución. Siendo así, ¿por qué el "proyecto Tierra" o "Proyecto Humanidad" no habría de tener también una fecha límite para "cambiar de fase"?
Coincido más con el segundo argumento, especialmente debido a estar respaldado por el mayor médium brasileño de todos los tiempos, cuya vida disciplinada y coherente, en mi humilde opinión, le otorga una credibilidad que poquísimos contemporáneos poseen.
Una equivocación, no obstante, que viene siendo corriente entre algunos críticos y contribuye a generar aún mayor confusión es asociar, el plazo para avanzar en la transición planetaria, con el fin del mundo. Equívoco que acaba desviando nuestra atención de lo verdaderamente importante: comprender que vivimos una era de transición, que la energía está cambiando y tenemos que adecuarnos a ello.
Otro error, en este caso cometido por defensores entusiastas, y que del mismo modo contribuye a la desinformación, es deducir que por haber alcanzado la "meta" estipulada, nuestra transición será tranquila, suave y sin mayores conmociones.
Nada cambia tan fácil, ni de un día para otro. La Tierra está pariendo una nueva civilización. Y todo parto exige esfuerzo y sacrificio. Estamos viviendo un momento mágico, pero delicado, que a cada uno de nosotros exigirá valor, resiliencia y mucha perseverancia. Hemos escapado de un sufrimiento terrible e innecesario al evitar una tercera gran guerra, pero no escaparemos de la confrontación con nosotros mismos y con nuestro lado sombra. Vivimos nuevos tiempos. Y en estos nuevos tiempos, mucho lodo hemos de voltear todavía, hasta lograr limpiar toda el agua.
La fecha límite aplicada a nuestras vidas.
¿Has considerado que la fecha límite también puede ser establecida a un nivel personal?
¿Te has parado a pensar que puede referirse a nuestra decisión individual en cuanto al futuro que queremos?
A propósito ¿sabemos nosotros qué es lo que queremos? Y lo que queremos ¿es coherente con lo que estamos plantando?
¿Estamos decididos a abandonar el hombre viejo y los viejos patrones que nos hacen daño? ¿Estamos aprendiendo el arte de la buena convivencia y de la fraternidad, evitando pequeñas guerras en nuestro hogar, en nuestro edificio o en la comunidad?
¿Estamos dispuestos a reciclar los hábitos que hacen del planeta un ambiente más hostil?
¿Queremos de veras permanecer en la Tierra y ayudarnos a construir un mundo mejor, conscientes de que hemos de salir de nuestra zona de confort, aun contra nuestra voluntad?
Ejercicio terapéutico
La fecha límite puede servir como un termómetro interesante para todos nosotros. Por eso vale preguntarnos:
Si el próximo día veinte de julio el mundo realmente se fuese a acabar, ¿qué cosa harías?
¿Las beberías todas y harías lo que te diera la gana, sin pensar en el día de mañana?
¿Aprovecharías la oportunidad para reconciliarte con alguien a quien amas, pero de quien, por alguna bobada, te has alejado?
¿Romperías todo cuanto pillases a tu paso, para descargar la ira y las frustraciones?
¿O serías solidario y ayudarías a quienes estuviesen más desesperados que tú?
¿Que cosa harías?
¿Y por qué no lo haces?
El mundo no se acaba, pero sí está cambiando. Y el planeta va a convertirse en aquello que hagamos de él. ¿Estamos haciendo nuestra parte? ¿Estamos convirtiéndonos en el cambio que deseamos ver en el mundo? ¿Cómo está tu vida? ¿Hay alguna cosa en lo que puedas mejorar? ¿Ponemos una fecha límite para que mejores tu existencia en el mundo? El Planeta Tierra lo agradece...
*¹ Primera edición del Programa Pinga-Fogo, exhibido en julio de 1971: link
Segunda edición del Programa Pinga-Fogo, exhibido en diciembre de 1971: link
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