Bien, amados, esa afirmación viene en esta hora a aportar un poco de consuelo a muchos corazones afligidos en todo el globo terrestre, porque la humanidad está pasando por fases muy difíciles en que la evolución de los seres está llegando a un ápice, es como una espiral ascendente siempre subiendo, girando y con su centro en un punto más arriba.
Los viejos patrones de comportamiento que sirvieron a muchas generaciones ya no sirven más, perdieron los significados y ahora sólo aquellos que estén dispuestos a aceptar la nueva era de amor, luz y progreso colectivo podrán soportar los cambios significativos en las vidas de todos nosotros.
Sí, amados, habrá grandes retos y únicamente los valientes, aquellos que se hallen firmes en sus propósitos evolutivos pasarán a esa nueva era con saldo positivo y disfrutarán de las bendiciones de Dios que ya se están distribuyendo entre toda la humanidad.
Afirmo que no será fácil porque la gran mayoría está encontrando dificultades en desconectarse de sus zonas de confort y entonces la aflicción les arrebata el corazón, no obstante, afirmo como en el título de este artículo que Dios está en todas partes y también en vuestros corazones.
Si la aflicción os rodea, no os rindáis, no abandonéis, sed los guerreros y guerreras que un día se avinieron a estar aquí y ahora, y a hacer lo mejor que pudiesen, por sí mismos y por la humanidad como un todo.
Recordad quienes sois, acordaos del esfuerzo que habéis hecho y de la espera, de la expectativa para ser autorizados a vivir esta vida.
Sólo confiad, hermanos y hermanas, en que el gran Dios está dentro de vuestros corazones y acordaos de cómo podemos conectarnos con ese poder, con sólo confiar en las leyes, en las verdades universales de quienes somos como hijos eternos del Creador de los universos.
Sabed que ninguno de nosotros está fuera de la planificación divina y que todos somos muy importantes para la evolución del universo de seres divinamente creados para existir y cumplir un propósito.
Somos todos emisarios del Altísimo y estamos aquí para ayudarnos unos a otros y progresar juntos.
Ha llegado la hora, nuevos mundos nos esperan para llevar nuestra experiencia de milenios, vida tras vida, poniendo a prueba nuestras capacidades y limitaciones para entonces alcanzar la maestría de ser completos en Dios y asumir nuestros lugares en las divinas jerarquías.
Si un ser sufre, todos sufren a varios niveles, si un ser se eleva, todos se elevan también a varios niveles.
Sed felices confiando desde el fondo de vuestros corazones que somos todos unificados con el gran Dios y entre todos nosotros.
Namasté
João Sposito - Brasilia - DF
Julio 2019
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