Tratar de conquistar a alguien mediante un "bombardeo de amor" - romanticismo exacerbado, demostraciones exageradas de pasión, flores, regalos, cenas, declaraciones de amor, apariciones "sorpresa" en el trabajo de la pareja - es un comportamiento que tiene grandes probabilidades de volverse obsesión y/o relación abusiva, dependiendo de si las características de personalidad están dentro del espectro del narcisismo perverso y patologías afines. De cualquier modo, casi como norma general, las relaciones que ya empiezan con el conocido "love bombing" tienen tendencia, en la segunda página, a convertirse en un sinfín de decepciones o inseguridades.
Lo explico: en la visión romántica, el príncipe encantado encuentra a su princesa y viven felices para siempre. Pero en el mundo de la realidad muchos entran en las supuestas historias de amor de modo delirante, suponiendo que están en dichos cuentos de hadas. Creen ciegamente en la realidad inventada de que el encuentro y la conquista de la elegida, en estos términos, deben ser celebrados como un gran espectáculo, y que dentro de ese recorrido caben toda clase de adulaciones.
En un segundo momento, sin embargo, muchos de esos aduladores se vuelven inseguros respecto de la reciprocidad del afecto, porque como no dejan casi ningún espacio para que el deseo del otro se manifieste, corren el riesgo de, por mucho que hayan invertido en sus conquistas, llegar a ser rechazados.
Otro aspecto que suele venir de ambas partes es el sentimiento de decepción. En el segundo tiempo de una relación, todos salen del papel idealizado, mostrando quienes verdaderamente son, es la ley. Exigencias, carencias y todas las características humanas antes escondidas en medio de las máscaras utilizadas en la fase de la conquista, de la noche a la mañana se pueden convertir en humo.
El movimiento del "love bombing" puede ser peligroso en el sentido de apartar los pies de la realidad objetiva. La ceguera de la excitación que envuelve ese momento no deja espacio para que un encuentro real pueda desarrollarse con mayor profundidad. En esos comienzos de máxima impresión, todo es la celebración del encuentro y el deseo de la perfección de la extensión de la magia que está ocurriendo en grado infinito. Pero la gran cuestión es ¿qué puede significar perfección para cada uno individualmente? Y ¿qué hacer cuando se tiene conocimiento de que la relación está pasando por el "love bombing"?
- En el éxtasis del encuentro la clave es saber de la ansiedad y de la pasión exacerbada, reconociendo estar en dicho momento, y fundamentalmente saber sobre el tema; y también saber que no es sano colmar tanto al otro, porque éste acaba agobiándose y no queda espacio para que el deseo también ocurra en sana medida. Respirar hondo, mirar hacia dentro comprendiendo que la visión externa, por la intensidad de lo que está sucediendo, corre el riesgo de ofuscar la realidad; a continuación, tirar del freno de mano desacelerando respiración, pensamientos e impulsos, para inclusive disfrutar de modo más profundo lo que está pasando, que puede ser muy bueno también.
El "love bombing" forma parte de una proyección de todas las carencias emocionales, dirigidas a la otra persona, como si ésta no tuviese defecto alguno y fuese a solucionarlo todo en la vida. Por el hecho de que la gente, en general, anda demasiado carente, el peligro del "love bombing" está en las reclamaciones que vienen a posteriori y en las decepciones que pueden venir en el mismo envoltorio. O por otra parte, en la ceguera, que continúa cuando el otro se convierte en alguien inventado por la pareja y a toda costa se tiene que encajar en ese modelo, de ahí el desarrollo de las relaciones abusivas, de las posesiones.
La persona objeto de tanta exageración romántica también necesita chequear sus carencias y aguzar la escucha para percibir si el ataque afectivo no está pasando de la cuenta y permanecer alerta haciendo saber al otro lo que puede estar siendo excesivo; y, sin miedo, protegerse, imponiendo límites sanos sobre aquello que percibe no caerle bien. La auto-escucha lo es todo.
Por detrás de ese comportamiento tan intenso, existe la era del vacío, de la necesidad de construirse una necesidad y un vínculo acogedor a través de otro; y la dificultad de formar ese tipo de vínculo cuando se está inmerso en una sociedad narcisista, en la cual la mayoría de los padres son técnicos, o sea, hacen lo que tienen que hacer, pero no saben poner límites claros que hagan posible la construcción de un self maduro y estructurado en sus hijos. Para romper este patrón, hoy día vemos una fuerte corriente en favor de terapias, meditación, mindfulness y todo cuanto haga posible caminar mejor para más tarde poder tener encuentros más sanos y prometedores con los demás.
Aún en ese recorrido, chequear carencias y tener una escucha afinada para percibir si el ataque afectivo no se está pasando de la cuenta, y permanecer en alerta, forman parte de ejercer, dinamizar y hacer valer el autoconocimiento.
Vínculos terapéuticos y con personas que de verdad saben estar con el otro con empatía, también son excelentes antídotos para no perderse en los "love bombings", relaciones abusivas y depresiones y falta de sentido en la vida.
Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
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Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos
Publicado por Silvia Malamud
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