Formas-pensamiento: son creaciones mentales que se sirven de la materia en fluido o materia astral para componer las características según la naturaleza de lo que se mentaliza. Y tanto encarnados como desencarnados pueden crear formas-pensamiento, con intenciones positivas o negativas. Las formas-pensamiento son creadas a través de la acción de la mente sobre las energías más sutiles, plasmando formas que corresponden a la naturaleza del pensamiento generado.
“Cuando alguien dirige el pensamiento a un objeto concreto, un bolígrafo, una casa, un libro o un paisaje, se forma en la parte superior de su cuerpo mental una pequeña imagen del objeto, que fluctúa frente a su rostro, a nivel de los ojos. Mientras la persona mantenga fijo el pensamiento sobre el objeto, la imagen va a permanecer, y persiste incluso algún tiempo después.
El tiempo de duración de esta imagen dependerá de la intensidad y también de la claridad del pensamiento. Además, esa imagen es enteramente real y podrá ser vista por aquellos que tengan suficientemente desarrollada la visión de su propio cuerpo mental.
Tal como con los objetos, cuando pensamos en uno de nuestros semejantes, creamos en nuestro cuerpo mental su retrato en miniatura.
Cuando nuestro pensamiento es puramente contemplativo y no encierra un determinado sentimiento como el afecto, la envidia o la avaricia, ni un determinado deseo, como por ejemplo, el deseo de ver a la persona en quien pensamos, el pensamiento no tiene energía suficiente para afectar sensiblemente a esa persona”.
¿Océano de Pensamiento?
“Cada pensamiento produce una forma. Cuando visualiza a una u otra persona, viaja hacia ella. Si es un pensamiento personal, permanece en las cercanías del pensador. Si no pertenece ni a una ni a otra categoría, anda errante durante cierto tiempo y poco a poco se descarga, deshaciéndose en el éter. Cada uno de nosotros deja tras de sí por todas partes en donde camina una serie de formas-pensamiento. En las calles flotan cantidades innumerables. Caminamos en medio de ellas.
Cuando el hombre momentáneamente hace el vacío en su mente, los pensamientos que no le pertenecen lo asaltan; en general, no obstante, lo impresionan débilmente.
Algunas veces, sin embargo, un pensamiento surge y atrae su atención de un modo particular. El hombre común se apodera de él y lo considera como cosa propia, lo fortalece por la acción de su propia fuerza, y, finalmente, lo expele en estado de ir a afectar a otra persona.
El hombre no es responsable por el pensamiento que le atraviesa la mente, ya que podría no pertenecerle. No obstante, se convierte en responsable cuando se apodera de un pensamiento y lo fija en sí y después lo reenvía fortalecido”.
Los pensamientos egoístas de cualquier especie vagan por el entorno de aquellos que los emiten. El cuerpo mental de la mayoría de los hombres está envuelto por ellos, como por una especie de caparazón. Este caparazón oscurece la visión mental y facilita la formación de prejuicios. Cada forma-pensamiento es una entidad temporal. Se puede comparar a una batería eléctrica cargada, esperando la ocasión de hacer la descarga. Determina siempre en el cuerpo mental al que afecta, un número de vibraciones iguales a las suyas y hace nacer un pensamiento idéntico. Por tanto, si las partículas de ese cuerpo ya están vibrando con cierta rapidez, a consecuencia de pensamientos de orden distinto, el pensamiento que llega espera su hora vagando alrededor de la persona afectada hasta que el cuerpo mental de ésta esté en suficiente reposo como para permitirle entrar. Entonces se descarga y cesa instantáneamente de existir”.
El pensamiento, cuando es personal, actúa enteramente del mismo modo respecto de la persona que lo engendró y se descarga sobre ella cuando la ocasión se presenta. Cuando el pensamiento es malo, la propia persona que lo generó puede considerarlo como obra de un demonio tentador, cuando, de hecho, esa persona es su propio tentador. En general, se puede decir que cada pensamiento produce una nueva forma-pensamiento.
No obstante, bajo el imperio de ciertas circunstancias y la repetición constante de un mismo pensamiento, en lugar de producir una nueva forma, se funde con la primera forma-pensamiento y la robustece. De suerte que el asunto, a través de continuada meditación genera, a menudo, una forma-pensamiento que tiene un poder formidable.
Cuando es mala, puede hacerse maléfica y durar muchos años. Formas-pensamiento de ese tipo tienen la apariencia y los poderes de una entidad realmente viva”. Pueden ser fácilmente confundidas con otras entidades astrales, ya que poseen una forma y un movimiento que recuerdan a seres vivos.
Pensamiento de los bienhechores
“El tipo de pensamientos que hemos tratado antes son los que nacen de la mente sin premeditación alguna.
Existen, no obstante, formas-pensamiento elaboradas intencionadamente con el fin de ayudar a otros. Son peculiares a los bienhechores de la humanidad. Pensamientos vigorosos, dirigidos inteligentemente, pueden constituir un gran socorro para quien los recibe. Son verdaderos ángeles de la guarda; protegen contra la impureza, la irritabilidad, el miedo”.
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