Tal vez no haya, de hecho, “consejos” más indeseables de ser oídos cuando estamos con el corazón partido, que estos que nos dejan a la espera: “el tiempo lo cura todo”, “solo el tiempo te hará mejorar”, etc. Entre tanto, justicia sea hecha: el tiempo realmente es infalible!
Un día puede ser una eternidad para quien espera, para quien sufre, para quien tiene un dolor. Y puede ser casi como un segundo para quien está sumergido en un estado superior de felicidad. Sin embargo, de verdad, el tiempo es siempre el mismo. Es nuestra disponibilidad interna para sintonizarnos con él, la que parece diferenciar su ritmo.
Cuando estamos despedazados por el fin de una relación, tenemos la impresión de que el tiempo se detuvo, de que nada existe más allá de la sensación de quedarnos sin piso, sin rumbo, completamente vacíos de cualquier esperanza.
Y, asimismo, sin conseguir sentirlo, el tiempo pasa. Pero un día comienza y termina, dando lugar al siguiente y al próximo y a otro más, a pesar de que las mañanas parezcan siempre grises, aunque tengan sol... a pesar de que las noches parezcan siempre oscuras, aunque tengan luna... a pesar de que la vida parezca completamente sin sentido, aún cuando nos ofrezca la oportunidad de rever y descubrir dónde nos equivocamos.
A pesar de todo, es posible renacer, resurgir de este estado devastador, y, finalmente, recomenzar. Ahí, podemos percibir que las relaciones acaban, pero el corazón no, por más que sea esta la sensación que inunda nuestra alma en el momento en que vemos destruida una promesa de amor. Podemos descubrir que el otro se va, pero jamás se lleva nuestra capacidad de amar. y así, podemos entender el poder del tiempo.
Quien ha sentido esa sensación de que absolutamente nada, ni el tiempo, es capaz de apaciguar el desespero –y muchos ya han pasado por eso- puede comprender mejor lo que estoy escribiendo. Por lo tanto, si no consigue creer en la fuerza de reconstrucción que el tiempo nos da, está bien... no crea! Solo déjelo pasar y verá!
Viva un día a la vez y terminará descubriendo que el amor comienza y termina en este instante. El resto es recuerdo o fantasía... apenas flashes de lo que vivimos y proyecciones de lo que nos gustaría vivir... Pero es solamente ahora que el amor puede ocurrir y es exactamente por eso que lidiar con el dolor es tan difícil. Porque poco importa hacia donde vaya, lo que usted haga o en que ritmo pasa cada segundo, él continúa latiendo dentro suyo, dejando la sensación de que no hay más espacio para el amor.
Ese es nuestro mayor miedo: no amar más, no lograr más compartir, vivir otra relación tan buena, tan satisfactoria, tan deseada. Entretanto, esto es auto tortura. No piense en eso, no se lastime más con una fantasía empapada de desesperanza. Recuerde siempre que el amor es una elección suya... se va a repetir en un relacionamiento, o no, es apenas una de las innumerables posibilidades de vivirlo nuevamente. Deje que el tiempo pase, para que luego, en un instante, el dolor pueda esfumarse y dejar espacio para un nuevo amor!
Este texto está en el nuevo libro de la autora: “AMOR sin reglas para vivir”.
Rosana Braga é Especialista em Relacionamento e Autoestima, Autora de 9 livros sobre o tema. Psicóloga e Coach. Busca através de seus artigos, ajudar pessoas a se sentirem verdadeiramente mais seguras e atraentes, além de mostrar que é possível viver relacionamentos maduros, saudáveis e prazerosos.
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