En un primer momento, respondemos: Claro que nada!
¿Verdad? Increíble como la carencia afectiva tiene se transformado en una verdadera epidemia. Vivimos en un mundo donde todo lo que hacemos nos induce a “tener”
cada vez más. Un móvil nuevo, un zapato de otro color, una chaqueta diferente, un viaje en plazos suaves... Y mientras eso, nos sentimos cada vez más vacíos.
Nuestra voz interna hace eco que llega a doler; y todo lo que realmente nos haría sentir mejores seria “apenas” un poco de cariño.
La carencia es tan grande, la sensación de soledad es tan fuerte que nos disponemos a pagar por compañía, por una remota posibilidad de conseguir un poco de cariño. Yo sé, usted irá decir: “! No es verdad, yo nunca salí con una muchacha o un muchacho de programa; ¡Jamás pagaría para tener cariño!
Eso es, pero no es del dinero que estoy hablando. No se trata de esta moneda. Estoy hablando de las elecciones que hacemos, indiscriminadamente, en busca de afecto. Las relaciones sexuales fáciles y fugaces, la liberación desenfrenada de la intimidad, la cama que llega en las relaciones muy antes de una presentación de los corazones... La rapidez con que nos entregamos, besamos, y tocamos nuestras “zonas eróticas” demuestra exactamente lo cuanto pagamos por un poco de cariño. O, el contrario de todo eso, la amargura y lo mal humor que toma cuenta de aquellos que no hacen nada de eso, que se cierran como ostras, criticando y maldiciendo quien se entrega, quien tiene relaciones sexuales, quien sale en busca de afecto a cualquier precio... por fin, de una forma o de otra, están pagando por el cariño que no dan y pelo cariño que, muchas veces, no se permiten recibir. O sea, se sexo fuera realmente tan bueno, poderoso y suficiente cuanto “prometen” las revistas femeninas, las cenas calientes de las telenovelas o los sitios eróticos en la Internet, estaríamos satisfechos, ¿No es verdad?
¡Pero no estamos, definitivamente no lo estamos!
¿Sabe lo por que? Porque falta contenido en estas actitudes, en estos encuentros. No se trata de juicio de valor ni pudor hipócrita. Tratase de una constatación, ¡de un facto! Mucho más que orgasmos múltiplos, necesitamos urgentemente de un gesto de cariño, de un abrazo que junta corazón con corazón, de un simple toque de manos en nuestro rostro, de un encuentro de cuerpos que desean sobretodo hacer el otro sentirse querido, sentirse vivo. Tocar el otro es despertar sus células, es revivir sus poros, es ofrecer una fuerza, una esperanza, un poco de humanidad, tan escasa en nuestras relaciones.
Talvez usted piense: pero yo no tengo a nadie que esté dispuesto a hacer eso conmigo, a darme este presente.
Eso es. Estas son las matemáticas más engañosas y catastróficas bajo la cual vivimos. ¿Quién dijo que usted necesite tener alguien que lo haga eso por usted? ¡No! ¡Usted no lo necesita, crea! De personas que están esperando soluciones el mundo esta harto! ¡Necesitamos de aquellos que están dispuestos a ser “la” solución! Por lo tanto, si usted quiere transformar su vida en un encuentro amoroso, tornase el propio amor, el propio cariño, la propia caricia.
Tornase la diferencia en la vida de las personas, de lo mayor numero de personas que puede.
A partir de hoy, en vez de salir para la fiesta diciendo que quiere “besar mucho”, concentrase en su capacidad de dar afecto y sorpréndase con el resultado. Recibí hoy (ciertamente por sin cronicidad del Universo) un texto de un lector mío sobre “cuddle parties”, la nueva moda en Nueva York.
Personas con más e 30 años pagan hasta 30 dólares para participar de una fiesta donde los invitados se abrazan, se tocan sin intención de sexo (de hecho, sexo es prohibido en esta fiesta.) ¡Dios mío! Que cosa horrible no tener una persona a su lado que puede tocarla, que puede acariciarla.
Lo sabes, la gente tiene miedo de dar cariño y ser rechazado, de tocar el otro y ser llamado de “pegajoso”. Y no estoy hablando de tocar extraños, no... Estoy hablando de tocar amigos, familiares, padre, madre, hermano, esposo, esposa, novio. Estoy hablando de afecto con aquellos que, teóricamente, son los más próximos de nosotros, aquellos que en nuestra agenda colocamos el nombre para ser avisados se algún accidente ocurre con nosotros.
Sugiero que, a partir de hoy, usted empiece a tornarse una persona cariñosa, en el modo de hablar, en el modo de oír, en el modo de llegar y salir...
Haga un cariño en alguien que a usted le gusta. Usted va a sentirse un poco extraño, quizás la otra persona sienta el corazón disparar y piense “Caramba, ¿qué hago ahora, lo que yo hablo, lo que esta aconteciendo?” ¡Pero no desista! Ofrezca cariño, más y más... y haga parte del “club de los saciados”, reduciendo el numero de personas contaminadas por la carencia.
¡Ofrezca cariño gratuitamente y usted pagará por él cada vez menos!
Rosana Braga é Especialista em Relacionamento e Autoestima, Autora de 9 livros sobre o tema. Psicóloga e Coach. Busca através de seus artigos, ajudar pessoas a se sentirem verdadeiramente mais seguras e atraentes, além de mostrar que é possível viver relacionamentos maduros, saudáveis e prazerosos.
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