Son muchas las situaciones en las que nos orientamos por una sintonía fina para saber si hicimos lo mejor delante de cierta situación. Hay un cierto tipo de calma que surge como una confirmación: intuitivamente sabemos si>está todo bien o no.
Por medio de la auto-observación, aprendemos a identificar diferentes formas de ansiedad y niveles de calma, que nos informan intuitivamente lo que queremos saber sobre una determinada situación.
Así como hay un cierto tipo de inquietud que actúa como el sonido de una alarma interna alertándonos cuando algo no va bien. En general, cuando conseguimos identificar el origen de este mal estar, sentimos cierto alivio, pues ahora sabemos “lo que estaba sucediendo”.
Nuestros cuerpos funcionan como radares: captan los acontecimientos y nos informan como actuar: retirarnos, parar o atacar. En tanto, infelizmente, no fuimos educados para reconocer estas señales, y es por eso que no les damos el debido valor. Las personas más sensibles saben leer esas señales en su propio cuerpo: sonidos en la barriga, zumbidos en los oídos, “piel de gallina” o escalofríos, que les revelan mensajes sobre la naturaleza de cierta situación.
En este sentido, podemos aprender a observar nuestro cuerpo para aumentar nuestra capacidad de contacto con la realidad exterior. No existe tiempo y distancia para esta forma de comunicación. Ella es directa e inmediata, como un péndulo que nos informa si o no.
El modo como respiramos también nos puede dar indicios sobre la naturaleza de las situaciones. Respirar de manera superficial revela vulnerabilidad. Ya la respiración lenta y profunda indica que estamos confiados y seguros. La respiración es la inteligencia del cuerpo.
Muchas veces evitamos prestar atención a las sensaciones físicas porque ellas despiertan emociones desconocidas, que están ligadas a la percepción sutil de nuestro cuerpo. Pero vale la pena intentar sentirlas. Por ejemplo, si sentimos cierto mal estar al oír a una persona diciéndonos algo aparentemente positivo, puede indicar que tal vez estamos siendo engañados. Nuestro cuerpo vibracional sabe cuando nos engañan! Por eso, cuando nos sentimos incómodos delante de una situación, debemos revisar lo que ocurrió para asegurarnos que está todo realmente bien!
Entretanto, precisamos usar el sentido común al oír los mensajes de nuestro cuerpo. Pues muchas veces el miedo ya se instaló en el hace tanto tiempo que desconfiamos hasta de lo que es confiable.
Es como dice Carmem Renée Berry en su libro Memoria Corporal (Ed. Nova Era): “El miedo es un sentimiento que muchos de nosotros traemos oculto en nuestros cuerpos. Por eso, cuando nos vemos delante de la posibilidad de ser físicamente tocados, podemos tener una sensación mal definida de peligro. En general, el miedo se oculta en los músculos en forma de recuerdo de un trauma pasado, pudiendo ser transferido para los brazos, piernas, tórax, cuello, dedos, pies u otras partes del cuerpo. A veces, tenemos miedo de la propia experiencia del contacto físico, desconfiando de cualquier persona que venga en nuestra dirección. Mientras que algunos tienen los sentimientos bloqueados, otros tienen miedo de ser envueltos por la emoción. El contacto físico puede asumir un significado mágico, dando la impresión de tener más poder del que realmente tiene”.
Siempre es mejor respetar nuestros límites y de a poco ir ampliando nuevas posibilidades. Si ser tocados nos lleva a algún tipo de tensión, podemos comenzar por auto-masajear los pies antes de dormir y al despertar. Debemos masajear la barriga y las manos siempre que recordemos! Cuando prestamos más atención a nuestro cuerpo, estamos aumentando la capacidad de comprender nuestros sentimientos.
La mejor manera de encontrar la verdad consiste en confiar plenamente en nuestros sentimientos, y ponerlos en acción para evaluar sus dimensiones frente a la realidad. Es preciso entrenar la capacidad de confiar en nuestra intuición – creer en lo que sentimos aún que, por la lógica, no tenga sentido.
A veces, nuestro cuerpo dice que paremos mientras que nuestra mente nos dice que actuemos. Es mejor seguir los mensajes del cuerpo. El cuerpo no miente, su lenguaje intuitivo es directo. La mente lógica puede dar muchas vueltas y engañarnos si estuviera encasillada en una única visión de la realidad.
Deepak Chopra también comparte la idea de que nuestro corazón es intuitivo porque está conectado al computador cósmico, al campo de la potencialidad pura. Él escribe en su libro Las Siete Leyes Espirituales (Ed. Best Seller): “A veces hasta puede parecer irracional, pero el corazón tiene una capacidad más aguzada y mucho más precisa para procesar datos que cualquier otra cosa que exista en los límites del pensamiento racional”. Inclusive él nos enseña como aprender a sentir el cuerpo para saber si estamos tomando una decisión correcta: “Hay un mecanismo muy interesante en el universo para ayudarnos a hacer elecciones espontáneamente correctas. Ese mecanismo se relaciona con las sensaciones físicas. Nuestro cuerpo conoce dos tipos de sensaciones: una es la del confort; y la otra es la de la incomodidad. Inmediatamente antes de hacer una elección conciente, observe su cuerpo mientras se hace esta pregunta: 'Si yo escogiera eso, que sucedería’? Si su cuerpo envía un mensaje de confort, es la elección cierta. Si su cuerpo envía un mensaje de incomodidad, la elección no es la adecuada. Para algunos, el mensaje de confort e incomodidad se da en la región del plexo solar. Para la mayoría, mientras, se manifiesta en el área del corazón. Concientemente, preste atención a esa área del corazón y pregúntele a él que hacer. Después espere una respuesta física, en forma de sensación, aunque sea ésta muy leve. Lo importante es que está ahí, en su cuerpo”.
Precisamos aprender a mantener la calma para recibir las informaciones del cuerpo. La impaciencia nos ciega. Para ver con claridad, precisamos aquietar la agitación mental.
La calma surge del autocontrol, de la auto-confianza y de la claridad mental. Por lo tanto, ella es el resultado de la suma de cualidades internas que precisan ser cultivadas.
Al familiarizarnos con los mensajes de nuestro cuerpo, tendremos la capacidad de usar este eficiente instrumento de evaluación. Por lo tanto, ahora solo nos falta comenzar a entrenar: esté atento a las señales de su cuerpo e intente escucharlo - “Que es lo que él me está queriendo decir”? Usted puede sorprenderse con la precisión y rapidez de su respuesta!
Bel Cesar é psicóloga, pratica a psicoterapia sob a perspectiva do Budismo Tibetano desde 1990. Dedica-se ao tratamento do estresse traumático com os métodos de S.E.® - Somatic Experiencing (Experiência Somática) e de EMDR (Dessensibilização e Reprocessamento através de Movimentos Oculares). Desde 1991, dedica-se ao acompanhamento daqueles que enfrentam a morte. É também autora dos livros `Viagem Interior ao Tibete´ e `Morrer não se improvisa´, `O livro das Emoções´, `Mania de Sofrer´, `O sutil desequilíbrio do estresse´ em parceria com o psiquiatra Dr. Sergio Klepacz e `O Grande Amor - um objetivo de vida´ em parceria com Lama Michel Rinpoche. Todos editados pela Editora Gaia. Email: [email protected] Visite o Site do Autor