En este texto, vamos a dar continuidad al estudio sobre los 12 Hilos de Interdependencia - enseñanzas budistas que nos incentivan a romper el hábito de sufrir por medio de la conciencia de la conexión kármica existente entre causas y efectos.
Los 12 Hilos Interdependientes pueden tanto ser vistos como los estados de aprendizaje del ciclo interminable de vida y muerte de los seres humanos, tanto como la dinámica de vida y muerte de los propios estados mentales. Para facilitar nuestra comprensión, nos enfocaremos en la manera como estos hilos forman nuestra cadena de pensamientos.
La conciencia relativa es el tercero de los 12 hilos de Interdependencia. La ignorancia es la primera argolla de la cadena de padrones que nos mantienen presos al sufrimiento. Ella está atada a la segunda argolla, el condicionamiento, que a su vez está conectado a la conciencia relativa: la inquietud mental resultante de las formas-pensamiento contaminadas por la ignorancia adquirida en el primer hilo.
La conciencia relativa es simbolizada en el tercer hilo por el dibujo de un mono que salta de rama en rama. Así como explica Lama Gangchen Rinpoche en su libro Autocura Tantrica III (Ed. Gaia): “El resultado de la causa y condición del surgimiento interdependiente negativo de las acciones proyectadas es nuestra conciencia-mono surgida inter-dependientemente, que se mueve ininterrumpidamente para arriba y para abajo del árbol del samsara, sin conseguir quedarse quieta ni por un momento. Nuestro flujo de conciencia y de energía de vida está siempre inestable, siempre moviéndose en medio de la oscuridad y la luz de los reinos inferiores y superiores. Nuestra conciencia surgida inter-dependientemente hace que las sombras de nuestro apego y rabia egoístas se desenvuelvan y crezcan: la autodestrucción - lo opuesto de la auto-cura”.
La mente inquieta, movida por el condicionamiento del apego y de la rabia, busca entonces, frenéticamente, por equilibrio.
Cierta vez Lama Gangchen dijo en sus enseñanzas: “Nuestra mente es como una bolita suelta en el aire, al más leve toque ella se agita y se mueve sin parar. Meditar es enseñar a nuestra mente a mantenerse estable en el aire”. Aunque, este es un largo camino. Por medio de la meditación podemos aprender a estabilizar nuestra mente, esto es, experimentar las cosas directamente como son, en el momento presente.
Mientras que, nuestra mente condicionada en general está agitada, recordando el pasado y preocupándose con el futuro. En la meditación, como una manera de auto-conocimiento profundo, entrenamos nuestra mente a regresar al momento presente. Pues es necesario desacelerar la mente para observarla mejor. De esta forma, al paso que soltamos gradualmente los padrones de pensamientos repetitivos, podremos recuperar el equilibrio interno y nos tornamos cada vez más próximos del flujo natural de nuestra mente, no contaminada por el apego o por la rabia.
A pesar de asociar la palabra conciencia a un estado de claridad mental, la denominación conciencia relativa para el tercero Hilo de Interdependencia indica un bajo nivel de elaboración mental, pues él se refiere a la dinámica del movimiento de nuestra mente y no al contenido que ella revela. Así como esclarece Heloisa Gioia en su libro Un camino Iluminado (Editorial Cone Sul): “El nivel de Conciencia en este hilo de la cadena inter dependiente es el mismo nivel de Conciencia que tiene el salto del mono, de rama en rama, sin saber por qué y para qué. Es como nosotros, que saltamos de una situación para otra, de un interés para otro, de una pasión para otra, sin tener claridad del por qué y para qué. Es una conciencia aún parcialmente estructurada, un simple resultado de la Motivación Ignorante que la impulsó. Es la energía de base sobre la cual están nuestros pensamientos”.
Si esta energía de base fuera positiva, el resultado del impulso de nuestros pensamientos también será positivo. Lama Gangchen denomina esta energía de base positiva como Mente de Paz.
Lama Gangchen Rinpoche nos enseña: “Una mente tensa es como estar con las manos tensas: no se consigue tocar nada. Por eso, precisamos decidirnos por no cultivar una mente limitada y programarnos con algo mucho más fructífero. Es sólo cuestión de no seguir las emociones negativas, de aceptar la paz y seguirla. Después de tener paz, todo viene automáticamente de modo positivo. Así, es posible crear la inter-dependencia positiva. Si usted quiere dejar a su enamorado feliz, esté interiormente bien, porque así se crean condiciones de armonía para la relación. Nuestra inquietud aparta al otro”. De hecho, la inquietud interna nos aparta hasta de nosotros mismos: dejándonos deprimidos. La falta de concentración indica que estamos sufriendo la caída de producción de un neurotransmisor, la dopamina.
La dopamina orienta la atención y produce una sensación de expectativa placentera. Ella actúa directamente sobre las neuronas responsables de la memoria del trabajo. Stefan Klein explica en La Fórmula de la Felicidad (Ed. Sextante): “En la opinión de algunos científicos, una de las principales funciones de esa sustancia es hacer que el cerebro sapa distinguir entre informaciones importantes y ruidos, definidos como estímulos que no contienen datos relevantes para nosotros. Es posible que el acto de la concentración esté asociado a un lubrificante del intelecto. Sobre su influencia reaccionamos y pensamos con más rapidez. Además de eso, hacemos asociaciones con más facilidad, y las ideas nos surgen a borbotones, pues el cerebro es capaz de procesar las informaciones con más eficiencia. Eso explicaría lo aparentemente paradójico que de una concentración intensa y un máximo de esfuerzo mental se produzcan simultáneamente sentimientos agradables”. Por lo tanto, lo que nos desgasta no es el esfuerzo mental en sí, si no el tener una dinámica mental desordenada y confusa.
Mientras, si quisiéramos evolucionar internamente no basta encontrar actividades mentales que organicen nuestra mente. Precisamos desenvolver también un buen corazón.
Los maestros budistas nos enseñan a aprender la diferencia entre la mente-corazón y la mente pensante. La mente pensante está siempre insatisfecha, mientras que la mente-corazón se manifiesta siempre tranquila. Cuando accedemos a la mente-corazón vemos todo con claridad. Pues ella es el flujo natural de nuestra energía de base positiva, la mente de paz.
De paso que relajamos en nuestra calidad de base energética positiva, conseguimos poco a poco romper el hábito de atacar o de ofender, sea a nosotros mismos o a los otros. Una vez menos reactivos, nos tornamos más suaves. La suavidad es una cualidad inherente a esa energía de base pura: ella indica que finalmente accedemos a la mente-corazón.
Bel Cesar é psicóloga, pratica a psicoterapia sob a perspectiva do Budismo Tibetano desde 1990. Dedica-se ao tratamento do estresse traumático com os métodos de S.E.® - Somatic Experiencing (Experiência Somática) e de EMDR (Dessensibilização e Reprocessamento através de Movimentos Oculares). Desde 1991, dedica-se ao acompanhamento daqueles que enfrentam a morte. É também autora dos livros `Viagem Interior ao Tibete´ e `Morrer não se improvisa´, `O livro das Emoções´, `Mania de Sofrer´, `O sutil desequilíbrio do estresse´ em parceria com o psiquiatra Dr. Sergio Klepacz e `O Grande Amor - um objetivo de vida´ em parceria com Lama Michel Rinpoche. Todos editados pela Editora Gaia. Email: [email protected] Visite o Site do Autor
Publicado por Bel Cesar
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