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Que rayos ellos saben?

Publicado por Izabel Telles em STUM WORLD

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Traducido por Melissa Park - [email protected]

Recuerdo bien la época. Era mediado de 1986 y yo vivía en Portugal. Más específicamente en Sintra, alrededores de Lisboa. Vivía allá con mis tres hijos y puedo decir que era un gran privilegio despertar mirando el mar frío y translúcido lamer las arenas de la Playa de las Maçãs. Sintiendo en la imaginación el aroma de los peces grillados en las planchas de la excelente cocina del Restaurante Neptuno, que queda bien cerca del mar y donde almorzábamos los domingos, todos juntos, viviendo intensamente el amor y la felicidad de tener una familia armoniosa.

Claro que vivir en Portugal no me dio sólo este privilegio. Tuve muchos otros. Como aprender a ser modesta, respetar las diferencias, aprender a honrar la tradición y mucho más. Y, por encima de todo, aprendí a frenar los impulsos inflados de mi ego.
Portugal, en aquellos días, vivía la efervescencia de un nuevo estilo arquitectónico que tomaba cuenta de la ciudad; edificios, muy modernos y atrevidos, decoraban lo alto de las colinas suaves de Lisboa. Imagine lo que era eso para aquel escenario que hacia centenas de años que no era modificado radicalmente?
Un ejemplo del nuevo estilo sobrepasaba al Shopping Amoreiras, en Campo de Ourique: dos torres en tonos pasteles que más recuerdan a un castillo de hadas en una versión contemporánea.
Yo trabajaba en lo alto de una de estas torres y - todos los días - veía a Lisboa despertar y dormir como un bello ángel azul, sabio y antiguo.
Lo nuevo estaba causando mucha polémica en el país, especialmente en Lisboa, donde el avanzado estilo (para la época) estaba caminando a pasos largos.
Una noche, queriendo escuchar con atención la opinión del sabio filósofo portugués Agostinho da Silva sobre la revolución arquitectónica que estábamos observando, él dijo (con otras palabras que ya no sabré reproducir fielmente):

“Lo importante no es el estilo. Lo fundamental es que la arquitectura está siendo discutida por todas las personas. Es la conversación de mesa en el bar, de los intelectuales, de los estudiantes, de todo el pueblo. Y eso es lo que importa”.

Cuánto aprendí en aquel momento!
Volvamos al aquí y ahora, en el mundo de este 2005 que ya culmina.
Día 18 de noviembre el cine Bristol, en San Pablo, se inició la exhibición del film “Quien Somos Nosotros”, que en ingles se llama “What the bleep do que know”? Que, traducido, vendría a ser más o menos así: “Al final, que rayos sabemos”?
La semana anterior una revista semanal derribó el film y un periódico de gran circulación hizo lo mismo.

Después de leer las críticas, recordé inmediatamente al fallecido filósofo y sabio portugués, preguntándome por que algunos órganos de la prensa están fijados en destruir cualquier tipo de herramienta que pueda abrir la cabeza de los brasileros para una visión nueva de este encuentro entre ciencia y espiritualidad?
No voy a intentar venderle el film, mi querido lector, mi querida lectora. No es de eso que se trata. Usted irá a verla si quiere, se entiende que este film va a colocar en su memoria algunas informaciones nuevas que usted podrá complementar a través de estudios, conversaciones, discursos, más información.
Y después de conocer todos los lados del asunto estará entonces apto(a) para escoger que información final quiere archivar en su cerebro.
Si voy, a intentar alertarlo para que no crea en las críticas de algunos profesionales que insisten en transformar el periodismo en un área de manifestación de sus sentimientos personales. Periodismo no es eso. Periodismo es el arte de informar los hechos de manera clara y objetiva y dejar que el lector decida lo que va hacer, pensar, creer, modificar, delante de los hechos.
Por lo tanto, con las bendiciones que ahora pido al gran filósofo portugués Agostinho da Silva sólo quería dejar aquí registrado, que me parece muy bueno que la mecánica cuántica, las emociones, las redes neurológicas, las hormonas, las dependencias emocionales, los sentimientos, el valor del acto de rezar y tener fe, la bondad, la compasión y la verdad sean parte del cotidiano de las personas en sus conversaciones, sea cual sea el escenario en que ellas se desarrollen. Lo importante no es el film en si. Es traer para la boca de la escena la discusión sobre los temas que él aborda.

Recibí un e-mail con este texto de la amiga Isabela analizando también este film sobre la óptica Budista. Como se trata de algo primoroso, quiero abrir para ella este espacio del Site.
Izabel Telles


*****

Una Perspectiva Budista sobre el Film:

Es Posible Salir del Sufrimiento, o…
Una Poesía del Espacio


Estamos inmersos en nuestro propio sufrimiento. Ante cada evento que consideramos desagradable reaccionamos con desarmonía, con más desagrado y así generamos más sufrimiento. A ese círculo vicioso y condicionado el budismo lo denomina "Samsara".

El film “Quienes Somos” ("Quem Somos Nós?") (Documental con declaraciones de científicos que hacen un puente entre la espiritualidad y la ciencia) actualmente en la cartelera de la ciudad, nos dice que en el nivel subatómico, la esencia de cualquier fenómeno físico es el espacio. El espacio de las posibilidades, de las cuales la realidad que cada uno vive es sólo una entre infinitas otras posibles. Por que entonces insistimos en los mismos caminos?

Creamos desde que nacemos, o si hablamos de una perspectiva budista, desde un tiempo sin inicio, marcas en nuestro continuum mental; las semillas de las situaciones que hoy experimentamos. El film nos habla de que: lo que no existe en el cerebro, con una matriz previamente instalada, simplemente no es percibido; no existe para aquella mente. De hecho, el film nos dice que tenemos acceso en cada momento a 4 billones de bits de información, de los cuales llegan a la conciencia apenas 2.000 bits. O sea, lo que percibimos de la realidad es condicionado y previamente filtrado, de acuerdo con nuestros programas pre-instalados. El budismo los llamaría programas ya instalados de las marcas mentales, o las impresiones que ya tenemos gravadas en nuestro continum mental (podríamos llamarlo disco rígido) y que condicionan lo que percibimos de la realidad. Del punto de vista científico, la mente es identificada con el cerebro, mientras que del punto de vista budista la mente no se resume a su base química, es considerada desde un punto de vista más sutil, pues una vez que termina la realidad física (cuando el cuerpo muere) la mente continúa existiendo. Mientras que, ambos concuerdan absolutamente que el mundo interno es más poderoso que el externo, pues es él quien determina/ filtra lo que usted percibirá del mundo externo.Así, vamos creando una tela de sinopsis, de respuestas para las situaciones que se nos presentan, que se constituyen en las ligaciones entre neuronas que, si fueran frecuentemente repetidas, irán a generar lo que en el film es llamado como "relación de larga duración entre las neuronas". Así, generamos condicionamientos, las marcas mentales para el budismo, respuestas habituales con las cuales nos identificamos, pensando que eso es lo que somos. Cada vez que reaccionamos de una forma conocida (habitual) reafirmamos - recreamos - los caminos sinápticos por los cuales pasa la percepción de la realidad en nuestro cerebro. Como un sendero que cuánto más es utilizado comienza a ser un camino, hasta que se transforma en una carretera, así funcionan nuestras respuestas bioquímicas delante de las situaciones; así establecemos las creencias de lo que es la realidad para nosotros: por hacer siempre las mismas asociaciones de neuronas. Pero piense: neuronas son "sueltas". Entre ellas está el espacio, el espacio de las infinitas posibilidades; somos nosotros que recreamos las ligaciones, rehaciendo las mismas sinopsis, y así haciendo siempre el mismo camino de percepción de la realidad.
Otro punto importante que el film nos trae es aquel de que la emoción y reacción química son dos lados de una misma moneda. Nuestras emociones generan descargas químicas que llegan a las células a través de los receptores celulares, y esas reacciones químicas envician tanto como cualquier droga. Así viciamos nuestras emociones (sean ellas cuales fueran).
Como dice Ruth Toledo Altschuler: "Nuestra biografía se convierte en nuestro registro biológico".

Cualquier trabajo de transformación personal se propone abrir nuevos caminos, visiones, percepciones, aptitudes, en última instancia, nuevas relaciones entre las neuronas cerebrales y entre éstas y los receptores celulares. Pero, para eso precisamos generar una energía para el cambio. Lama Gangchen Rinpoche nos dice que: "Es preciso tener experiencias positivas para querer repetirlas". Es preciso recordar a través de nuestro espejo de sabiduría que somos una energía pura y bella y que, aunque nuestros condicionamientos nos muestren un camino "derrotado”, hay otras posibilidades. Yo no soy mi inseguridad, no soy mi miedo a los demás, no soy mi sensación de rechazo, pero estas son las marcas que acuñe, que gravé en el disco de mi continum mental. Precisamos actualizar la percepción de nosotros mismos, no contarnos la misma historia todo el tiempo.

Nuestras reacciones emocionales refuerzan nuestras creencias al respecto de nosotros mismos. El espacio es la no reacción.
Del espacio, brotan las situaciones que vivimos.
A partir del espacio, por la calidad de la intención, las cosas ganan fuerza y forma. El espacio de las posibilidades de la realidad subatómica es aquel en que la intención plasma la realidad fenómeno.

El espacio es la des-construcción de la dependencia químico-emocional generada por nuestros condicionamientos. Des-construir es primero sentir en la piel el dolor de la cadena del condicionamiento, el dolor de nuestro samsara personal, donde percibimos como ratas corroyendo en el carrusel de nuestras reacciones habituales. Así, en principio, parecemos colapsar, pues pasamos a ver las amarras. Todas las amarras. Una manera de des-construir aquello a lo que llamamos realidad es atenernos a las sensaciones de la situación y no "irnos lejos" enmarañándonos en las antiguas sinopsis de los nombres, juzgamientos, rótulos, o preconceptos que damos a las situaciones. Recuerdo a una practicante budista que, pasando por una enfermedad, me dijo: si yo pienso en el nombre que la enfermedad tiene, me siento mucho peor. Cuando consigo dejar el nombre de lado y me centro sólo en las sensaciones, de momento a momento, y de día en día, todo parece más suave; de hecho, no estoy sintiendo dolor.

El film nos apunta la dirección del camino de la transformación: precisamos soportar la retirada química de nuestras adicciones (nuestra proyección de la realidad!) - el síndrome de abstinencia al vicio de nuestras reacciones emocionales/químicas; de la historia que nos contamos de lo que es la realidad - y arriesgar un paso al frente y otro, de momento a momento, no respondiendo al impulso gravado que surge como "un pensamiento natural". En el fondo, todo se resume a resistir la tentación de creer que lo que vivimos es "La" Realidad, que las cosas "son así". "La" Realidad no existe. Sobre todo, debemos concentrarnos en la intención de todo lo que hacemos y dirigirla positivamente. La mente crea la realidad.

Precisamos vernos como los co-creadores de esto que llamamos realidad. Del espacio, brotan las cosas que vivimos. A partir del espacio, por la calidad de la intención, las cosas ganan fuerza y forma. La mente crea la realidad.
Como dice en una oración budista tibetana:
"Gentil Lama, Señor que emana y re absorbe un océano de infinitos mandalas, a sus pies yo pido”.
La mente de cristal, libre de las propias adicciones y no contaminada, como en una respiración, crea un océano de infinitos mandalas y los re absorbe; la realidad se construye y se des-construye de momento en momento generando y re absorbiendo éstos infinitos mandalas. Por que precisamos quedar fijos en esta realidad condicionada y tediosa, si tenemos en todo instante el espacio - sea él el espacio subatómico de la ciencia o el de nuestra mente de cristal puro, como nos propone el budismo?

"Quienes Somos Nosotros" es un llamado de responsabilidad por lo que creamos en nuestra vida.

Isabela Bisconcini
24, Noviembre de 2005.

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Sobre o autor
izabel
Izabel Telles é terapeuta holística e sensitiva formada pelo American Institute for Mental Imagery de Nova Iorque. Tem três livros publicados: "O outro lado da alma", pela Axis Mundi, "Feche os olhos e veja" e "O livro das transformações" pela Editora Agora.
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