Cuando escucho a alguien comentar: “Lo que es bueno dura poco” recuerdo una vivencia que tuve, en 1989, durante una peregrinación con Lama Gangchen Rinpoche por la India. Durante dos meses visitamos lugares sagrados donde Buddha había estado hace casi dos mil años: su local de nacimiento, donde recibió la iluminación y falleció.
En aquella época, los viajes con Lama Gangchen Rinpoche eran en grupos pequeños. Así, tuvimos la preciosa oportunidad de disfrutar de Su compañía con la calma y el tiempo necesarios para meditar y asimilar sus enseñanzas.
Lama Gangchen Rinpoche es un maestro de acción. Él nos enseña el budismo por medio de Su ejemplo de vida. Su coraje delante de los desafíos, así como la apertura y la gentileza con que trata a las personas nos inspiran profundamente a ser perseverantes y compasivos.
Estábamos en Varanasi, una de las más antiguas ciudades del mundo, donde los peregrinos hindúes acostumbran tomar baños de purificación en las márgenes del río Ganges. Al lado de los principales portones que dan acceso al río, existen locales de cremación de donde, sentados en un barco, podemos ver, a poca distancia, los cuerpos de los muertos siendo cremados en las hogueras. Después de permanecer contemplando esta escena, de fuerte impacto para nosotros occidentales, entonamos mantras budistas y ofrecimos arreglos de flores con pequeñas velas prendidas sobre hojas que flotaban, entonces, por las aguas del río Ganges.
Tomada por la conciencia de la impermanencia, recuerdo estar aún medio “sonsa” cuando anclamos el barco y escuché a Lama Gangchen decirnos: “Síganme”. En seguida, Él salió andando presuroso. Éramos casi treinta personas intentando seguirlo por callecitas muy estrechas, llenas de personas yendo y viniendo.
Al mismo tiempo que me concentraba para seguir al grupo, estaba fascinada con TODO lo que veía a mi alrededor: los negocios, uno pegado al otro, parecían pequeños palcos de escenarios de las “1001 Noches”: exponían tantos objetos atrayentes que mis cinco sentidos inmediatamente fueron estimulados! Los colores fuertes de las túnicas de seda indiana (recuerden que hace dieciséis años estábamos en el auge de la moda indiana...), el brillo de las joyas doradas, innumerables perlas amontonadas en pequeñas vitrinas... Sin hablar del aroma de los inciensos que quemaban en cada rincón... Mientras caminaba presurosa, escuchaba a mi mente proclamar: “Yo quiero, yo quiero comprar eso, yo quiero volver aquí... y allí.
Finalmente, llegamos al local en que Rinpoche nos quería llevar: de una esquina estrecha podíamos ver el tejado de un templo hecho de oro puro. Él se paro y apenas nos dijo: “Miren ese tejado, fue hacho sólo de oro. En aquel tiempo, las personas no dudaban de la fe que tenían.” En silencio meditamos sobre la frase que Rinpoche había dicto hasta cuando Él nos dijo: “OK, ahora ustedes están libres, pueden andar por donde quieran”. Animada, no veía la hora de retornar a aquella callecita para comprar y comprar...
Pero, al retornar al local que tanto me había fascinado tuve una extraña percepción: nada me llamaba más la atención! Me quedé sorprendida con la falta de atracción que sentía por todo aquello que hacía tan poco tiempo me había atraído tanto. Entonces regresé al hotel pensativa y pregunté a Lama Gangchen porque me había ocurrido aquello. Él me responde: “En camino de ida, como usted estaba con prisa, no tuvo tiempo para dejar que la negatividad brotase en su mente. Cuando tenemos poco tiempo no hay espacio para que surja la negatividad. Pero basta enfocar nuestra atención un poco más en algo que luego ya comenzamos a encontrar defectos... Eso ocurre justamente porque estamos habituados a buscar la negatividad!”. Eso no quiere decir que la solución para ser feliz sea simplemente llevar la vida de modo rápido o superficial, pero si, que debemos aprender a observar nuestras tendencias mentales para saber corregirlas cuando fuera necesario!
Bel Cesar é psicóloga, pratica a psicoterapia sob a perspectiva do Budismo Tibetano desde 1990. Dedica-se ao tratamento do estresse traumático com os métodos de S.E.® - Somatic Experiencing (Experiência Somática) e de EMDR (Dessensibilização e Reprocessamento através de Movimentos Oculares). Desde 1991, dedica-se ao acompanhamento daqueles que enfrentam a morte. É também autora dos livros `Viagem Interior ao Tibete´ e `Morrer não se improvisa´, `O livro das Emoções´, `Mania de Sofrer´, `O sutil desequilíbrio do estresse´ em parceria com o psiquiatra Dr. Sergio Klepacz e `O Grande Amor - um objetivo de vida´ em parceria com Lama Michel Rinpoche. Todos editados pela Editora Gaia. Email: [email protected] Visite o Site do Autor