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La Evolución Según el Espiritismo

Publicado por Acid em STUM WORLD

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Traducción de Teresa - [email protected]

Basado en la apostilla del Instituto de Difusión Espírita de Juiz de Fora - MG
Allan Kardec, en toda su obra, procuró demostrar que el Espiritismo nada tiene que ver con lo maravilloso y lo sobrenatural, y no guarda relación con ningún tipo de superstición. Así, la teoría de la evolución en el Espiritismo está íntimamente vinculada con la de la ciencia. Claro está que es preciso reconocer que, en la codificación de Kardec, está supeditada a lo que se sabía en la ciencia de SU época, con todos sus fallos y prejuicios (y de ahí proceden las críticas de que Kardec era racista, y tal). Sin embargo, como postuló el propio Kardec: "Caminando a la par con el progreso, el Espiritismo jamás quedará trasnochado, porque, si nuevos descubrimientos le demostrasen estar en un error acerca de un punto cualquiera, él se modificaría en ese punto. Si una verdad nueva llega a revelarse, él la aceptará." Así, cabe a los espíritas la actualización de la doctrina a través de un continuo estudio.

Lo diferencial aquí es que, en el Espiritismo, toda la explicación de la evolución del universo, planetas y seres, se lleva a cabo conforme a la ciencia, pero posee su causa en una inteligencia (o inteligencias), durante todo el proceso. Creo que pueda ser análoga a la Teoría del Diseño Inteligente, que es distinta de la Teoría del Creacionismo y del Pastafarianismo.

La Formación de la Vida en la Tierra

Se considera que la vida en la Tierra surgió hace cerca de 2 billones de años, y, según la teoría que hoy prevalece (de Oparin y Müller), el primer ser vivo surgió de la combinación de elementos químicos presentes en la Tierra primitiva.

A fin de romper las moléculas de los gases simples de la atmósfera y reorganizar las partes en moléculas orgánicas, era preciso energía, abundante en la Tierra joven. Existía calor y vapor de agua. Las tempestades violentas venían acompañadas de relámpagos, que proveían de energía eléctrica. El Sol bombardeaba la Tierra con partículas de alta energía y luz ultravioleta. Esas condiciones han sido simuladas en laboratorio, y los científicos han demostrado que así se producen moléculas orgánicas. Entre ellas, están algunos aminoácidos, los importantes bloques de construcción de las proteínas, componentes fundamentales de la materia viva.

A continuación, en la secuencia que condujo a la vida, esos compuestos fueron llevados de la atmósfera por las lluvias y comenzaron a concentrarse en ciertas áreas del océano. Algunas moléculas orgánicas tienden a agruparse en el océano primitivo, esos agregados probablemente tomaron la forma de gotas, envueltas por fina película protectora. Esos seres se denominaron coacervados. Esas estructuras, pese a no ser vivas, tienen propiedades osmóticas y pueden unirse, formando otro coacervado más complejo. De la evolución de estos coacervados, surgen las primeras formas de vida. Los primeros seres vivos, según se cree, eran heterótrofos (buscaban el alimento fuera de ellos), habitantes de las aguas, unicelulares y con un único sentido: el tacto.

Emmanuel, a través de la mediumnidad de Chico Xavier, escribe en el libro "A Caminho da Luz" que todo ese proceso admirable no ha sido obra de la casualidad, ni resultado de fuerzas ciegas o inconsecuentes, sino las resultas de un trabajo bien elaborado de los Espíritus superiores, responsables por el destino de nuestro planeta. Emmanuel nos informa de que Jesús (Él mismo) y su falange de ingenieros, químicos y biólogos siderales, han estado presentes durante todo el tiempo, acompañando fase a fase el despertar de la vida en el planeta. Tampoco podemos desconsiderar la presencia del principio inteligente (que podríamos denominar "Dios") que, como "campo organizador de la forma", debe haber ejercido un papel preponderante en el proceso de génesis orgánica.

Emmanuel nos dice:
"Y cuando se serenaron los elementos del mundo naciente, cuando la luz del Sol besaba, en silencio, la belleza melancólica de los continentes y de los mares primitivos, Jesús reunió en las Alturas a los intérpretes divinos de su pensamiento. Se vio entonces, descender sobre la Tierra, desde las anchuras de los espacios sin límite, una nube de fuerzas cósmicas que envolvió el inmenso laboratorio en reposo. Después de algún tiempo, se podía observar la existencia de un elemento viscoso que cubría toda la Tierra. Estaban dados los primeros pasos en el camino de la vida organizada."

Este relato, obviamente de una forma romanceada, sugiere elementos de la Panspermia, teoría marginada por la ciencia hasta hace pocos años, la cual sostiene que el "detonador" de la vida en la Tierra fueron los elementos provenientes del espacio (traídos por cometas, meteoritos y nebulosas).

En las cuestiones 43, 44 y 45 de "El Libro de los Espíritus" (de 1857), la Quimiosíntesis y la Teoría de los Coacervados, de Alexander Oparin (de 1936), son prenunciadas por los Espíritus, con palabras diferentes, pero con la misma idea.

La Evolución Orgánica

Ya no se discute hoy la realidad del proceso evolutivo. La evolución de las especies es un hecho incuestionable. A través de procesos múltiples y fenómenos diversos, los primeros seres vivos, unicelulares y simples, fueron los precursores de todas las formas complejas de vida. Pero ¿cuál fue el mecanismo de esa evolución? Dos teorías, actuando conjuntamente, sin excluirse, intentan explicar la evolución:

Darwinismo: lanzado en 1859 por Charles Darwin (en el libro "El Origen de las Especies"). El Darwinismo se basa en la selección natural, o sea, los seres más aptos sobreviven, mientras que los menos aptos desaparecen.

Mutacionismo: teoría que tuvo en Hugo de Vries a su idealizador, se basa en el concepto de mutación (toda alteración en el patrimonio genético de los seres, que se transmite a las especies descendientes). Según esa teoría el surgimiento de especies nuevas sería el resultado de varias mutaciones ocurridas en las especies anteriores.

Cómo el mono se ha convertido en homínido, es hasta hoy una incógnita. Nunca hemos encontrado realmente el "eslabón perdido", la especie biológica que represente esa transición. Ya nos hemos acercado mucho, pero todavía falta "algo". Tal vacío da lugar incluso a teorías de seres alienígenas que han sido responsables por esa transición, con alteraciones in vitro y por medio de reproducción controlada inter-especies (teoría esta no del todo descabellada, si pesquisamos en las leyendas de los pueblos antiguos, como los sumerios, indígenas y asiáticos).

Pero veamos el pensamiento de Kardec, en su tiempo, con una ciencia aún fuertemente influenciada por el modelo griego en que belleza = evolución, vemos en el libro "El Génesis", de Allan Kardec, cap. 11, la "Hipótesis sobre el origen del cuerpo humano":

Bien puede darse que cuerpos de mono hayan servido de vestidura a los primeros Espíritus humanos, forzosamente poco adelantados, que llegasen a encarnar en la Tierra, siendo esa vestidura la más apropiada a sus necesidades, y más adecuada al ejercicio de sus facultades que el cuerpo de cualquier otro animal. En vez de hacer para el Espíritu un envoltorio especial, él habría encontrado uno ya listo. Se revistió entonces de la piel del mono, sin dejar de ser Espíritu humano, tal como el hombre no raramente se reviste de la piel de ciertos animales, sin dejar de ser hombre.
Ha de quedar bien entendido que aquí únicamente se trata de una hipótesis, en modo alguno puesta como principio, sino presentada apenas para demostrar que el origen del cuerpo en nada perjudica al Espíritu, que es el ser principal, y que la semejanza del cuerpo del hombre con el del mono no implica paridad entre su Espíritu y el del mono.
Admitida esa hipótesis, se puede decir que, bajo la influencia y por efecto de la actividad intelectual de su nuevo habitante, el envoltorio se modificó, embelleciéndose en las particularidades, conservando la forma general del conjunto. Mejorados los cuerpos, por la procreación, se reprodujeron en las mismas condiciones, como sucede con los árboles de injerto. Dieron origen a una especie nueva, que poco a poco se alejó del tipo primitivo, en la proporción en que progresaba el Espíritu. El Espíritu mono, que no ha sido aniquilado, continuó procreando, para su uso, cuerpos de mono, del mismo modo que el fruto del árbol silvestre reproduce árboles de esa especie; y el Espíritu humano procreó cuerpos de hombre, variantes del primer molde en que se había metido. El tronco se bifurcó: produjo una rama, que a su vez se convirtió en tronco.

El tiempo pasó, hemos aprendido cosas como ecosistema, belleza sola no pone mesa, la naturaleza no da saltos, caimanes y ornitorrincos están muy bien, gracias, nada se pierde, todo se transforma, etc. La cuestión evolucionó en el Espiritismo por manos de Chico Xavier y Emmanuel, quienes nos esclarecen que muchas de las transformaciones verificadas en los seres habían sido, anteriormente, promovidas en sus estructuras periespirituales, entre una existencia y otra (¡o sea, en el plano espiritual!). Los Espíritus constructores, bajo la supervisión de Jesús, retocaban, en veces sucesivas, las formas periespiríticas, y estas alteraciones habrían creado el campo magnético para las futuras mutaciones.

Cuenta además que los seres actuales no tenían, al principio de la vida, sus formas biológicas totalmente definidas. Múltiples experiencias, en el patrimonio genético de nuestros antepasados, coordinadas por genetistas siderales, fueron modelando aquellas formas que deberían persistir hasta los tiempos actuales. La selección natural se encargaría de hacer desaparecer las formas primitivas no aptas. O sea, una mezcla de Mutacionismo, Diseño Inteligente y Darwinismo. Interesante.

Emmanuel vuelve a decir: Extraordinarias experiencias han sido realizadas por los mensajeros de lo invisible. Las pesquisas recientes de la ciencia sobre el tipo de Neandertal, reconociendo en él una especie de hombre abestiado, y otros descubrimientos interesantes de la Paleontología en cuanto al hombre fósil, son un atestado de los experimentos biológicos de los prepósitos de Jesús, hasta que fijaron en el primate las características aproximadas del hombre futuro. Los siglos han corrido su dosel de experiencias penosas sobre la frente de esa criatura de brazos prolongados y tupida pelambre, hasta que un día las huestes de lo invisible han operado una definitiva transición en el cuerpo periespiritual preexistente de los hombres primitivos, en las regiones siderales y en ciertos intervalos de sus reencarnaciones. Surgen los primeros salvajes de complexión mejorada, tendente a la elegancia de los tiempos del porvenir.

La evolución espiritual

En cuanto al origen de los Espíritus, casi nada se sabe. Allan Kardec dice: "Desconocemos el origen y el modo de creación de los Espíritus; apenas sabemos que ellos son creados sencillos e ignorantes, es decir, sin ciencia y sin conocimiento, pero perfectibles y con igual aptitud para todo adquirir y todo conocer. En opinión de algunos filósofos espiritualistas, el principio inteligente, distinto del principio material, se individualiza y elabora, pasando por los diversos grados de la animalidad. Y ahí es donde el alma se ensaya para la vida y desarrolla, mediante el ejercicio, sus primeras facultades. Ese sería, por así decir, el período de incubación. Habría así filiación espiritual del animal para el hombre, tal como hay filiación corporal."

Hoy ya no restan dudas de que los Espíritus en su larga trayectoria, han venido recorriendo los diversos reinos de la naturaleza. El pensamiento de Léon Denis, de que "el alma duerme en la piedra, sueña en la planta, se mueve en el animal y despierta en el hombre", está plenamente incorporado al cuerpo doctrinario del Espiritismo.

André Luiz, en el libro "Mecanismos da Mediunidade" explica que "Tenemos, hoy, al Espíritu por un viajero del Cosmos, respirando en diversas franjas de evolución, condicionado en sus percepciones a la escala del progreso que haya alcanzado". Y que tal progreso, estampado en el campo mental de cada alma, va a ser condicionado por dos variantes: "el tiempo de evolución, o sea, aquello que la vida le haya dado ya, y el tiempo de esfuerzo personal en la construcción del destino, o sea, aquello que él propio haya dado ya a la vida."

En el libro "No mundo Maior" André Luiz completa su pensamiento: "No somos creaciones milagrosas, destinadas al adorno de un paraíso de cartón-piedra. Somos hijos de Dios y herederos de los siglos, conquistando valores, de experiencia en experiencia, de milenio a milenio."

Así, en el reino mineral, el principio espiritual reflejaría su presencia en las manifestaciones de las fuerzas de atracción y cohesión con que las moléculas se agrupan en característicos sistemas cristalográficos.
En el reino vegetal, mostraría mayores adquisiciones por el fenómeno de sensibilidad celular. En el reino animal, el principio inteligente sumaría nuevas adquisiciones reflejadas en los instintos. En el reino hominal, todo ese caudal de experiencias estaría ensanchado por los nuevos lastres de la concienciación, que traen consigo el razonamiento, la afectividad, la responsabilidad y otras tantas condiciones que caracterizan esta fase.

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Principio Inteligente
mineral - atracción
vegetal - sensación
animal - instinto
hominal - razón
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Reino Mineral
Se cree que antes de unirse al elemento material primitivo del planeta, (el "protoplasma", en la expresión de Emmanuel), dando comienzo a la vida en el orbe, el principio inteligente se encontraba en los cristales, completando su fase de individualización en larguísimo proceso de auto-fijación, ensayando, poco a poco, los primeros movimientos internos de organización y crecimiento volumétrico.
Hasta hoy constituye un hecho poco explicado por la ciencia académica, el que determinadas sustancias se distribuyan bajo la forma de cristales perfectamente colocados según líneas geométricas definidas, lo cual no deja de ser una organización, aunque no un organismo.
"El cristal es casi un ser viviente", dijo Gabriel Delanne. Naturalmente no se nos ocurre pensar en una inteligencia propia de la materia. No obstante, el científico Jean Emile Charon declaró que "el comportamiento de las partículas interatómicas revela vida incipiente".

Reino Vegetal y Animal
Tras adquirir la capacidad de aglutinar los diversos elementos de la materia en su peregrinación por los minerales, el principio espiritual va a iniciar otra etapa de su larga carrera evolutiva.
Se identifica con los virus, a continuación con las bacterias rudimentarias, las algas unicelulares y, sucediéndoles, las algas pluricelulares. El principio inteligente pasa entonces a vivenciar las experiencias en los vegetales más complejos, mejor estructurados, donde habrá de adquirir la capacidad de reaccionar directa o indirectamente ante cualquier cambio exterior (irritabilidad) y después la facultad de sentir, captar y registrar las alteraciones del medio que le rodea (sensación) - conquistas del principio espiritual en su recorrido por el reino vegetal.

Más tarde, se significa el ingreso de la "energía pensante" en el reino animal. El principio inteligente va a desdoblarse entre los espongiarios, los celenterados, los equinodermos y crustáceos, anfibios, reptiles, los peces y las aves, hasta llegar a los mamíferos. En este inmenso trayecto, el elemento espiritual estará enriqueciendo su estructura energética, perfeccionando su psiquismo rudimentario y asimilando los valores múltiples de la organización, de la reproducción, de la memoria, de la auto-preservación, en fin, de los diversos instintos, preparándose para la sublime conquista de la razón.

Se afirma que la conquista mayor del principio inteligente en su paso por los animales fue el instinto.

Se denominan instinto las formas de comportamiento de los organismos que no son adquiridas durante la vida, sino heredadas. Son impulsos naturales involuntarios por los cuales los seres ejecutan ciertos actos de forma mecánica, sin conocer la finalidad o el por qué de esos actos (como que el gato entierre sus heces y orina, o que determinados pájaros hagan sus nidos de cierta forma).

Sin embargo, en muchos animales, especialmente en los animales superiores (mono, perro, gato, caballo, burro y elefante), ya se identifica una inteligencia rudimentaria. Además de los actos instintivos se observan, a veces, actitudes que demandan cierto grado de perspicacia y lucidez. Sería una forma primitiva de inteligencia, relativa tan sólo a cosas que importan a la auto-preservación del animal.

André Luiz dice que en los animales superiores se observa un pensamiento discontinuo y fragmentario, a partir del cual se va a desarrollar el pensamiento continuo del reino hominal.

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Conquistas del Principio Inteligente

Atracción: capacidad de aglutinar los elementos de la materia;
Sensación: facultad de reaccionar frente a los estímulos del medio;
Instinto: actitudes espontáneas, involuntarias, reflejas, características de la especie;
Razón: conciencia que el individuo tiene de sí mismo y del medio que le rodea.
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Reino Hominal

Afirma André Luiz que, para alcanzar la edad de la razón, con el título de hombre, dotado de raciocinio y discernimiento, el ser automatizado en sus impulsos, de camino hacia el reino angélico, empleó nada menos que un billón y medio de años.

Con la conquista de la razón, aparecieron el raciocinio, la lucidez, el libre albedrío y el pensamiento continuo. Hasta entonces, el progreso tenía una orientación centrípeta, o sea, de fuera para dentro; el ser crecía por la fuerza de las cosas, ya que no tenía conciencia de su realidad, ni tampoco libertad de elección. Al entrar en el reino hominal, el principio inteligente - ahora sí, Espíritu - está apto para dirigir su vida, para conquistar sus valores a través del esfuerzo propio, para iniciar una evolución de orientación centrífuga (de dentro para fuera).

Pero la conquista de la inteligencia es apenas el primer paso que el Espíritu va a dar en su estancia en el reino hominal. Ahora deberá iniciarse en la esforzada lucha para conquistar los valores superiores del alma: la responsabilidad, la sensibilidad, la sublimación de las emociones, en fin, todos los condicionamientos que permitirán al Espíritu elevarse hasta la comunidad de los Seres Angélicos.

Bibliografía:
Evolução em Dois Mundos - André Luiz/Chico Xavier - Waldo Vieira
No Mundo Maior - Cap. IV - André Luiz/Chico Xavier
Mecanismos da Mediunidade - André Luiz/Chico Xavier
Morte Vida Renascimento - Hernani Guimarães Andrade
Impulsos Criativos da Evolução - Jorge Andréa
A Caminho da Luz - Emmanuel/Chico Xavier
Evolução Anímica - Gabriel Delanne
Biologia - Helena Curtis


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