Todos nosotros ya cometemos una falla cuando queremos o esperamos que las personas interpreten adecuadamente un acto –digamos, conforme nuestra voluntad y deseo y el resultado es el contrario de lo que se desearía:
- Pero cómo, fulano no vio que era así? Pasó en su cara... Solo un ciego no ve...
Y no lo ve.
Se trata de la capacidad individual de cada ser humano de interpretar el mismo escenario. Cada uno de nosotros tiene su verdad que está vinculada a los valores de vida en los cuales se cree. Son producto de un medio; el medio en que se haya, y su gusto, también creo. Lo que el medio cree y me es confortable creer, también creo. No hay cuestionamiento.
Por tanto, una de las palabras cuyo sentido no puede ser generalizado es INTERPRETACIÓN. O, mejor explicando aún, el sentido del acto de interpretar: Interpretar la acción.
Hace años, muchos, una señora, dueña de un pequeño mercado, poseía mucho maní y melado en stock. Quería hacer algo con el exceso de estos productos que tenía. Venderlos simplemente como materia prima, resultaría en poca ganancia. Una promoción para vender más solo alteraría el precio para abajo y disminuiría aún más el resultado.
Surgió la idea de crear un nuevo producto. Calentó el melado, tostó el maní, dosificó y mezcló. Generó un dulce que luego fue apreciado por las personas. El éxito se repetía con cada receta producida.
La señora siempre colocaba los dulces en su ventana para lograr que se enfríen más rápidamente. Un día un niño que jugaba en la calle, astutamente se aproximó a la ventana, tomó uno de los dulces expuestos y salió corriendo.
Ella lo vio y gritó:
- Pide, negrito! (pede moleque en portugués)
Su indignación estaba en el hecho de haberse llevado un dulce sin pedirlo. Pide negrito, que yo te doy, fue lo que ella literalmente quiso decir.
Al día siguiente una señora que había visto todo lo que había pasado llegó hasta ella, en el mercado y dice:
- La señora me vende uno de aquellos Pies de Negrito?
Así es la vida.
Una de las señoras quería ser respetada y exigía que el negrito pidiese un dulce, que ella le daría con satisfacción. La otra creyó que el nombre del dulce seria este que usted conoce hasta el día de hoy: Pié de Negrito.
Se tratase, por lo tanto, de un gran engaño creer que una regla, una vez escrita, será interpretada correcta e igualmente por quien la conoce. Cada uno ve, asimila y acepta lo que está preparado para aceptar. No resuelve, de este modo, leer libros, conocer tratados, escritos, si nuestra cabeza no está preparada para asimilar lo que leemos.
Es verdadero decir que no podemos esperar demás de las personas porque cada uno da lo que tiene.
Saber interpretar una acción, antes de ser una actitud benéfica para el ser humano, es una inequívoca demostración de sabiduría.
Saul Brandalise Jr. é colaborador do Site, autor do livro: O Despertar da Consciência da editora Theus, onde mostra através das narrativas de suas experiências como extrair lições de vida e entusiasmo de cada obstáculo que se encontra ao longo de uma vida. Email: [email protected] Visite o Site do Autor